02_No. 2 (1 enero 1863), p. 37-49 |
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arriba se desarrollaban progresivamente? Nada de eso ; pues tan luego como volvemos á meter el animal en el agua, continúa paseándose , comiendo y desempenando todas las funciones de la vida , como si nada le hubiera sucedido. Qué fortaleza tiene 1 Ya que no la hemos podido matar así , acabemos de una vez con ella cortándole la cabeza. A fé nuestra! el milagro de San Dionisio no hace efecto, pues mirad á nuestra salamandra que se pasea sosegadamente sin cabeza por el agua del estanque. Solo su andar es sobre saltado y zozobroso ; pues se vé que teme tropezar con su herida en los cuerpos que la rodean ; y para evitar los gol pes dolorosos, tiene cuidado de ir poquito á poco, y de an dar á tientas con sus patas delanteras. Siempre que tiene necesidad de resollar, sube á la superficie del agua, y pre senta el aire su munon de pescuezo, idénticamente lo mis mo que el animal entero que viene á presentar el hocico. El ambiente penetra en los pulmones por el agujero de la tráquea, y el animal se vuelve al fondo; ?pero cómo come? Esto es lo que nos veríamos muy apurados en deciros. Pro bablemente las partecillas de materias orgánicas, disemina das en las aguas, penetran en el estómago por el agujero del pescuezo. Lo cierto es que vive perfectamente en este estado y que ha habido quien las ha conservado así por es pacio de mas de tres meses, y que murieron por varios acci dentes causados por la falta de cuidado, y no se sabe si se habría formado una nueva cabeza; mas este es un esperi mento fácil que podeis continuar. El animal se habitúa muy bien en una vasija de loza ó de vidrio como sea de tama no competente, y se tenga la rigurosa precaucion de mudar el agua cada dos ó tres dias. Vereis con pasmo que al cabo de poco tiempo de haberle cortado la cabeza, conocerá la va sija de memoria, en términos de no tropezar ya contra sus paredes. Por lo demás, muchos animales están dotados de una pujanza vital casi igual á la de la salamandra. Las tortugas, por ejemplo , se forman perfectamente un ojo nuevo cuan do les arrancan alguno. Nos ha sucedido vaciar completa mente la caja huesosa que forma el cráneo de una tortuga griega ( Testado grwca Lin.) , y continuar viviendo en nues tro jardin :con todos sus hábitos. Solo sus movimientos no eran tan regulares, é iba un poco mas pesada en el andar. Vivió de esta suerte por espacio de seis meses, hasta que las heladas la mataron. Cuando en una hermosa velada de estío llega á caer una suave y cálida lluvia, percibireis por el crepúsculo un en tecillo habitador de vuestro jardín, que sale de su retiro inac cesible á los rayos del día; que corre pausadamente por las hojas de las flores y de los arbustos. En el lomo lleva su ca sa de nácar, adornada de varios círculos de espirales del negro mas subido y brillante. Es ciego, mas su cabeza está armada de cuatro cuernecitos ó tentáculos de tan esquisita sensibilidad , que le advierten la cercanía de los cuerpos aun antes de tocarlos. Al menor choque, al tacto mas delicado, vuelven á entrar en sí mismos estos probadores como, los dedos de un guante, y simándose luego en la cabeza, desa parecen. La misma cabeza vuelve á entrar en su casa, y no se percibe del animal mas que la concha. Ya reconoceis la limaza de librea 6 caracolito de los árboles (11elix nemora:is , Lin.) , con que habeis jugado tantas veces en vuestra ni nez. Este viviente tan mínimo en apariencia, goza no obs tante de una potestad asombrosa de reproduccion. Elijamos el instante en que, caminando sin zozobra, alar ga hacia adelante los cuatros tentáculos, y cortémosle la cabeza con un bisturí 6 con una navaja de afeitar. El do lor le hace al momento retirar en su casa lo restante del 37 cuerpo , del que se desprende un• licor baboso y pegajoso, Este licor se seca el aire , pegando con bastante solidez las orillas de la concha á la superficie del cuerpo en que lo ha yais colocado. Si en tal estado depositais el animal en un paraje que esté al abrigo de la intemperie y sobre todo de los rayos desecantes del sol , quedará allá en tan perfecta inmovilidad durante quince 6 veinte dias , que parecerá muerto. ?Qué misterio pasa en aquella concha herméticamente cerrada que burla las desaladas y curiosas miradas del obser vador? No lo sabemos; mas el resultado nos manifestará uno de los fenómenos mas estraordinarios de la naturaleza , y podreis hacer los mas profundos raciocinios acerca de las impenetrables miras de la Providencia, que otorga á la mas miserable de las criaturas, á una vil limaza que se arrastra por el cieno, una potencia de facultad milagrosa , un favor inaudito que ha negado á todos los animales mas perfectos, hasta al hombre, que es la entidad descollante de la crea cion. Cumplido el plazo queda obrado el milagro; pues ve reis la concha que empieza á levantarse por un movimiento imperceptible; de varios puntos brotan chorrillos de un li cor claro que desencola la limaza del cuerpo á que estaba pegada. Mirad al viviente que levanta la concha, y se le vé salir con una cabeza nueva, armada de sus cuatro tentácu los , provista de sus lábios , de sus quijadas, y en una pala bra, tan grande y completa como aquella de que le privás teis. Cuando se recapacita la importancia del órgano. corta do , es preciso admirar tal maravilla, y quedar atónito por toda la vida; porque no hay materia que dé mayor cam po á la eavilacion. Ofrece tambien la limaza en su constitu cion una rareza no menos peregrina, y es la de ser ála vez macho y hembra como una flor hermafrodita. Ahora os trasladamos á las orillas arenosas del Océano. No os haremos notar aquel horizonte que parece inmenso, aunque esté limitado á dos 6 tres leguas, aquel azulado cielo que se amolda con el verde oscuro de las aguas, aquellos bu ques que aumentan dedimensiones conforme se van acercan do y que parecen salir poco á poco del seno del mar, en fin aquel espectáculo tantas veces descrito por los poetas ; sino que, bajo vuestros piés, en aquel arenal cascajoso que las aguas acaban de abandonar., quiero hueros admirar un dra ma del gusto mas nuevo. Sentémonos sobre esta pena sin hacer el menor ruido. Acaba de quedar en seco una ostra ; atónita y alegre por el nuevo elemento que la acaricia y le trae un temple ha lagüeno, despega las pechinas de su concha para empapar se todo el cuerpo en él ; mas un salteador, emboscado en aquellas cercanías, la acecha escondido detrás de una pie dra , y se le arrirna caminando de lado y sesgando, sin apar tar los ojos de su víctima. Su cuerpo está armado de una espesa y dura coraza de mezclilla verdosa ; camina sobre ocho piés largos y ájiles , y lleva delante dos unas fuertes y amenazadoras ; es la langosta de mar comun ( Cancer mw nas , Lin.) de los naturalistas. Arrójase sobre su presa ; mas avisada la ostra del peligro, cierra al momento sus dos pe chinas , y feliz la voraz langosta si no deja en ellas una ó dos de sus velludas patas. Dá vueltas un instante en derre dor de su presa, que ,'encerrada en su inespugnable forta leza , desprecia á mansalva sus.miras siniestras, y retirán dose ,a1 fin, cree la ostra poder volver á abrir sin peligro su casa ; mas su enemigo se vuelve á arrimar poquito á poco sin hacer el mas mínimo ruido y lleva en una una una pie drecita que ha recojido en la arena : tiene la mana de co locarla ejecutivamente en la concha del marisco , y cuando quiere este cerrarla, no puede, y es fácil pasto del saltea-. DI 38 t< cha analogía. Se pueden cortar en varios trozos, y todos formarán en breve otros tantos vivientes cabales. En las lentejas de agua que nadan en la superficie de este charco , os vamos á ensenar el ente mas estraordinario que la naturaleza haya producido en la clase de los animales ; este viviente es la hidra verde (Hydra viridis Cuy.). Su cuerpo es cónico y se asemeja á un tintero de hasta verde. La abertura de este tintero es la boca , cuyas orillas están guarnecidas de hilachas que le sirven de probadores 6 ten táculos. Con organizacion tan sencilla , desempena este pólipo todas las funciones de la animalidad; nada , se arras tra, y aun camina fijando alternativamente sus dos estre mos como las sanguijuelas ó las orugas agrimensoras ; tre mola sus ensayadores, valiéndose de ellos para cojér su pre sa, que traga y digiere á ojos vistos en el saquillo de su cuerpo trasparente. Carece de ojos; mas con todo es fácil percibir que le encarna la luz porque la busca. Tomemos uno de estos vivientes y depositémoslo en una vasija de vi drio llena de agua, que tendremos cuidado de renovar de cuando en cuando, y le conservaremos para repetir Con él alguno de los numerosos esperimentos que han hecho va rios naturalistas, Al cabo de algunos dias vemos despuntar en el cuerpo de nuestro pólipo , acá y acullá , pequenas vejetaciones que pronto le forman corno ramas: son hijos que empiezan á nacer. Esperemos algunos días mas, y se desasirán de su madre como para tomar una existencia separada ! Tomemos uno de nuestros pólipos y cortémosle en cinco ó seis pedazos, y cada fragmento reproducirá en breve un animal perfecto. Cortémoslo, dividámoslo en partecillas muy menudas, y todas presentarán el mismo fenómeno ; ! tan poderosa es en él la pujanza reproductiva! Procuremos volver uno de estos animales , de suerte que pongamos por la parte de fuera el interior de su cuerpo , y por la de dentro la superficie esterior , absolutamente como cuando se vuelve un guante ó una media. Este nuevo mo do de existir le es de todo punto indiferente ; pues nada , anda, come, digiere corno si no le hubiésemos hecho nada absolutamente. Mas aquí hay dos, uno grande y otro pequeno , que ba tallan por un pasto reducido á un gusanito ; el uno lo ha cojido por un estremo y el otro por el otro, y los dos lo tragan por el estremo , que tienen ; así se ván acercando poco á poco , y ya los teneis boca contra boca. ?Qué vá á suceder? una cosa muy sencilla , y es que no queriendo el pólipo pequeno desengullir la parte del gusano ya tragada , queda buenamente tragado por el otro. Pero no os incorno deis por él , porque en el estómago de su camarada hará corno Jonás , que tomaba paciencia en el vientre de la ba llena. Efectivamente , continúa pacíficamente engullendo el gusano enterito, y cuando lo ha dijerido con toda como didad, hace pedazos el estómago del pólipo grande, sale de él, y ambos están tan buenos y son.tan amigos como si na da hubiese sucedido. Vuestro jardinero ingerta á veces los árboles : veamos si podremos asimismo ingertar nuestros pólipos; para esto em plearemos un método que los horticultores llaman de arri madillo. Tornamos desde luego uno, al que hacernos con un bisturí un corte largo en toda su longitud , de suerte que lo abramos como hace una cocinera con un pichon asa do en parrillas. Hagamos la misma operacion con otro pó lipo , y apliquemos el uno contra el otro ; con dos cerdas hacernos dos costuras para mantener las partes en sus luga res, y dejaremos así ambos vivientes en su vasija por espa cio de cuarenta y ocho horas. Al cabo de este tiempo , se dor. Dispónese la langosta á devorarlo , mas saliendo del mar otro individuo, viene á disputárselo , y de ahí resulta una pelea á muerte de las mas curiosas. Al principio se acometen estos dos animales caminando de lado, y jirando el uno alrededor del otro , se hieren con las esquinas de su escudo y procuran derribarse ; luego se dan grandes golpes con sus patas delanteras y procuran cojerse con sus unas, y no se sueltan hasta que están rendidos por el cansancio 6 las heridas , y el vencido se pone en vergonzosa fuga. Nuestra langosta vencedora ha quedado duena del cam po de batalla ; pero en la refriega se medio rompió una una. Se vé que su herida es dolorosa , porque se retira titubean do á su húmedo albergue , y todo su cuerpo se abandona á un temblor convulsivo. ? Qué será de ella ? Sin duda ha de morir, pues la costra petrosa que la cubre no se vuelve nunca á curar cuando la han horadado ó rajado; en breve se introducirá la gangrena en las carnes espuestas al aire, y la pérdida del brazo enfermo acarreará la del cuerpo , si un hábil cirujano no le hace la operacion. ! Pues bien 1 ella mis ma será el cirujano, y ya empieza la faena. La langosta vol tea la pata herida con un movimiento lento , que despues aumenta progresivamente en velocidad , y en fin llega á ser una especie de aleteo muy rápido que dura uno ó dos mi nutos. La pata se desprende de golpe en su primera articu lacion con el cuerpo , y está fuera de peligro el animal. Mas ?cómo se desprendió aquella pata? No sabemos sobre el particular mas de lo que os hemos dicho, y os decimos lo que hemos visto. Lo mismo que en la salamandra, le volverá á nacer otra pata en lugar de la cercenada , pero por mucho tiempo quedará mas pequena que la otra, y por esta razon se encuentran tantas veces langostas, cabrajos y cangrejos con esta disformidad , pues toda la numerosa familia de los crus táceos goza de la pasmosa facultad de reproducir los miem bros que se les arrancan. Solo pueden vivir estos animales en las aguas vivas y corrientes, en medio de las raices , de los penascos, en los ríos y la mar. Espuestos continuamen te á ser arrastrados por las aguas , rodados por las olas, gol peados por las piedras, ó encerrados entre raices, bien pron to quedarian destruidos pedazo por pedazo , si no tuviesen esta facultad de reproduccion. Ya habeis visto animales cuyos miembros renacen como las ramas de un árbol que corta la podadera de un diestro jardinero ; pero hay con todo esto la prodigiosa diferencia de que las partes separadas del viviente han muerto para siempre, al paso que viven en los vejetales ; y para cons tituirse individuos cabales y perfectamente parecidos al que los llevaba , solo requieren estas partes arrancadas del tron co hallarse en circunstancias favorables , que se -reducen á plantarlas en la tierra y regarlas ; bien pronto echan raíces y son entonces lo que los cultivadores denominan estacas. !Animales injertos! muy raro seria esto ; sin embargo, busquemos, y puede que los hallemos alrededor de noso tros. Mirad al jardinero que, revolviendo la tierra de vues trojardin , saca tamana lombriz (Lumbricus terrestris, Lín.). Para destruir este gusarapo que cree perjudicial á sus culti vos, de un hazadonazo lo parte en dos pedazos, y luego continúa su tarea. Cree haberle dado la muerte , y no ha hecho mas que duplicar su existencia, desdoblándole la vi cia; en una palabra, de un gusano ha hecho dos. Recojed los trozos en una vasija llena de tierra húmeda, y al cabo de algunos dias vereis que se han hecho dos animales tan perfectos como el primero. Las náyades ( Nais , Lin.), har to comunes en las aguas muertas de nuestros ríos y estan ques , tienen una pujanza de reproduccion mas pasmosa que nuestras lombrices, con las que guardan por lo demás mu )5 39 K habrá operado perfectamente la soldadura ; retiraremos las dos cerdas, y de dos animales tendremos uno solo. Su for ma será la misma que la de un pólipo ordinario , con la so la diferencia que la boca y el estómago habrán aumentado considerablemente de diámetro. Ingertémoslo de otro modo. No lo hendiremos en toda su longitud , sino solo por el cimiento , y dejaremos intacta la boca. Reuniremos dos, así preparados , y los sujetaremos con una cerda. Dos días •despues , no tendremos mas que un animal , pero provisto de dos bocas para alimentar un solo estómago. Podemos ingertar así tres, cuatro y mas, uno sobre otro, para no componer mas de uno. ? Qué es pues la individualidad , el yo , el egoísmo, co mo dicen los ingleses , en la lombriz , la náyade , los póli pos y una infinidad de otros animales que los naturalistas han definido séres vivientes « que tienen el convencimien to de su existencia? » Os lo vamos á decir, pero muy quedo, porque si aquellos caballeros nos oyesen, no dejarían de pedir ausilio contra nosotros , y no estarian contentos hasta habernos sugetado bien. Ahora, he aquí lo que es : en los gusanos, las náyades, los pólipos y una porcion de otros zoófitos, no hay yo, ni egoísmo ; por lo tanto no tie nen concepto de su existencia, y• por lo mismo carecen de animalidad. Cómo ! ?.con que ya no serán animales ? — Ay! no.— Probablemente serán vejetales ?—Tam poco.— Pero sin embargo es preciso que sean algo , y toda vez que los séres vivientes son todos plantas ó animales... —Esto es lo que nos arredra, porque no somos académi cos; pero si lo fuésemos...— Y qué !— lié aquí lo que di ríamos: Para que haya animalidad, es preciso que haya egoismo y unidad de vida: solo puede haber egoísmo cuando hay un centro comun de sensaciones, y por consiguiente, nervios ; solo puede haber unidad de vida, cuando hay centro co mun de sensacion , como lo demuestra la esperiencia , por que ningun animal provisto de nervios se ingerta; toda par te separada de él muere sin volver. Así diríamos: un animal es un viviente provisto de la facultad locomotriz, que po see un centro comun de sensacion y tiene una sola vida; da ríamos á la clase consabidalin nombre cualquiera, el depo libion ( muchas vidas ), por ejemplo, ó el que querais, y di ríamos un polibion es un viviente provisto dela facultad loco motriz , que no tiene un centro comun de sensacion , que tiene una vida múltipla y el ázoe por base de su composi cion química. Este último carácter le distinguiría perfecta mente de los vegetales, cuya base química es el carbono. El ser y la vida de las plantas. por O. Mirbet. Y y último. Aquí se presenta á nuestra consideracion otro de los fe nómenos mas importantes para los progresos de la historia natural , no menos que para la perfeccion de nuestros co nocimientos acerca de la economía vegetal ; y sin embargo, este fenómeno no ha llamado hasta ahora la atencion de físico alguno. La solucion de las siguientes cuestiones nos conducirá á su conocimiento, ?Qué se hace de los vegetales que han cesado de vivir ? ? Qué se hacen sus despojos ? ? Qué se hacen por último las producciones de esos cuerpos vivos , despues de separadas desprendidas en diversos tiempos, durante el curso de su existencia ? Hé aquí nuestra respuesta. Todas esas sustancias (las materias herbáceas ó lenosas, los mucilagos , las gomas , las resinas , las materias aceito sas , salinas, etc, ), que el solo resultado de la accion de la vida ha podido producir, habiendo dejado de ser sostenidas por aquella accion , pasan sucesivamente á aumentar, ó á lo menos á equilibrar la masa de los cuerpos brutos que existe. Y como con el tiempo aquellas mismas sustancias e,sperimentan alteraciones en la combinacion y proporcion d.e sus principios , alteraciones que cambian su estado, su misma naturaleza, y por consiguiente todas sus cualidades, contribuyen al sostén de las diversas materias minerales que observamos en todas partes, donde los cuerpos vivos en abundancia ( vegetales y animales ) dejan allí sus despojos. Nadie hasta ahora habia pensado en ello ; de modo que creemos ser los primeros que hemos presentado este impor tante problema á la atencion de los filósofos naturalistas. Bien conocemos que el interés del amor propio podrá hacer que los autores que escriban acerca de los minerales no se espliquen sobre el particular; pero como todo anuncia esta marcha de la naturaleza , como todo demuestra que los mismos séres vivos componen su propia sustancia, así como las diversas materias secretorias que de la misma resultan ; y que, por último, aquellos séres dan lugar con sus despo jos á la existencia de todas las materias compuestas brutas que constituyen en el reino mineral , sin duda los observa dores imparciales y celosos por los progresos de los conoci mientos humanos, reconocerán un dia esa grande verdad y se valdrán de ella para descubrir otras. No son estos estudios donde, para establecer el impor tante fenómeno que acabamos de enunciar, debe discutirse si todos los cuerpos.brutos , todas las materias inorgánicas, que se observan en la naturaleza, han existido siempre en ella, ó han sido formadas en diferentes épocas : tampoco es aquí donde debemos examinar si la naturaleza ó los ele mentos , cuales sean , pueden por sus propias facultades unirse entre sí, y combinarse directamente en términos de formar, ora greda, ora espejuelo, ora arcilla, ora final mente vitriolo, nitro , azufre , plomo, oro, etc., etc. Hemos estudiado todas estas cuestiones, y hemos visto la inconve niencia de las opiniones que siempre han reinado sobre el particular. Aquí conviene limitarnos á las consideraciones relativas á los vegetales , y sobre todo á la de la influencia de sus despojos en el suelo que los recibe ; influencia que llega á formar y á mantener la tierra vegetal, propia para sostener la existencia de los que gozan de vida. Por todas partes donde el suelo se halla cubierto de nu merosos vegetales, y sobre todo de los que contienen gran des dimensiones, y producen abundantes y frecuentes des pojos, aquel suelo, lejos de empobrecerse, se fertiliza gradualmente, y la masa de tierra vegetal que lo compone se aumenta sin cesar. Una selva fertiliza ella misma el suelo que cubre; un grande vallado vegetante produce igual efec to. No hay necesidad de estiércoles ni de abonos para el mantenimiento de las selvas , de los bosques y de los valla dos. Los despojos ánuos de los árboles que los componen, bastan no solo para reparar las deterioraciones del suelo, causadas por la succion de las raices , sino tambien para mejorar aquel suelo y aumentar insensiblemente la masa de tierra vegetal que en el mismo se encuentra. Está bien averiguado que el suelo desnudo , el mas árido y el mas pedregoso ó el mas arenoso , si está cubierto de árboles y se plantaron en un principio especies que puedan fácilmen te vegetar en él , como los pinos, los abedules , las ha yas, etc., se trasforma poco á poco, y con el tiempo, en un suelo flojo , fértil y muy propio para la vegetacion de las demás plantas útiles. Así es que siempre que se arrancan los árboles de un terreno que por largo tiempo ha sido bosque, para trasformarlo en tierra labrantía, se logra un suelo por largo tiempo fértil , y propio para el cultivo del trigo y de otras plantas útiles, ya para nuestra economía, ya para nuestro recreo y nuestras artes. Como las tierras de labor destinadas para el cultivo de plantasy cereales, solo reciben de esos vegetales herbáceos, por lo general muy pequenos, pocos despojos ódeíritus, aque llas tierras van deteriorándose y demacrándose de continuo, si no se suple á los débiles residuos que abandonan los vege tales , por medio de abundantes estiércoles y abonos diver sos. Estos abonos repararán consumiéndose en el terreno, las alteraciones que el grande influjo de la luz solar produ ce en aquel suelo , el cual por todas partes descubierto, no se halla suficientemente defendido de aquella causa des tructora de toda combinacion ; reparan tambien los gastos de la evaporacion que deseca prontamente los terrenos des nudos ó descubiertos, y los que causan los vientos secos (ta lescomo el N., el N. E. y el E.) que se llevan con celeridad el beneficio de las lluvias y de las nieblas que habian podi do aumentarlo. Consideramos como un principio cierto que un pais en el cual se hayan destruido enteramente los bos ques, para ocupar el terreno con cultivos particulares anualmente productivos, pierde insensiblemente toda su fertilidad , y debe llegar un dia á una esterilidad que obli gue á los hombres á abandonar su morada, y hasta á todos los demás séres vivos. Lo que aquí emitimos se halla comprobado .por los he chos, y concuerda con la observacion que nos ensena que los paises en otro tiempo cubiertos de bosque ,• y fértiles en toda suerte de producciones, lo son en el dia mucho me nos, por • haberse cometido la imprudencia de destruir la mayor parte de los árboles que los cubrian. Estos árboles, en efecto, protegian el suelo del pais contra la inmoderada impresion del sol y del viento, agentes que tienden de con tinuo á alterar las materias compuestas que constituyen los terrenos mas favorables á la vegetacion , y que degradan y deterioran realmente aquellos terrenos con tanta. mayor celeridad, cuanto menos combatida ó minorada es su accion por las causas conducentes. La mayor parte de las posesiones de los europeos en las Antillas, y sobre todo la parte en que mora la raza negra de Santo Domingo, nos suministran pruebas de esta asercion. Podríamos anadir tambien que la Europa central y meriodinal , ya desprovista de bosques, no presenta en las partes mas antiguamente descubiertas, sino un suelo harto,pobre , comparativamente con el de las partes que no han sido del todo descubiertas, ó en las que se han quitado los bosques poco tiempo hace. No pretendemos decir aquí, que en todas partes donde hay bosques , el suelo de estos y sus cercanías hayan de ser siempre escelentes para el cultivo ; en muchos parages hay algunos cuyo suelo es sumamente pedregoso ; pero creemos que aquel mal suelo se bonifica todos los dias , y que si se dejan subsistir los bosques que lo cubren , tiempo vendrá en que aquel mismo suelo , incapaz ahora de ser destinado con provecho para el cultivo del trigo , á causa de su poco fondo , será escelente para el cultivo de dicho cereal. Si en Francia se.encuentran mas comunmente los bosques en sue los pedregosos que en buenos fondos , aunque hay muchos en este último caso, no son los mismos bosques los que han vuelto pedregoso su suelo, sino que en general se han cor tado y descuajado los que se han encontrado en terrenos buenos, para emplear estos en el cultivo de semillas útiles, y se han dejado subsistir los otros, 6 se han empleado sa biamente los suelos áridos y pedregosos, plantando en ellos. árboles, único medio de sacar algun provecho, y segun nuestro dictamen , único medio de bonificar con el tiempo aquel mal terreno. Nos atrevemos, pues, á asegurarlo ; un vasto pais que en toda su estension se halle entrecortado de un modo conveniente ( no decimos cubierto del todo ) de bosques, que preservan su suelo de las causas productoras de la aridez, puede conservarse fértil , y aun debe hacerse mas y mas fértil hasta cierto punto , porque la suma de tierra propia para la -vegetacion , formada todos los anos por los detritus de los vegetales y animales que en él abundan, es mas considerable en aquel pais que la que destruye ó deteriora de continuo la accion del sol y de sus meteoros. Pero si se despoja al mismo pais de todos los bosques que antes lo guarnecian ; si todas sus partes son puestas á des cubierto, no mas que para cubrirlos instantáneamente de. yerbas , por las razones combinadas de un producto mas ventajoso , 6 de un rédito mas inmediato para los propieta rios , entonces las causas destructivas alterantes , descom ponentes y desecantes de que acabamos de hablar, predo minan sobre las reparan tes ; el suelo del pais pierde poco á poco su bondad y blandura ; sus partículas se dividen mas y mas ; ya no conservan adherencia entre sí, dejando esca par muy luego sin retorno toda la humedad de las lluvias y nieblas, pues ya DO tienen facultad de retenerla, y final mente pasan al estado de una arena que cada dia se vuelve mas y mas vitrosa. Tal es, sin duda, la causa de la existen cia de las vastas llanuras áridas y estériles que se encuen tran en tantos paises ; causa cuyos efectos son, á la verdad, tanto mas marcados , en cuanto obra en un pais situado bajo un clima mas cálido, pero que en todas partes los pro duce muy senalados. La influencia particular de los grandes bosques en el sue lo de las llanuras que distan poco ,. es indudable y nos pa rece comprobada ; 1.°, por cuanto los grandes bosques de fienden las llanuras de que se trata , de los efectos de los vientos áridos, desecantes , y, por decirlo así, quemantes (relativamente á su accion á las plantas), como son los que soplan del N., del N. E. y del N. E. y del E. ; 2.°, por cuanto los bosques por la continua traspiracion durante el día de los numerosos vegetales que los componen, difunden por el aire y á regular distancia , una cantidad siempre re novada de moléculas acuosas, que se opone á los progresos de la aridez hasta trechos considerables ; 3.°, por cuanto los vegetales , siendo buenos conductores del calórico , por la abundancia del agua que contienen , despojan continua mente el aire que domina los bosques, de una buena parte de su calor durante los tiempos cálidos ; lo cual hace espe. rimentar á la atmósfera de sus cercanías una ligera frescura que retarda 6 disminuye en aquellas comarcas, la escesiva evaporacion que se verifica en los paises enteramente des cubiertos ; 4.°, porque en un pais bien poblado de vegeta les, y sobre todo, de los que componen los grandes bosques, los animales de todo género (cuadrúpedos , aves , reptiles, insectos )., abundan en él , y encuentran fácilmente su nu trimento , contribuyendo con sus heces y despojos á la for macion de las materias compuestas que constituyen un suelo propio para una vigorosa vegetacion. Nada de esto se verifica en un pais enteramente descu bierto. Todo el terreno que compone su superficie , queda abandonado al poder destructivo de la atmósfera,: la dese cacion y la evaporacion se operan en él con una rapidez difícil de espresar ; todos los animales huyen y dejan de ha bitar un pais que no les ofrece alimento ni guarida ; por último , el terreno continuamente deteriorado por la accion del sol y por los vientos, no recibe ya en cantidadificiénte los despojos y residuos de los vegetales y animales , úni cos que pueden reparar los efectos de las escesivas altera ciones que esperimenta. Aun mas, hemos hecho una obser vacion relativa á las lluvias de desagüe durante el verano, la cual nos ensena que los paises convenientemente entre cortados de bosques , reciben aquellas ondas saludables , y por decirlo así vivificadoras (algunas veces, es verdad , fu nestos granizos) que reparan durante el tiempo del calor, las pérdidas producidas por la evaporacion ; mientras que las llanuras , sumamente vastas y descubiertas , ven cruzar por encima de ellas aquellos hermosos grupos de nubes, prenadas del rayo , que pasan con frecuencia de parte á parte, sin dejar caer en su superficie una sola gota de agua. Efectivamente, aquellas nubes espesas y tempestuosas, para estallar, es preciso lleguen á las cercanías de un valle pro fundo , de una ancha ribera , 6 de un gran bosque ; pues la columna de aire que descansa sobre estos parages , en verano, es siempre mas densa que la que descansa en las llanuras descubiertas , áridas y ardientes; y es para aque llas nubes dicha circunstancia, segun hemos observado, otra de las principales que determina su desagüe, y dá lugar á las tempestades que son su consecuencia. Hemos visto, sin em bargo , varias veces , que aquellas últimas llanuras recibian ondas de desagüe efectuadas debajo de ellas por causas que no seria del caso detallar aquí ; pero nos hemos asegurado por repetidas observaciones , que las comarcas situadas en las cercanías de los nos, de los grandes vallados , y sobre todo de los bosques, reciben diez lluvias de desagüe, mien tras las llanuras vastas y enteramente descubiertas, apenas reciben cuatro. De aquí se vé que toda la ventaja está por parte de las comarcas medianamente cubiertas, las cuales son las menos perjudicadas por las estaciones cálidas, y que las comarcas descubiertas, y en parte desecadas por el rigor de las estaciones, se encuentran, por aquellas causas físicas que agravan la deteriorado!) de su suelo, privadas de les refrigerios que tan necesarios les fueran. Terminaremos estas sucintas observaciones, diciendo que para que un pais estenso conserve las ventajas de un buen suelo , lo que forma el primer manantial de su riqueza , es de todo punto esencial en nuestro dictamen , que esté po blado ,de grandes bosques, situados á convenientes distan cias, para dejar al cultivo toda la estension necesaria á la abundancia del pais , pero al propio tiempo bastante nume rosos para defenderle hasta cierto punto de las causas siem pre activas que producen la aridez. Una vigésima parte de la estension de un pais plantada de bosques y distribuida del modo conveniente, aunque sin regularidad , nos parece debe bastar para el objeto. Ahora anadiremos que , así co rno un pais que se descubriese del todo, destruyendo ente TOMO II. 41 ramente los bosques que dividian suesterision, perderia con el tiempo toda su fertilidad ; así tambien el único medio de hacer recobrar á un suelo la fertilidad que haya perdido, es plantarlo de bosques. Este medio , Si bien no presenta resultados hasta despues de un lapso de tiempo considera ble , no puede menos de tener buen éxito , segun vamos á demostrar; por esta razon no debe descuidarse su uso, pues de lo contrario los terrenos malos quedarán inútiles, y con tinuarán deteriorándose de mas á mas. Por otra parte , el medio que proponemos es siempre practicable , pues se pue den escoger árboles y arbustos , como el enebro, el abedul, la encina , la haya , el castano , etc. , que tienen la fa cultad de vegetar lozanos en terrenos áridos , muy pedre gosos 6 muy arenosos. Con el tiempo , los despojos ánuos de aquellos árboles, amasándose y consumiéndose en la su perficie del suelo , formarán allí una capa de tierra vegetal., que se condensará mas y mas, y favorecerá proporcional mente la vegetacion. Aquella capa de tierra nuevamente formada , facilitando la multiplicacion de los vegetales, que encuentran en ella abundante nutrimento , permitirá al propio tiempo el aumento de las especies ; muy luego las mas pequenas harán lugar á las mas grandes, que ocuparán la parte superior , por cuanto se habrá aumentado el fon do; los animales de todo género afluirán por todos lados, y se multiplicarán al infinito en aquellos sitios por último, con el tiempo, aquel terreno , cuya aridez hubiera ido siempre en aumento , de modo que toda su superficie se hubiera vuelto casi enteramente vitrosa ; aquel mismo ter reno , se verá entonces cubierto por la sombra de robustos, arboles que suponen un fondo considerable , y habitado por crecido número de animales que contribuirán á su bonill cacion. Así es, segun nuestro dictamen, el modo de conVertir un pésimo terreno en escelente suelo ; y llegado 'á este grado de mejora de que acabamos de hablar , entonces, si el in terés del Estado, que exige reservas de buenos árboles, no se opone á ello , entonces, decimos , se puede destruir aquel bosque, para convertir su suelo en tierra labrantía.' Tambien se debieran plantar de bosque , por el mismo es tilo, aquellos malos terrenos, empobrecidos por una larga serie de cultivo 6 por otras circunstancias , y se restituida igualmente su suelo al estado de fertilidad que conviene. ! Qué lástima que tantos yermos conocidos, y cuya superfi cie eternamente cubierta de musgos apinados , de gramí neas miserables, con hojas pequenas , áridas y•cortas, cual la festuva ovina, el nardus strida, etc., brezos y aliagas, etc., vegetales que casi no dan residuo alguno , y que no produ cen mantillo ; qué lastima , repetimos , que todos estos pai-' ses no sean desmontados, labrados y plantados de árboles r Su fondo, que cada dia se degrada mas y mas, seria mejo rado con el tiempo , y se tendria además la ventaja de ver les producir bosques preciosos para el Estado, y que tan raros son en la actualidad. Importa mucho advertir, que los árboles que fertilizan. menos son principalmente los abetos, 'y algunos otros de la. misma familia. Efectivamente , como estos árboles tienen las hojas muy pequenas, dan muy pocos despojos ánuos para reparar completamente el menoscabo que ocasionan al suelo en que crecen ; de modo que no pueden hacer mas que deteriorarlo : así es, que los bosques de abetos , sin mezcla de otros árboles, van constantemente deteriorando-. se. Los agricultores, aplicando de un modo indistinto el. escelente principio de la rotacion de cultivos en un mismo terreno , creen que,los bosques de abetos se deterioran de contínuo por falta de alternacion. Pero si consideran les 6 V.2 demás árboles de los bosques, y sobre todo los que echan en vez de deteriorarse , con el tiempo vá fertilizándose abundantes despojos ántios , verán que bajo aquellos árbo- mas y mas. les , sin que jamás se alterne en dichos lugares , el suelo El carnaval en la antigüedad y en la edad media. por E. a. tiura. 1. TIEMPOS ANTIGUOS. Diversas opiniones que existen sobre el origen del Carnaval.— Origen sagrado, profano y misto. — Los Querubs egipcios ó fiestas del Buey. — Fiestas de Isis. Osiris , Mnevis, Onuphis y Apis. — Cómo acabó el Carnaval egipcio.— Carnaval griego.— Carnaval romano.— Bacanales , Si gilares , Saturnales y Lupercales.— Origen del Polichinela y del Arlequin. — Origen del do minó. Entre las diversas fiestas que la costumbre y la tradicion han conservado en la mayor parte de los pueblos desde los mas remotos siglos, descuellan notablemente las fiestas de máscaras que se celebran durante un período de tiempo mas menos largo denominado El Carnaval. En vista de lo que en él se observa , diríase que cansada la sociedad de la vida metódica y ordenada de todo el ano , tiene necesidad de un cambio que la aparte aunque sea momentáneamente, de aquella rutina; y amante de todo lo nuevo y estraordinario, seducida por sus naturales instintos, abraza con placer los disfraces y cambia con gusto su trage , su rostro , su voz y hasta sus maneras. Y atiéndase que esta propension no es sola de los adultos, porque se muestra ya en el hombre des de su mas tierna infancia. Cuando ninos, nos esforzarhos ya en remedar y parodiar muchas veces, no solo los gestos y ademanes de las personas que nos rodean , sino de aque llos que por su autoridad 6 su traje, mas impresion nos cau san. Las sociedades antiguas y modernas, en esta parte han permanecido fieles á los gustos é inclinaciones, de la infan cia , y como dice un erudito escritor, las naciones tanto en su prosperidad como en su decadencia, lo mismo en la au rora que en el ocaso de las Civilizaciones, han practicado siempre el culto de la locura , han celebrado ciertos aniver sarios en los cuales la humanidad se separa de las leyes or dinarias de la vida para convertir por espacio de algunos dias este grave y positivo planeta en un pais encantado donde se permiten toda suerte de estravagancias. Grandes y peque nos, nobles y plebeyos, pobres y ricos, todas las clases, to das las gerarquías de la sociedad, toman parte en las diver siones del Carnaval. En vano dos poderes muy elevados, los reyes y la iglesia , se han declarado alguna vez contra es tos pasatiempos ; en vano han intentado prohibir á los fie-. les el uso de las máscaras y la costumbre del disfraz; el Car naval ha resistido á las mas enérgicas predicaciones , y ha continuado agitando sus antorchas á pesar del velo de am bos poderes. Hoy dia , bien así como todos los grandes prin cipios del mundo, la iglesia, el trono , el púlpito y el ejér cito, tienen sus faces, revoluciones y hechos consumados. La fuerza de la costumbre se ha hecho tan poderosa, que va nos fueran todos los esfuerzos para contener su irresistible poderío. Y puesto que la celebracion del Carnaval ha echa do tan. hondas raices.en todas las naciones del mundo, vea mos cuál ha sido su origen , cuál la marcha que en los di ferentes siglos ha seguido hasta llegar á nuestros tiempos. Las fiestas públicas conocidas por el nombre de Carnaval son tan antiguas como el mundo, y aventurado seria fijar les la época precisa en que figuraron por vez primera en los anales de la humanidad , así como las circunstancias que acompanaron su aparicion. Pero de todos modos es innega ble que se remontan hasta los tiempos mas lejanos de la antigüedad. La realiddd ó el recuerdo de los primeros monu mentos de arquitectura , pintura, estatuaria y numismática, así lo atestiguan. Un gran número de vasos egipcios, meda llas griegas y bajos relieves romanos, representan los rego cijos y bacanales de aquellos pueblos cuyos lazos de paren tesco y genealogía con las máscaras de nuestros dias parecen incontestables. Pero prescindiendo de estos testimonios , 6 mas bien fundados en ellos, los unos hacen remontar el origen de los disfraces y máscaras á los Sarnoides , que se Ctl brian con pieles ú otros despojos semejantes; otrds,se han adelantado mas y han creido hallar la invencion en tiempo de la primera madre de los hombres, cuyo nombre, segun ellos, era invocado en las bacanales: I. Eva ! ! Eva ! Algunos han visto el origen de los disfraces en el fraude de Jacob fingiéndose Esaú ; en el de Michol , que puso en un lecho un ídolo cubierto de pieles para salvar á David ; en la ma nía licantrópica de Nabucodonosor; en la aparicion de Sa tan. , bajo la forma de un ángel ; en la accion de David, fin giéndose loco para libertarse de los Filisteos , etc. El re-petable Huet senala el origen de estas diversiones ddiusrtainngteuiedloJumbiileemo bdreo ldose lhaebacreaodse;mpiearodeMlar.s FineslicpreipcLioen-Besasy, Bellas-Letras de Francia, dice que las máscaras propiamen te dichas, parecen haber sido desconocidas de los hebreos, si bien que á pesar de las prohibiciones del Deuteronomio , los judíos se disfrazaban , particularmente en la fiesta del Phurim , instituida, dícese, para hacer revivir el recuerdo de la libertad de los judíos amenazados de muerte por bAamjoanel. ciBelaoresdtee Edgiicpeto.simLopsleemgiepnctieosqyuedetsupvuieesrolnossgurioergigoesn, anade , acostumbraban disfrazarse (1) y cubrirse el ros (1) En tanto esto es cierto , que no solo los griens sino tambien los ro - tmi asneolso, cduuhrrainante ccoinerthaosllifnieóstahsecees doecuvltianbo.anEnel lorsostrtriouncfoons,hpoajraas dbeurVlaergseetalceosn,. >5 43 I( tro con una máscara durante la celebracion de las fiestas. religiosas , á fin de representar bajo una forma humana , la imágen de los dioses y de sus héroes. De aquí , segun dicho autor , el orígen de los disfraces y de las máscaras. Si en efecto fuese así , es muy singular , que el Carnaval tenga un orígen sagrado. Pero prescindiendo por ahora de que estas fiestas reconociesen ó no un carácter puramente religioso, que en esto tambien andan desacordes los autores como veremos luego , es un hecho que los primeros sacer dotes egipcios , que procedentes de la Etiopía vinieron al Egipto central , se las dieron al pueblo y santificaron sus ceremonias. Aquel Carnaval se llamaba Querubs y tenia lu gar durante el equinoccio de otono. Los Querubs 6 Cherubs y tambien fiestas del Buey, no se celebraban de igual modo en todo el Egipto , ni se adoraba en todas partes aquel animal. Tambien tomaban tantos nombres cuantos se daban á Júpiter. Así es, que segun los lugares en que se practicaban, se llamaban de isis , Osiris, Mtievis, Onuphis y Apis. La fiesta de /sis se celebraba en el mes de marzo, como un homenage tributado á aquella divinidad , considerada reina de los mares, y para hacerla propicia á la navegacion que empezaba á la entrada de la primavera. Apúleo nos des cribe la grandeza de esta solemnidad , las crecidas cantida des .que en ella se empleaban , y la pompa conque todos se dirigian á orillas del mar para asistir á ella. Mas tarde los romanos y los griegos adoptaron aquel rito. Los prime ros Inician votos para la prosperidad del emperador, del imperio y del pueblo romano ; como tambien para la con servador) de los navegantes durante todo el ano, pasando el resto del dia en procesiones y diversiones. Tambien era celebrada al principio de la primavera la fiesta de Osiris , que segun Diodoro quiere decir el que tiene muchos ojos , y creíase que encerraba en sí mismo el gérmen de todas las cosas , y que poseía particularmente la fuerza gen eratriz. Mnevis era 'un toro consagrado al sol en la ciudad de He liópolis. Era despues de Apis el primero de los animales que veneraban los egipcios , aunque sti culto fuese mas anti guo. Segun Estrabon debía tener el pelo negro y erizado. Tambien Onuphis era un toro muy grande y de color ne gro consagrado á asiris, y cuyo pelo dicen que era erizado, por lo que los egipcios juzgaban que representaba al sol. Mantenian á este toro con el mayor cuidado y le tributaban un respeto religioso. Pero el venerado entre todos .era el buey-dios, llamado Apis. Hé aquí como se celebraba su fies ta. Á la aproximacion del equinoccio de otono , los sacerdo tes egipcios hacían buscar por todo el Egipto el buey mas hermoso, mas fuerte y gordo , poseedor además de otras cir cunstancias que determinaban los libros sagrados. Cuando habia sido hallado el animal , lo Inician conducir á Alejan dría segun unos, y á 'Menfis segun otros, y se le colocaba en un recinto para él preparado , llamado Phiala , donde se le tributaban toda clase de cuidados , respetos y homenages. Servíanle jóvenes desnudas de todo velo , y manana y no che le adoraban los sacerdotes. Poco antes de la fiesta , al gunos artistas, escogidos de entre los sacerdotes, se ocupaban en dorar los cuernos del buey , lo cubrian con ornamen tos de seda y oro , y pintaban en su cuerpo figuras sim bólicas y signos geroglíficos. Los griegos y los romanos en jaezaban tambien el llamado buey agricultor ; y en las fies tas de la edad medía hacia gran papel el buey gordo, como facilidad de los generalesvencedores los soldados se disfrazaban con hojas de bardana 6 de higuera , y de esta Costumbre . segun algunos autores aula- Inos , deni\ a la palabra triunfo thria higuera. igualmente en algunas naciones modernas durante el Car naval. Pero volvamos ahora á los egipcios. Terminados estos preparativos , sacaban al buey proce sionalmente por espacio de siete dios, haciéndole recorrer toda la ciudad , montado por un muchacho. Hombres, mu geres y ninos, disfrazados , enmascarados y montados en camellos, en caballos y en asnos , cantaban himnos en ala banza del buey. Algunos soldados formaban la carrera, mar chando en ambos lados del cortejo. Entonces empezaban los regocijos públicos , las diversiones, las mogigangas en todas las provincias de Egipto, y duraban hasta la muerte del nuevo dios , que se verificaba siempre en el séptimo dia. Criando aquel instante fatal habia llegado, era condu cido el divino cuadrúpedo por los sacerdotes y con toda pom pa á las márgenes del Nilo , y en presencia de la multitud reunida , en medio de las danzas, himnos y festines, lo pre cipitaban en las aguas, recitando algunas oraciones y ele vando los ojos al cielo. Hay tradicion de que lo embalsa maban despues; pero es probable que no fuese así , porque en ninguno de los antiguos templos de la Nubla, de la Etio pía y del Egipto , se han encontrado momias de bueyes. O bien lo abandonaban á la corriente del rio, ó hacían los sa cerdotes otro uso de él. Al dia siguiente toda demostrador) de regocijo habia desaparecido ; el pueblo abandonaba sus máscaras y disfraces : las servidoras del buey tomaban otros vestidos mas decentes y volvian á sus ocupaciones ordina rias. El silencio, la calina y el descanso, sucedían al estre pitoso movimiento , á los juegos y placeres de la víspera: el Egipto reposaba de sus fatigas hasta el Cherubs del equi noccio siguiente. El día inmediato á aquel séptimo (Ha , era pues, para los egipcios el miércoles de ceniza de nuestro car naval. Cuando Cambises, rey de Persia, dice Pausanias , regre saba de Etiopía, halló ocupado al pueblo celebrando la fiesta de la aparicion de Apis; creyendo aquel monarca que se regocijaban por la desgracia que en su espedicion acababa de esperitnentar, hizo aonducir á su presencia el preten dido dios y le mató de una estocada. Mandó luego azotar á los sacerdotes y dar muerte á cuantos celebraban aquella fiesta. Mas si debemos juzgar por lo que dice un historiador mo derno , hasta mas tarde no debieron caer en el olvido aque llas fiestas. Cuando los sacerdotes, dice, á este propósito , perdieron una parte de su autoridad , empezaron los pue blos á ser incrédulos relativamente á los misterios de bis y Osiris : Sesostris emancipándose de la tutela sacerdotal , ensanchó su dominio desde el Ganges hasta el Danubio , el último de los Faraones continuando el sistema reforma dor de Sesostris , prohibió al pueblo las festividades insti tuidas por los sacerdotes ; entonces las fiestas del buey ó Cherubs fueron ya profanas, estinguiéndose con el último de aquellos soberanos. Esta autoridad y la de Maerobio nos hacen sospechar, conforme dijimos antes , de que aquellas fiestas tenían mas bien un carácter religioso que profano, como se ha querido suponer. Así es que en este caso , deberíamos ir á buscar la cuna del Carnaval mas bien en Grecia que en Egipto. Mas aquí tropezamos con otra duda , porque la invencion de la máscara , esclusivamente atribuida á las representaciones teatrales de aquel pueblo, y que se confunde con su orígen, no puede, por lo demás, considerarse corno un hecho direc tamente aplicable á la historia del Carnaval. Sabido es que la palabra máscara , que se ha perpetuado en la lengua ita liana para designar ciertos dramas fantásticos , entre otros los de Gozzi , ha conservado siempre una significacion es pecial, enteramente contraria á la que le dá el uso general. El Carnaval no se encontró en nuestro concepto verda deramente establecido en su esfera particular y dominante, hasta en la época en que comenzaron á celebrarse las fies tas griegas y romanas , conocidas bajo el nombre de Baca nales y Saturnales. Estas fiestas, como observa justamente un autor contemporáneo , por el desenfrenado libertinage y cínicos arrebatos que las distinguía, han perpetuado en el carácter é inclinacion de los pueblos esa pasion inveterada, esa necesidad, por decirlo así, orgánica , de desórdenes anuales , á que ciertas solemnidades parecen incitar de un modo imperioso. Pero digamos algo sobre lo que eran estas famosas fiestas de la antigüedad. Las bacanales que Melampo llevó de Egipto á Grecia, (1382 antes de J. C.) se celebraban corno los Cherubs egip cios en el equinoccio de otono, pero solo duraban tres dias. Por la vez primera un dios, Baco, se halló representado bajo una forma humana, montado en un asno , ó sentado en una carreta tirada por unos toros blancos, pero siempre precedido de un buey ricamente adornado. Hubo entonces un cambio de nombre ; llamáronse á aquellas ceremonias misterios de Ceres y de Baco , en lugar de misterios de Osi ris y de Lis. Las mismas prácticas observadas en la elec cion y procesiones del buey Apis , fueron conservadas en la celebracion de las bacanales. Veíase al héroe de la fiesta, á Baco, coronado de yedra, pámpanos y uvas, el rostro tiz nado de mosto y montado en un asno; junto á él su viejo companero Sileno , el polichinela del carnaval griego, va ciando, con placer una copa llena de vino, verdadero tipo , egipcio de faz tostada , cuerpo flexible y cubierto con un vestido de todos colores. En fin, en todas las calles y plazas, se hallaban hombres , mugeres y ninos disfrazados y enmas carados, cantando y bailando como las máscaras egipcias de los Cherubs de Alejandría. Durante la celebracion de las fiestas, los poetas se dis putaban el premio de la poesía; una junta nombrada á pro pósito, censuraba las piezas teatrales que rnerecian los honores de la representacion : y aun habia autores que escri bian piezas, para ,Ser representadas durante las bacanales. Entre aquellos dramas era comun ver figurar á Baco, muer to por los titanes, lanzado á los infiernos y resucitado des pues. Las tradiciones egipcias fueron tan escrupulosamente seguidas por los griegos , que en Chio y en Tenedos, aque lla muerte era representada por el sacrificio simulado de un hombre disfrazado, á imitacion de lo que se hizo algun tiem po en Egipto en los Clierubs, donde se representaba á Osi ris muerto por Lyphon. Las bacanales perdiendo paulatinamente el carácter reli gioso que es necesario reconocerles en un principio, lo pro pio que los Cherubs, llegaron con el tiempo á ser unas fiestas puramente profanas , y lo que es mas , unas orgías públi cas , unas diversiones infames. Cuando los arcontes dece nales dimitieron sus cargos y sumieron á la república en la anarquía , cuando el lazo religioso desapareció y el poder teocrático vióse forzado á inclinar la cabeza ante la filoso fía de Tales de Mileto y de Pitágoras, y al irresistible poder de las sábias instituciones de Solon , el carnaval griego lle gó á ser una cosa monstruosa. A la sombra de los disfraces y de las máscaras , la Grecia vió su hermoso suelo mancha do de torpezas. Entonces eligióse la noche para la celebra cion de las bacanales. Los bacantes de ambos sexos y los sá tiros, ébrios de vino, de gozo y de placeres, al grito de Evoé recorrieron las calles semi-desnudos, los ojos chispeantes , sueltos los cabellos , arrojando Aullidos espantosos y pro 44 K. vocando á los tranquilos habitantes de Atenas á la licen cia y á la orgía. La sociedad griega habia llegado al apo geo de su gloria ; pero se estinguió entonces como un gran meteoro. Los etruscos y los romanos recogieron sus des pojos. Las bacanales nocturnas de la Grecia, fueron celebradas en Italia y en Etruria durante muchos siglos; primero tres veces al ano y despues aun con mas frecuencia (1); pero de los desórdenes horrorosos que de la mezcla de ambos sexos resultaron , el senado se vió obligado á espedir un decreto en el ano de Roma 568 (186 anos antes de nuestra era) su primiendo aquellas infames orgías. Sin embargo, eran nece sarias unas fiestas al pueblo, y organizóse un nuevo carna val en los templos. Se escogió para celebrarlo la época, mas triste del ano: desde el 15 al 21 de diciembre. Saturno, el antiguo protector de los latinos , reemplazó á Baco, y sus misterios recibieron el nombre de Saturnales. Segun Bareste , estos regocijos públicos fueron creados para inspirar al pueblo grandes y nobles pensamientos; mas al decir de otro autor anónimo , lo fueron en memoria de la dicha y libertad de que gozaban los hombres en aquellos bienhadados tiempos, que los poetas han celebrado con el nombre de edad de oro. No fija la historia precisamente el ano que tuvieron lugar por primera vez , pero al sentir de varios historiadores, es probable se instituyeran cuando la victoria alcanzada por los latinos bajo el dictador Postumio. Al principio solo duraban un dia , Augusto las prorrogó hasta tres ; Calígula les anadió despues otro dia , que llamó Juvenalis, y finalmente , duraron una semana. Andando el tiempo las saturnales fueron confundiéndose con las Sigilares , que en nada cedian á aquellas en cuanto á desórdenes y liviandades. Las Sigilares Ilamábanse así de los pequenos presentes que se hacian mútuamente los ca balleros romanos, los cuales consistian en sellos , anillos con piedras grabadas, esculturas, etc., práctica muy pare cida y tal vez origen de la costumbre seguida hoy dia en va rias naciones de hacerse regalos los parientes y amigos al principio del ano, llamados aguinaldos. Las fiestas Sigilares duraban cuatro dias , y seguian inmediatamente las satur nales. Durante los siete dias del carnaval romano , la alegría se hacia general en toda la Italia , habiéndose conservado las procesiones del buey Apis y del buey Agricultor de los egip cios y griegos, en las cuales se viera ya aparecer en gérmen entre los disfraces que formaban el cortejo, al polichinela y al arlequin (2) de nuestros dios. El primero ( Macus), iba enmascarado. Lle‘a,ba colgados de ambos estremos de la boca unos cascabeles, una giba en la espalda, y cubria su cabeza un gorro frigio. El segundo (Planitedes), no llevaba ni coturno ni borceguíes; su cabeza estaba rapada y su ros tro ennegrecido. Su trago, formado de piezas de varios co lores , le ceilia la cintura y le daba mucha gracia y ligereza en los movimientos. Cuasi siempre bailaba y hacia alarde de su inteligencia en las pantomimas que representaba de lante del pueblo. En tanto que duraban estas fiestas, reinaba la mas com pleta libertad. Suetonio nos ha dejado una copia interesan te del cuadro curioso y animado que ofrecian las calles de la ciudad eterna durante aquellos dias de licencia. Ancia (1) Véase la descripcion de una de las bacanales en el poema de Catulo sobre las bodas de Tetis y Pelo, y otra calebrada por la famosa Mesalina en el libro 11 de los Anales de Tácito. Los reducidos límites de estos artículos no nos permiten entrar en estos Un escritor inglés pretende que la etimología de la palabra arlequín se halla en estas palabras king ;rey del inlierno ) adulteradas en la pa labra hellequin, nos, mugeres , niiios, hombres libres, libertos , esclavos, la ciudad entera, estaban en movimiento; delante de todas las caSas se veian mesas cubiertas de toda suerte de man jares, á las cuales todos tenían libertad de sentarse. Los sa cerdotes sacrificaban á Saturno con la cabeza descubierta , contra lo que acostumbraban en las demás ceremonias. En todas las calles, plazas, jardines y casas, no se oian mas que cánticos de 'alegría y gritos de regocijo; aba ndonában se todos los negocios , se abrian los circos , • se perdonaba á los criminales , cerrábanse los tribunales , las escuelas que daban desiertas, y casi no habia ciudadano que no hubiese procurado poner á un lado una parte de sus ahorros de un ano para gastarlos en ocasion de estas fiestas. Un gran nú mero de ellos se paseaban por la ciudad en carros empa vesados y. tirados por animales disfrazados (1), Durante las saturnales no se reconocian distinciones de clases : el pueblo reinaba. Los esclavos tenian la facultad de hacerse servir por sus amos; de decirles todo lo que qui siesen , y hasta de burlarse de sus defectos en su presencia. Se sentaban á la mesa con ellos, se ponian sus vestidos, y algunas veces mandaban en la casa como sus propios due nos. Refiere Séneca que hubo algunos esclavos que llevaron sus chanzas hasta el estremo de arrojar á sus amos en el abrevadero de tina fuente, sin que por esto aquellos tuvie sen derecho para incomodarse ni para tomar venganza. A usos tan estranos, deben anadirse las danzas mas raras aun, las canciones festivas, y finalmente, todo lo que es capaz de cambiar el continente grave y sesudo de la humanidad, y convertir por algun tiempo á un pueblo razonable y sen sato en una casa de orates ó en una legion de espíritus in fernales. En tiempo de los primeros emperadores romanos, las sa turnales hablan llegado á ser tan plebeyas , como lo son al presente nuestras fiestas de carnaval. El pueblo conservaba sus antiguos y favoritos disfraces , y los nobles patricios para distinguirse de las masas , iban á los Magníficos bailes que se daban , cubriéndose el cuerpo ,con una bata holgada de color negro en cuyo estremo superior habia un capuz (cuca/tus) cosido á una gran valona que cubria. las espaldas, llamada lucerna. Bajo este modelo se hicieron despues los dominós venecianos. 'Otras fiestas celebró Roma hasta el siglo v, que por su Popularidad y licencia corrian parejas con.las que acabamos de describir. Hablamos de las Lupercales. Instituidas en ho nor de Baco, una de las ocho divinidades principales, 6 dios de primera clase , .celebrábanse segun.Ovidio , el tercer dia despues de los idus de febrero. Valed() Maximino pretende que las Lupercales no empezaron hasta el tiempo de Ró mulo y Remo , á persuasion del pastor Faustnlo. Pero Jus tino y Servio aseguran, quizá con mayor fundamento , que Rómulo no hizo mas que dar una fórmula mas decente y regular á las groseras instituciones de Evandro. En memo ria de esta fiesta, Corrian los jóvenes enteramente desnudos, á quienes llama Virgilio' nudes LUPE,IICULOS , teniendo en una mano los cuchillos manchados de' la sangre de las ca bras que se inmolaban en honor de aquel dios, y unas cor reas en la otra , con las cuales golpeaban á todos los que encontraban á su paso. La opinion en que estaban las mu -14 (i) Esta costumbre la vemos seguida aun en nuestros (Das ed el corso, la rua y otros paseos semejantes , durante los dias de carnaval. jeres , de que aquellos latigazos contribuian 4 su fecundidad á su feliz libertad , hacia que , lejos .de evitar su encuen tro , se acercasen á ellos para recibir aquellos golpes , á los cuales atribuian semejante virtud. Ovidio refiere el orígen de este uso , y tambien por qué corrían desnudos. Anade que se sacrificaba además un perro, 6 ya porque es enemi go del lobo, cuyos beneficios se solemnizaban, ó ya porque los perros incomodaban bastante aquellos dias á los que corrían en aquel estado de desnudez. Augusto puso esta fiesta en todo su auge , y prohibió solamente á los jóvenes imberbes , el correr desnudos por las calles con los Luper cales con un látigo en la mano. Despues de la edad de oro de la filosofía y de la literatu-> ro, el mundo romano debía desaparecer á suvez, ó mas bien esperirnentar una trasformacion. El establecimiento del cristianismo , aunque conduciendo paulatinamente á los hombres á una gran severidad de principios, no pudo sus pender siquiera un instante aquellas estrepitosas fiestas po-. pulares que, segun refiere Horacio, le forzaban á tener que abandonar la ciudad por algunos dias. El mundo no tardó en recobrar su antigua aficion á las diversiones públicas. Algunos esclarecidos campeones de la cristiandad , tales como Tertuliano, S. Agustin , S. Clemente de Alejandría, S. Juan Crisóstoino y Sto. Tomás, condenaron en vano las danzas, los placeres ruidosos, la licencia, en fin, buscando el incógnito bajo la careta. En vano el papa Inocencio 111 esclarnó en su santa cólera : « Represéntanse algunas veces en las iglesias.espectáculos profanos y juegos de teatro , y no solamente se introducen en estos espectáculos y en estos juegos , los mónstruos de las máscaras, sino que adeinás en ciertas fiestas , los diáconos, los sacerdotes y subdiáconos, se toman la libertad de hacer estas locuras y estas bufona das, etc.., Os conjuramos, hermano nuestro, que estermi neis de vuestra iglesia semejante costumbre, 6 mas bien el abuso y desarreglo de estos es,pectáculog y‘ juegos vergon zosos , á fin de que su impureza no manehe' la santidad de la iglesia (1). » Los mismos concilios , y -entre ellos el de Laodicea , que prohibió los disfraces, Gla.ndo á las máscaras el nombre de semblantes cle• demonio , 7 nada pudieron con aquella costumbre, y debla ser así PrecisaMente , porque atacaban una de las primeras necesidades dé la naturaleza humana. No terminaremos esta sucinta resena del Carnaval de los antiguos tiempos,' sin hacer notar dos hechos remarcables en sí mismos, son á saber : su íntimo enlace con los ritos y ceremonias de las religiones de los pueblos Citie lo celebra ron, por el cual llegaron á confundirse algunas veces sus vanos oropeles y escandalosas mogigangas con las mas so lemnes y sagradas prácticos de aquellas, ši es que no eran estas mismas adulteradas; así tambien, como el cumplimien to de esta tradicion basta por sí sola para revelar al menos observador, cuál es el carácter de un pueblo, mejor tal vez que todos los documentos y relaciones contenidos en sus anales. Y atiéndase, que este singular consorcio de lo pro fano y grotesco, de libertinage é impiedad , lo vemos re producido cuasi en igual escala durante los tiempos medios, viciando las mas de las veces los principins mas sólidos, las costumbres mas severas, llegando á imperar en el. claustro, y en el santuario. (1) Lib 111, Decret., tomo I. Cap. cum decor. 15 46 La Mesíatia. 1Jor llopstoch. VII. Rodeado de los celestes custodios de los hombres, y en alas de la nube mas nacarada de la manana , se cierne el divino Eloha sobre la Judea Estremécense bajo sus dedos las cuerdas de su arpa , como se estremecerán un dia los miembros de los resucitados , al sacudir de sus aéreos ves tidos los últimos átomos del polvo de la muerte. A los su blimes acordes de su instrumento , canta Eloha este llama miento del cielo : « ! Creacion eterna , despierta I Dia del sacrificio, rasga el velo de lo pasado y de lo porvenir que te envuelve, y abandona el blanco plumon en que descansas blandamente en el seno de lo infinito... Silencio , ese día tan deseado se acerca, ya llega ; llámese misericordia, tal es el nombre con que le saludan los oriones de los cielos. Y los mundos, con sus soles y sus estrellas , no obstante su pequenez infinita, reconocen en él á un mensajero de sangre y de perdon , de venganza y de amor. !Oh, divina arpa ruja, acompana armoniosa todas las voces del universo que celebran tan gran dia : al caer sus rayos nacientes sobre el polvo, harán de él brotar ángeles , y al caer su tarde, formará nle el cor tejo la dicha y el reposo eternos I.. Mis miradas descubren en la tierra un fúnebre otero que se convierte en altar, y el altar retiembla al acercársele la víctima ; aun cuando para construirle hubiese empleado Jehová estrellas de lo infinito, así corno los mortales emplean 'guijas para cons truir sus frágiles moradas , ante semejante víctima habria retemblado el altar del mismo modo. Por do quiera veo á los mundos en torno mio recorrer mas alegremente el em píreo ; las arpas del santuario de Dios resuenan por sí mis mas ; las coronas de los serafines se inclinan ; la creacion entera se postra ante la realizacion de un pensamiento que despues de miles de siglos de meditacion , solo podian en trever los serafines al través de un velo tenebroso ; de un pensamiento que concibió el Eterno , y que él solo podía abrazar en toda su estension. » Triunfantes los cielos , repiten el canto de Bolla ; solo en la tierra dejan de repetirlo los ecos ; en la tierra, donde una banda de miserables , arios de sangre, se dispone á cometer el mas negro de los crímenes que engendrára el in fierno. Despues de haber reunido Caifás á los sacerdotes y á los ancianos en una sala interior, delibera con ellos acerca de las medidas que deben adoptarse para dar muerte al Me sías sin ofender á Pilato, sin impulsar al pueblo á la re vuelta. Cansado de las muchas precauciones que el consejo cree indispensables , baja Filon al patio en que Jesus , rodeado de guardias , está sentado en derredor de un fuego próximo á estinguirse. Empieza á pasearse en él vivamente agitado; la dulce resignacion , la calma divina del Mesías , oscilan mas y mas el odio salvaje del fariseo. Ni la menor de sus acciones dejaba de ser obra de su cálculo egoista ; mas de una vez renunció á una venganza personal por el temor de ver estrellar su elocuencia y su fama contra la versatilidad popular ; pero en aquel momento juraba morir mil veces antes que dejar á su víctima la mas leve sombra de espe ranza. En vano renace un sentimiento de humanidad en los pliegues mas recónditos de su alma ; procura Filon aho garle al nacer , y se dirige nuevamente al consejo. « ! Si estarcís deliberando eternamente 1 esclama con in fernal desden ; empieza ya á romper el dia ; ? quereis que cuando decline viva aun el enemigo de Israel , que habeis condenado á espiar sus delitos en la cumbre del Gólgota?» Cesa á aquellas palabras la irresolucion de los sacerdotes y de los ancianos ; todos se levantan para seguir á Jesus, conducido por sus guardias á la casa de Pilato. A cada paso aumenta el populacho, por saber ya todo Jerusalen el acon tecimiento fatal de aquella noche. Sube el Mesías las gradas del palacio de Gabatha‘; síguen le sus acusadores , mientras el pueblo se agrupa tumultuo samente en la plaza. Advertido de la llegada de un acusa do , se dirige Pilato al tribunal , no pudiendo comprender aquel romano que, aunque degenerado, era asaz prudente para ostentar esteriormente las antiguas costumbres de su patria , que todos los gefes de Israel siguiesen á un culpa ble, cino traje indicaba pertenecer á una clase humilde. « Nobles padres de la Juba , dice, ? quién es, pues, ese hombre que os dignais seguir de este modo ? ?No me en ganan mis ojos? ? tambien se encuentra Caifás entre vo sotros ? » El gran sacerdote se adelanta , y dice : « Los sacerdotes y los ancianos de Israel esperan que no les creerás capaces de juzgar á un inocente : el hombre que te presentamos es el mayor de los criminales que ha com parecido ante tu tribunal., desde que gobiernas la judea. Ha profanado el templo , quiere destruir nuestro culto, y des via y seduce al pueblo con palabras mágicas é infernales sortilegios. Mas de cien veces ha merecido la muerte. a «Y ?por qué, repone Pilato con sonrisa irónica, no le condenais vosotros segun vuestras leyes ? » Aquella alusion al yugo que Roma habia impuesto al pueblo de Israel , hiere el orgullo de Caifás ; pero acostum brado desde mucho tiempo á arrastrarse y fingir, contesta en«tono dulce y sumiso : Quieres, sin duda, probar mi adhesion y mi respeto al César ; pues bien sabes que esa alta justicia que dispone de la vida de un criminal no es de nuestra incumbencia , por haberse reservado nuestros dominadores el derecho esclu sivo de ejercerla. No creas que por esto murmure; al con trario , he jurado sumision al gran Tiberio , padre del pue blo , dueno del mundo y de Israel , y hago sinceros votos por su gloria y su dicha ; si odio á ese jesus que tienes en tu presencia , es porque es aun mas vuestro enemigo de lo que lo es nuestro. Con su elocuencia sediciosa y fácil, atrae al pueblo á los desiertos , donde con el ausilio de su negra magia , alimenta sus cuerpos y fascina sus almas , repitién doles que es el .profeta anunciado por las Escrituras, que es el rey de Israel. Secundado por sus culpables maquinacio nes , no tardará el pueblo en separarse de la dominacion de Roma , en hacer de ese impostor temerario su soberano y su Dios. Tú mismo has sido testigo de su entrada triunfal en Jerusalen ; tú has oido las aclamaciones y los hosanna con que se le ha acogido; no solo han hecho estremecer la cima sagrada de Mona , sino que tambien han hecho re temblar los cimientos de este palacio, que atestigua en Judea la dominacion romana. » Pilato se limita á contestar con una sonrisa de piedad á aquella acusacion furiosa. Filon , que reconoce la necesidad de reparar la torpeza del gran sacerdote , se acerca al pre tor , diciendo : « Ilustre representante del César, tú castigarás al culpa ble , no porque le temas , sino porque la ley debe cumplir se. ?En qué podrias temerle ? Asaz penetrante para cono cer su arnbicion al través de su humildad supuesta , sabes muy bien que ese hombre tan débil ahora , conducido á tu presencia cargado de hierros, es á la vez el mas audaz y el mas pérfido de todos los rebeldes. Apenas con sus falsos milagros habia inducido al pueblo á proclamarle rey , pro curaba ya evitar todo homenage, para darle una alta idea de su modestia , y vencer así fácilmente los obstáculos que se oponen á la realizacion de sus planes ; no se contentada con arrojar á los romanos de la J'idea , sino que querría despues degollarnos á todos. Sí, los sacerdotes y los ancia nos de Israel derramarán hasta su última gota de sangre, en defensa de Roma y en tu defensa , Pilato , no lo dudes , ya conoces nuestra adhesion ; pero en cambio tú nos evitarás los peligros que nos amenazan , condenando á ese preten dido rey. Nunca habría tenido la triste satisfaccion de tur bar el reposo de Jerusalen , si no le hubieses creido por tan to tiempo un enemigo indigno de tu cólera. » El Hombre-Dios, entregado por entero al cumplimiento de su alta rnision , guarda silencio, sin prestar atencion al guna á los miserables mortales que tanto se agitan en torno suyo. Como el héroe que quiere libertar á su patria de las hordas conquistadoras que la invaden , no repara en las nubes de polvo que levantan sus numerosos enemigos. Ad mirado de su actitud tranquila y digna , le dirige Pilato la palabra : « Has oído los crímenes de que se te acusa, y nada has contestado ; ? temes, por ventura , defenderte en presencia de una asamblea tan numerosa ? Ven , te interrogaré á so las, y espero que me contestarás. » Dice, se levanta , y abandona el pretorio , seguido de Jesus. La incertidumbre, con paso trémulo, pálido rostro y mi rada inquieta, no para hasta apoderarse de los sacerdotes y de los ancianos : un temblor involuntario agita sus miem bros todos; mudos é inmóviles se entregan á las mas alar mantes conjeturas. Aterrado Judas al ver la desgracia que ha causado á su maestro, intenta abrirse paso por entre la multitud que obs truye las calles de Jerusalen para dirigirseal palacio de Pilato. ?Cuál es el fin queSe propone ? íl mismo lo ignora ; así es que se deja conducir fácilmente por las oleadas de gente que le empujan en direcciones opuestas. Al llegar junto al templo , entra en él fuera de sí ; ya no es el remordimien to, sino la desesperacion , la que ha reemplazado en su al ma al furor del crimen. Apenas acaba de atravesar el pór tico sombrío , descubre bajo las bóvedas sagradas á los sacerdotes nombrados por Caifás para atender á la segu ridad del templo en aquellos momentos de desórden. A su aspecto , el rostro del traidor se pone lívido , sus dientes rechinan, todo su cuerpo tiembla ; por fin arroja con furor á sus piés la suma que recibió por precio de su traicion , y esclama : « ! Aquí os devuelvo vuestro infernal dinero !... El hom bre que os Ere vendido es inocente ; es el mas grande , el mas divino de todos los profetas. !Ya susangre clama ven 47 ganza , ya pesa el anatema del infierno sobre mi cabeza » Dice, y huye lejos del templo, lejos de Jerusalen; el solo aspecto de un rostro humano le aterra , su frenesí le impul sa hácia el mismo punto en que el espíritu de las tinieblas, valiéndose de un sueno fatal , causó su pérdida ; párase al llegar á él , ningun sér vi' iente se mueve en torno suyo, ningun rumor hiere su oido , todo es allí soledad , todo si lencio. Lejos de la calina que esperaba encontrar en aquel lugar solitario, esperimenta aun en él angustias mucho mas desgarradoras ; llegado al colmo de la desesperacion , gime y se dice : « 1 Muere , miserable ! Solo con la vida pueden acabar tus tormentos... El Dios de Moisés ha dicho : No matarás... Pero ?qué me importa el Dios de Moisés , si ya no le co nozco?... La desesperacion, hé ahí al Dios del traidor, que me ordena morir... Muere , pues , cobarde... ! Tiemblas; el amor á la vida se despierta en tí ; quieres vivir , vil ase sino , cuando la tumba que abriste te envuelve en todas partes ! Y tú , alma , que creyéndote inmortal te rebelaste, no esperes vivir despues de mi muerte para perpetuar mis sufrimientos, porque perecerás conmigo... ! Un último cri men vá á legarle á la nada !... » lthuriel , su protector celeste , y Obaddon, el ángel de la muerte , han seguido á Judas , y le obsenan en silencio. Afligido por la inevitable pérdida del infeliz que estuvo con fiado á su custodia , lanza Ithuriel hondos suspiros. « Preciso es que te lo entregue , dice al sombrío Obad don , porque sé la suerte que le espera. Con todo, he que rido verle por última vez, porque le amaba, le- amo aun, y si te lo entrego, es por quererlo así el Eterno : cumple sus decretos inmutables , tú , que eres el terrible agente de su cólera, y que solo te llama cuando castiga ; mi miSion, que es la de bendecir y proteger, acaba desde que tú te pre sentas. » Al terminar estas palabras , huye Ithuriel , tapándose el rostro. Mira Obaddon á Judas de un modo aterrador, y le dirige estas terribles palabras: « ! Caiga sobre tu cabeza la sangre que vas á derramar ! Hombre de miserable polvo , tú mismo vas á estinguir tu existencia: tenias delante de tí la muerte y la vida, tu elec cion ya está hecha. ! A págate , sol brillante de la vida ; an gustias y terrores de los agonizantes , no os hagais esperar; ábrete, tumba helada y tenebrosa ; destruccion, recibe al suicida ; que su sangre vuelva á caer sobre sí mismo! » Oye Judas la voz del inmortal , y cree en su delirio reco nocer los acentos del Mesías muerto en la cruz. « ?Pides mi sangre ?... ! tómala, héla ahí ! » Y, con la mirada fija , el pecho jadeante, los cabellos erizados, y los lábios contraidos por infernal sonrisa , estre cha Judas el nudo fatal que circuia su cuello... !La respi racion le falta !... El ángel de la muerte retrocede 'estreme cido. El corazon de Judas se rompe, cesa de latir, mientras que su alma agitada se agarra con mas fuerza al cuerpo en que moraba , hasta que por fin la obliga Obaddon con un gesto á abandonar la frente del moribundo. El principio de vida acaba de separarse del cadáver, y queda Un sér ténue„ débil , imperfecto, que encuentra de nuevo la facultad de pensar y sentir, pero que no es accesible mas que al dolor. « ?Quién soy, esclama ? Judas acaba de morir, y Judas vive de nuevo... Inanimada y fria yace aun ahí mi mortal cubierta; !cuán vagas son mis nuevas formas, tenebrosas V siniestras corno mis sensaciones!.. ? Soy por ventura hijo de la noche y del caos? ?Cuál es esa sombra aterradora que se levanta en este fúnebre otero , y cuyo solo resplandor' abrasa?... Anatema sobre tí, Judas, ese es el juez del uni w 48 1( verso. Huye, huye , desgraciado, escóndete en las entra ilas de la tierra.» Obaddon continúa de pié en aquel triste sitio, gritándole con voz terrible : « Yo no soy tu juez, pero sí soy el- mas implacable de sus mensageros; soy el ángel esterminador. Ya has sufrido tu sentencia en la tierra, pero tiembla ante la mas terrible aun que te aguarda en lo alto. Has vendido al Hombre-Dios ; te has rebelado contra aquel que tiene en una mano la balan za y en la otra la muerte, y acabas de privarte á tí mismo de la vida que él te habia dado. Los tormentos reservados para los traidores son inconmensurables. Sígueme hasta la cruz ; preciso es que veas espirar al Mesías ; tam bien quiero que veas la morada de la dicha eterna, antes de arrojarte para siempre al abismo... » Terminadas estas palabras , circunda una nube densa y negra la trémula sombra de Judas, y la levanta y la arras tra en pos del ángel esterminador. ! Cuán pronta y terrible es la justicia del Eterno 1... Bor rado'estaba ya Judas del libro de los vivos, mientras conti nuaba aun Pilato interrogando al Mesías en la estancia á que ambos se habian retirado. Mas convencido que nunca de que quedan los sacerdotes de Israel sacrificar á su ódio personal á un hombre tan virtuoso como pacífico, intenta Pilato inducir con benevolencia á Jesus, á que rechace las acusaciones que se le dirigen. « Habla sin rodeos , le dice, ?eres tú el rey de Judea? » A lo que contesta Jesus con una dulzura á la vez triste y grave.• (( Si yo fuese un rey de este mundo, un rey como todos los que los romanos han sometido á su dominacion, tendria un pueblo y ejércitos para defender mis derechos. No , yo no soy rey de este mundo.» « Y sin embargo., te titulas rey. » « Porque lo soy. He descendido á la tierra para traerle la verdad ; solo el que crea en esa verdad santa , hija del cie lo , podrá comprenderme.» « ?Qué es la verdad ? » pregunta Pilato. Y con la desdenosa sonrisa de un hombre que, para evi tar una discusion que no comprende , finge despreciarla , hace una sena á Jesus de que le siga, y entra nuevamente en el pretorio. « He interrogado á ese hombre, dice Pilato á los sacerdo tes, y segun mi parecer, nada ha hecho para imponérsele la pena de muerte. ?Decís que ha sublevado el pueblo de Galilea ? pues bien , como se halla esta bajo la dominacion de Herodes , voy á enviarle el acusado, porque á él solo corresponde juzgarle. '» Disponíanse ya los guardias para conducir al Mesías al palacio del príncipe, cuando en aquel instante se presenta Alada, intentando abrirse paso al través de la multitud. Poseida de un presentimiento funesto, se entrega toda la noche al llanto , llegando á los primeros albores del crepús culo á Jerusalen para buscar á su hijo muy amado. Admí rala el tumulto que reina en todas las calles de la ciudad; impulsada por el movimiento de un inmenso pueblo., no para hasta el palacio de los romanos. Cuán lejos estaba aque lla madre infortunada de sospechar la causa de la agitacion del pueblo , á pesar de su inquietud y de la creciente opre sion que sentia su pecho. Percibe de repente á Lebeo, que á muy corta distancia se apoya en una columna; mas tran quila á su vista se adelanta hácia él , pero huye de repente el discípulo al notar su movimiento. « ?Por qué se aparta?)) se pregunta María. En aquel mismo instante atraviesa su alma la espada de dolor que había de hacerle apurar todos los tormentos de una larga vida de angustias : acababa de ver á su hijo ante el tribunal del pretor. Cubre una palidez mortal el rostro de Alada ; su mirada permanece fija ; sus facciones altera das ; se apodera de ella un temblor convulsivo que no le permite tenerse de pié. Su ángel costodio comprende la in mensidad de su sufrimiento , y se cubre con un velo de lu to. Por fin el esceso del dolor reanima á la madre de Jesus, permitiéndola recobrar la facultad de ver y de oir. Por se gunda vez fija su mirada en el acusado , en Pilato y en los sacerdotes. Los gritos del pueblo que pide con furor la muer te del hombre á quien algunos dias antes aclamaba por rey, llegan á los oidos de la desgraciada madre , que , en vano buscan sus ojos una mirada de piedad en torno. suyo , un rostro en el que pueda leer que no está su hijo aun entera mente perdido. Abandonada de los hombres, el alma de Maria se levanta al cielo : « Oh, tú, dice, que me enviaste al mas bello de los ánge les para anunciarme aJ hijo que me destinabas; tú, que en el valle de Belen me inundaste de todos los maternales go ces : tú, que oiste á la madre de Samuel cuando regó con sus piadosas lágrimas las gradas de tu altar , oye mis gritos de desesperacion y apiádate de mí. ? Por ventura me evi taste el dolor del parto para condenarme despues á tormen tos mil veces mas crueles ? ?Infundiste quizá en mi corazon el amor maternal mas ardiente para el mejor de los hijos, solo por obligarme á llorar mas tarde su muerte? Sálvale, tú lo puedes , tú , que das á los cielos himnos eternos para celebrar tu gloria ; tú, que das á los mortales ardientes lá grimas para implorar tu perdon.» Así gime la madre del Mesías , y el cielo, sordo á su ple garia, no le envia ningun consuelo, ni una esperanza si quiera. En el colmo del dolor, se dirige Maria, fuera de sí, á una galería solitaria que conduce á las- habitaciones del pretor, donde al fin sus abundantes lágrimas alivian un tan to su pecho oprimido. « !Ah , se dice, si al menos este suntuoso palacio cobi jara á un sér generoso ; si en medio de tanto lujo y magnifi cencia, pudiera encontrar un corazon de madre ; si como se dice, fuese Porcia buena y compasiva... Serafines, N. osotros que celebrásteis con vuestros cantos celestes al nino que acababa de nacer en un establo, haced que sea cierto cuan to se dice acerca de la esposa del pretor» Un rostro de muger aparece en el fondo de la galería ; es el rostro de Porcia. Está pálida, sus cabellos flotan en bu cles sobre su seno gracioso, y al través de los vestidos que. la cubren, con aquella elegancia imponente que caracteriza á los nobles romanos, notase. el ligero temblor que agita sus miembros delicados. Absorta Porcia en la agitacion que la domina, se adelanta rápidamente; pero al ver á Maria se para de repente , poseída de admiracion. La hermosura de la madre de Jesus..brilla con todo el resplandor celeste que solo el dolor puede dar , infundiendo respeto y amor á to dos los corazones generosos , por recordarles que en esta vida de un dia, solo él es hijo del cielo , y que la alegría, aun cuando sea inocente y pura , no es mas que una vana ilusion. La .noble romana contempla á Maria con piadosa veneracion , y la dirige estas palabras. « ! Ah! díme, ? quién eres? Nunca habia visto una dig nidad igual unida á tanta dulzura ; nunca habia visto bro tar de ojos mortales lágrimas tan tiernas : sufres, pero es tu dolor tan divino, que casi no me atrevo á ofrecerte un consuelo.» A lo que contesta Alada. « Si existe en tu corazon la dulce piedad que respiran tu. mirada y tus palabras , condúceme delante de Parcia ; me conviene hablarla.» « Está en tu presencia ; yo soy esa Parcia que buscas.» Un placer dulce y vivo brilla por un instante en el ros tro de la madre de Jesus. « ? Eres tú ? esclama ; desde que te he visto no he teni do mas que un deseo, el de que la ilustre companera de Pilato se te pareciera... Tú comprendes el dolor de una ma dre por mas que pertenezca á un pueblo odiado por el tuyo. Dile, oh, Parcia, á ese pueblo, que el hombre á quien Pi lato acaba de interrogar, al que viles calumniadores acu san de crímenes odiosos, y cuya vida no ha sido mas que una série de acciones sublimes, es mi hijo. Es una emocion mas noble, mas grande que la de la misma piedad, la que por instantes embarga los sentidos de Porcia. «Muger sobrado feliz, dice al fin, ?eres la madre de Je sus de Nazareth ?» Y levantando luego las manos al cielo, anade Parcia con piadosa exaltacion. « Divinidades benéficas, divinidades sin nombre , que habeis turbado mi reposo por medio de un sueno solemne , yo os bendigo , por ser vosotras las que me habeis enviado á la madre del mas grande de los hombres. Dichosa ?dalia, cesa de implorar mi piedad ; yo soy, por el contrario quien debo reclamar la tuya: condúceme al lado de tu noble hijo, á fin de que su mirada disipe las tinieblas de mi razon , y que su palabra me ensene el modo con que ,debe adorarse á los dioses. » De aquellas dos piadosas mugeres , sigue ya la una , sin saberlo, el camino de la salvacion , mientras lo busca la otra con todo el ardor de un corazon lleno del amor divi no.•Basta aquella secreta simpatía para unirlas ya estrecha mente, por mas que no sepan aun comprenderse. « Tú me amas, dice liada , mirando á la jóven romana con una espresion inefable de ternura y confianza ; sí , lo conozco : tú comprendes, tú compartes las angustias de la mas infeliz de las madres. Pero no invoques para endulzar mis angustias á tus dioses impotentes; solo por tí puede mi hijo ser salvado, si entra su salvacion en los decretos del Eterno ; tú sola puedes impedir al pretor que se manche con la sangre del mas justo de los hombres. Haz que evite el derramamiento de esa sangre divina, que pesaria cruel mente sobre él cuando se verá obligado á comparecer ante el tribunal del Dios de los dioses. Una sonrisa triste y misteriosa ilumina las facciones de Parcia, que se inclina bácia Maria , y con ese acento tímido que caracteriza las confianzas íntimas, la dice : « Voy 4 abrirte mi corazon , tan vivamente agitado por emociones desconocidas. Ante todo, tranquilízate: haré to do cuanto esté en mí para salvar á tu hijo, así como lo hu biera hecho tambien , aunque no hubieses venido tú misma á pedírmelo. Un poder sobrenatural , superior al de esos dioses, cuyo favor tú Creiste imploraba, me ha enviado esta noche un sueno que me ha.,,Ilenado_de un santo terror : sus visiones eran en un principio misteriosas y dulces, pero luego las he visto aterradoras... He despertado bruscamen te, y me dirigía al pretorio para defender al hombre que se me ha aparecido durante mi sueno, cuando te he halla do á U, su madre...» Volviéndose luego Pareja hácia la fiel, esclava que la ha bia seguido : « Véte á encontrar á Pilato , y dile de mi parte que me ha sido revelado en suenos que, es Jesus el mas grande, el mas virtuoso de los hombres, y que quieren los dioses su absolucion. TOMO H. Dice , torna el brazo de Maria, y desciende con ella la magnífica escalera de mármol que conduce al jardin, « Ven , ven , la dice ; en esta galería llega aun el tumulto de la muchedumbre hasta nosotras. Allí, en medio del si lencio que embalsaman las flores , y bajo la riente aurora que derrama ya sus dulces lágrimas sobre la tierra , que tanto embellece , quiero iniciarte en las maravillas de mi vision profética.» Queda Parcia abismada en una meditacion profunda : al enviarla su ángel custodio un sueno que la descubria el misterio de sus creencias, hizo vibrar en su corazon una fibra divina , que á su pesar , hizo abrir el corazon de la noble romana á la luz celeste. Desvanecidas de repente sus meditaciones , continúa Porcia de esta manera : « He visto á Sócrates; tú , Maria, no conoces á ese saja, cuyo nombre no puedo pronunciar sin estremecerme de res peto y de amor: la vida de ningun mortal ha sido tan no ble como la suya , y aquella vida tan hermosa , fué coro nada por una muerte aun mas hermosa. Ese sabio , que desde mi mas tierna edad yo venero como se venera á los dioses, se ha dignado aparecérseme, diciéndome :'« Vengo de las regiones lejanas , que mas allá del sepulcro se es tienden en lo infinito. Cesa de admirarme ; levantándome en alas de mi vana sabiduría, no he hecho mas que equi vocarme. La divinidad no es tal como yo la concebí; pero se parece aun mucho menos á los dioses que adorais al prosternaras al pié de los altares levantados por una ciega credulidad, Imposible me es descubrirte los secretos de esa divinidad sublime; pero al menos te conduciré hasta las pri meras gradas de su templo. Quizá tu alma piadosa merezca esta gracia; quizá serás introducida en el santuario antes de que espire este dia , dia de gloria y de dicha , senalado para el cumplimiento de una grande obra. Oye lo único que pue do decirte. No he sido arrojado á la mansion del dolor y las lágrimas. Mas allá de la tumba no hay Campos Elíseos, ni negras ondas de la Estigia que atravesar en una frágil barca, ni jueces infernales; todo es ilusion , todo delirio de la hu mana flaqueza : solo al error son debidas las pálidas estre llas del Elíseo , solo el error puede crear el tribunal del Tár taro. La antorcha de la verdad es la que sostiene los soles eternos en cuyo centro mora el juez del universo; una justi cia inmutable mide todas sus acciones. Ah ! cuán poco pesan las virtudes que tanto ensalzamos aquí, en el plato de la balanza á que las sujetan las recompensas eternas ! Solo el mal pesa mucho ; pero en cambio , tambien el peso del perdon es enorme ! Sí, Porcia querida, ante el dueno equi tativo que regula nuestro destino en la inmortalidad , son muy pocoslos que merecen recompensas; pero muchos los que en él encuentran gracia. Yo tambien la he encontrado; porque mi corazon al menos, 'labia buscado siempre el bien y deseaba ardientemente encontrarle. !Cuán distinto es de la imágen que de él nos formamos el mundo que nos abre de par en par sus puertas al recibir la urna sepulcral nues tros restos 1 Allí , esa Roma tan poderosa que hace temblar al universo , es un hormiguero imperceptible ; allí, una sola lágrima vertida á impulsos de una piedad sincera, vale mas que todos los mundos reunidos. Parcia , ojalá que una sola de estas lágrimas humedezca tus párpados... Los espí ritus celestiales celebran un santo misterio : imposible me es penetrar las tinieblas que le envuelven ; pero sé que en este momento hay un justo entre vosotros, que sufre mucho mas de lo que mortal alguno ha nunca sufrido ! Si dá de este modo un ejemplo sublime de humildad ante Dios, de obediencia á su -voluntad , es por su amor á los hombres , él , que,es mas que hombre... Tú le has visto; Pilato le juz 7
Descripció
Puntuació | |
Títol | Abeja, La. No. 2 (1 enero 1863), p. 037-074 |
Descripció | Informació addicional del títol: revista científica y literaria ilustrada, principalmente extractada de los buenos escritores alemanes por una sociedad literaria |
Títol addicional | Revista científica y literaria ilustrada, principalmente extractada de los buenos escritores alemanes por una sociedad literaria |
Editor | Biblioteca de Catalunya |
Data de publicació | 2008 |
Data del document original | 1863 |
Tipus de recurs | Text |
Format | |
Font | Publicació original: Barcelona : Librería de D. Juan Oliveres, [1862-1870], No. 1 (1 enero 1862)-No. 3 (1 enero 1964) |
Llengua | spa |
Relació | http://cataleg.bnc.cat/record=b1056597~S10*cat |
Gestió de drets | Còpia permesa amb finalitat d'estudi o recerca, citant la font "Ateneu Barcelonès". Per a qualsevol altre ús cal demanar autorització |
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Definició | 8 bits |
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Descripció de la pàgina
Títol | 02_No. 2 (1 enero 1863), p. 37-49 |
Transcript | arriba se desarrollaban progresivamente? Nada de eso ; pues tan luego como volvemos á meter el animal en el agua, continúa paseándose , comiendo y desempenando todas las funciones de la vida , como si nada le hubiera sucedido. Qué fortaleza tiene 1 Ya que no la hemos podido matar así , acabemos de una vez con ella cortándole la cabeza. A fé nuestra! el milagro de San Dionisio no hace efecto, pues mirad á nuestra salamandra que se pasea sosegadamente sin cabeza por el agua del estanque. Solo su andar es sobre saltado y zozobroso ; pues se vé que teme tropezar con su herida en los cuerpos que la rodean ; y para evitar los gol pes dolorosos, tiene cuidado de ir poquito á poco, y de an dar á tientas con sus patas delanteras. Siempre que tiene necesidad de resollar, sube á la superficie del agua, y pre senta el aire su munon de pescuezo, idénticamente lo mis mo que el animal entero que viene á presentar el hocico. El ambiente penetra en los pulmones por el agujero de la tráquea, y el animal se vuelve al fondo; ?pero cómo come? Esto es lo que nos veríamos muy apurados en deciros. Pro bablemente las partecillas de materias orgánicas, disemina das en las aguas, penetran en el estómago por el agujero del pescuezo. Lo cierto es que vive perfectamente en este estado y que ha habido quien las ha conservado así por es pacio de mas de tres meses, y que murieron por varios acci dentes causados por la falta de cuidado, y no se sabe si se habría formado una nueva cabeza; mas este es un esperi mento fácil que podeis continuar. El animal se habitúa muy bien en una vasija de loza ó de vidrio como sea de tama no competente, y se tenga la rigurosa precaucion de mudar el agua cada dos ó tres dias. Vereis con pasmo que al cabo de poco tiempo de haberle cortado la cabeza, conocerá la va sija de memoria, en términos de no tropezar ya contra sus paredes. Por lo demás, muchos animales están dotados de una pujanza vital casi igual á la de la salamandra. Las tortugas, por ejemplo , se forman perfectamente un ojo nuevo cuan do les arrancan alguno. Nos ha sucedido vaciar completa mente la caja huesosa que forma el cráneo de una tortuga griega ( Testado grwca Lin.) , y continuar viviendo en nues tro jardin :con todos sus hábitos. Solo sus movimientos no eran tan regulares, é iba un poco mas pesada en el andar. Vivió de esta suerte por espacio de seis meses, hasta que las heladas la mataron. Cuando en una hermosa velada de estío llega á caer una suave y cálida lluvia, percibireis por el crepúsculo un en tecillo habitador de vuestro jardín, que sale de su retiro inac cesible á los rayos del día; que corre pausadamente por las hojas de las flores y de los arbustos. En el lomo lleva su ca sa de nácar, adornada de varios círculos de espirales del negro mas subido y brillante. Es ciego, mas su cabeza está armada de cuatro cuernecitos ó tentáculos de tan esquisita sensibilidad , que le advierten la cercanía de los cuerpos aun antes de tocarlos. Al menor choque, al tacto mas delicado, vuelven á entrar en sí mismos estos probadores como, los dedos de un guante, y simándose luego en la cabeza, desa parecen. La misma cabeza vuelve á entrar en su casa, y no se percibe del animal mas que la concha. Ya reconoceis la limaza de librea 6 caracolito de los árboles (11elix nemora:is , Lin.) , con que habeis jugado tantas veces en vuestra ni nez. Este viviente tan mínimo en apariencia, goza no obs tante de una potestad asombrosa de reproduccion. Elijamos el instante en que, caminando sin zozobra, alar ga hacia adelante los cuatros tentáculos, y cortémosle la cabeza con un bisturí 6 con una navaja de afeitar. El do lor le hace al momento retirar en su casa lo restante del 37 cuerpo , del que se desprende un• licor baboso y pegajoso, Este licor se seca el aire , pegando con bastante solidez las orillas de la concha á la superficie del cuerpo en que lo ha yais colocado. Si en tal estado depositais el animal en un paraje que esté al abrigo de la intemperie y sobre todo de los rayos desecantes del sol , quedará allá en tan perfecta inmovilidad durante quince 6 veinte dias , que parecerá muerto. ?Qué misterio pasa en aquella concha herméticamente cerrada que burla las desaladas y curiosas miradas del obser vador? No lo sabemos; mas el resultado nos manifestará uno de los fenómenos mas estraordinarios de la naturaleza , y podreis hacer los mas profundos raciocinios acerca de las impenetrables miras de la Providencia, que otorga á la mas miserable de las criaturas, á una vil limaza que se arrastra por el cieno, una potencia de facultad milagrosa , un favor inaudito que ha negado á todos los animales mas perfectos, hasta al hombre, que es la entidad descollante de la crea cion. Cumplido el plazo queda obrado el milagro; pues ve reis la concha que empieza á levantarse por un movimiento imperceptible; de varios puntos brotan chorrillos de un li cor claro que desencola la limaza del cuerpo á que estaba pegada. Mirad al viviente que levanta la concha, y se le vé salir con una cabeza nueva, armada de sus cuatro tentácu los , provista de sus lábios , de sus quijadas, y en una pala bra, tan grande y completa como aquella de que le privás teis. Cuando se recapacita la importancia del órgano. corta do , es preciso admirar tal maravilla, y quedar atónito por toda la vida; porque no hay materia que dé mayor cam po á la eavilacion. Ofrece tambien la limaza en su constitu cion una rareza no menos peregrina, y es la de ser ála vez macho y hembra como una flor hermafrodita. Ahora os trasladamos á las orillas arenosas del Océano. No os haremos notar aquel horizonte que parece inmenso, aunque esté limitado á dos 6 tres leguas, aquel azulado cielo que se amolda con el verde oscuro de las aguas, aquellos bu ques que aumentan dedimensiones conforme se van acercan do y que parecen salir poco á poco del seno del mar, en fin aquel espectáculo tantas veces descrito por los poetas ; sino que, bajo vuestros piés, en aquel arenal cascajoso que las aguas acaban de abandonar., quiero hueros admirar un dra ma del gusto mas nuevo. Sentémonos sobre esta pena sin hacer el menor ruido. Acaba de quedar en seco una ostra ; atónita y alegre por el nuevo elemento que la acaricia y le trae un temple ha lagüeno, despega las pechinas de su concha para empapar se todo el cuerpo en él ; mas un salteador, emboscado en aquellas cercanías, la acecha escondido detrás de una pie dra , y se le arrirna caminando de lado y sesgando, sin apar tar los ojos de su víctima. Su cuerpo está armado de una espesa y dura coraza de mezclilla verdosa ; camina sobre ocho piés largos y ájiles , y lleva delante dos unas fuertes y amenazadoras ; es la langosta de mar comun ( Cancer mw nas , Lin.) de los naturalistas. Arrójase sobre su presa ; mas avisada la ostra del peligro, cierra al momento sus dos pe chinas , y feliz la voraz langosta si no deja en ellas una ó dos de sus velludas patas. Dá vueltas un instante en derre dor de su presa, que ,'encerrada en su inespugnable forta leza , desprecia á mansalva sus.miras siniestras, y retirán dose ,a1 fin, cree la ostra poder volver á abrir sin peligro su casa ; mas su enemigo se vuelve á arrimar poquito á poco sin hacer el mas mínimo ruido y lleva en una una una pie drecita que ha recojido en la arena : tiene la mana de co locarla ejecutivamente en la concha del marisco , y cuando quiere este cerrarla, no puede, y es fácil pasto del saltea-. DI 38 t< cha analogía. Se pueden cortar en varios trozos, y todos formarán en breve otros tantos vivientes cabales. En las lentejas de agua que nadan en la superficie de este charco , os vamos á ensenar el ente mas estraordinario que la naturaleza haya producido en la clase de los animales ; este viviente es la hidra verde (Hydra viridis Cuy.). Su cuerpo es cónico y se asemeja á un tintero de hasta verde. La abertura de este tintero es la boca , cuyas orillas están guarnecidas de hilachas que le sirven de probadores 6 ten táculos. Con organizacion tan sencilla , desempena este pólipo todas las funciones de la animalidad; nada , se arras tra, y aun camina fijando alternativamente sus dos estre mos como las sanguijuelas ó las orugas agrimensoras ; tre mola sus ensayadores, valiéndose de ellos para cojér su pre sa, que traga y digiere á ojos vistos en el saquillo de su cuerpo trasparente. Carece de ojos; mas con todo es fácil percibir que le encarna la luz porque la busca. Tomemos uno de estos vivientes y depositémoslo en una vasija de vi drio llena de agua, que tendremos cuidado de renovar de cuando en cuando, y le conservaremos para repetir Con él alguno de los numerosos esperimentos que han hecho va rios naturalistas, Al cabo de algunos dias vemos despuntar en el cuerpo de nuestro pólipo , acá y acullá , pequenas vejetaciones que pronto le forman corno ramas: son hijos que empiezan á nacer. Esperemos algunos días mas, y se desasirán de su madre como para tomar una existencia separada ! Tomemos uno de nuestros pólipos y cortémosle en cinco ó seis pedazos, y cada fragmento reproducirá en breve un animal perfecto. Cortémoslo, dividámoslo en partecillas muy menudas, y todas presentarán el mismo fenómeno ; ! tan poderosa es en él la pujanza reproductiva! Procuremos volver uno de estos animales , de suerte que pongamos por la parte de fuera el interior de su cuerpo , y por la de dentro la superficie esterior , absolutamente como cuando se vuelve un guante ó una media. Este nuevo mo do de existir le es de todo punto indiferente ; pues nada , anda, come, digiere corno si no le hubiésemos hecho nada absolutamente. Mas aquí hay dos, uno grande y otro pequeno , que ba tallan por un pasto reducido á un gusanito ; el uno lo ha cojido por un estremo y el otro por el otro, y los dos lo tragan por el estremo , que tienen ; así se ván acercando poco á poco , y ya los teneis boca contra boca. ?Qué vá á suceder? una cosa muy sencilla , y es que no queriendo el pólipo pequeno desengullir la parte del gusano ya tragada , queda buenamente tragado por el otro. Pero no os incorno deis por él , porque en el estómago de su camarada hará corno Jonás , que tomaba paciencia en el vientre de la ba llena. Efectivamente , continúa pacíficamente engullendo el gusano enterito, y cuando lo ha dijerido con toda como didad, hace pedazos el estómago del pólipo grande, sale de él, y ambos están tan buenos y son.tan amigos como si na da hubiese sucedido. Vuestro jardinero ingerta á veces los árboles : veamos si podremos asimismo ingertar nuestros pólipos; para esto em plearemos un método que los horticultores llaman de arri madillo. Tornamos desde luego uno, al que hacernos con un bisturí un corte largo en toda su longitud , de suerte que lo abramos como hace una cocinera con un pichon asa do en parrillas. Hagamos la misma operacion con otro pó lipo , y apliquemos el uno contra el otro ; con dos cerdas hacernos dos costuras para mantener las partes en sus luga res, y dejaremos así ambos vivientes en su vasija por espa cio de cuarenta y ocho horas. Al cabo de este tiempo , se dor. Dispónese la langosta á devorarlo , mas saliendo del mar otro individuo, viene á disputárselo , y de ahí resulta una pelea á muerte de las mas curiosas. Al principio se acometen estos dos animales caminando de lado, y jirando el uno alrededor del otro , se hieren con las esquinas de su escudo y procuran derribarse ; luego se dan grandes golpes con sus patas delanteras y procuran cojerse con sus unas, y no se sueltan hasta que están rendidos por el cansancio 6 las heridas , y el vencido se pone en vergonzosa fuga. Nuestra langosta vencedora ha quedado duena del cam po de batalla ; pero en la refriega se medio rompió una una. Se vé que su herida es dolorosa , porque se retira titubean do á su húmedo albergue , y todo su cuerpo se abandona á un temblor convulsivo. ? Qué será de ella ? Sin duda ha de morir, pues la costra petrosa que la cubre no se vuelve nunca á curar cuando la han horadado ó rajado; en breve se introducirá la gangrena en las carnes espuestas al aire, y la pérdida del brazo enfermo acarreará la del cuerpo , si un hábil cirujano no le hace la operacion. ! Pues bien 1 ella mis ma será el cirujano, y ya empieza la faena. La langosta vol tea la pata herida con un movimiento lento , que despues aumenta progresivamente en velocidad , y en fin llega á ser una especie de aleteo muy rápido que dura uno ó dos mi nutos. La pata se desprende de golpe en su primera articu lacion con el cuerpo , y está fuera de peligro el animal. Mas ?cómo se desprendió aquella pata? No sabemos sobre el particular mas de lo que os hemos dicho, y os decimos lo que hemos visto. Lo mismo que en la salamandra, le volverá á nacer otra pata en lugar de la cercenada , pero por mucho tiempo quedará mas pequena que la otra, y por esta razon se encuentran tantas veces langostas, cabrajos y cangrejos con esta disformidad , pues toda la numerosa familia de los crus táceos goza de la pasmosa facultad de reproducir los miem bros que se les arrancan. Solo pueden vivir estos animales en las aguas vivas y corrientes, en medio de las raices , de los penascos, en los ríos y la mar. Espuestos continuamen te á ser arrastrados por las aguas , rodados por las olas, gol peados por las piedras, ó encerrados entre raices, bien pron to quedarian destruidos pedazo por pedazo , si no tuviesen esta facultad de reproduccion. Ya habeis visto animales cuyos miembros renacen como las ramas de un árbol que corta la podadera de un diestro jardinero ; pero hay con todo esto la prodigiosa diferencia de que las partes separadas del viviente han muerto para siempre, al paso que viven en los vejetales ; y para cons tituirse individuos cabales y perfectamente parecidos al que los llevaba , solo requieren estas partes arrancadas del tron co hallarse en circunstancias favorables , que se -reducen á plantarlas en la tierra y regarlas ; bien pronto echan raíces y son entonces lo que los cultivadores denominan estacas. !Animales injertos! muy raro seria esto ; sin embargo, busquemos, y puede que los hallemos alrededor de noso tros. Mirad al jardinero que, revolviendo la tierra de vues trojardin , saca tamana lombriz (Lumbricus terrestris, Lín.). Para destruir este gusarapo que cree perjudicial á sus culti vos, de un hazadonazo lo parte en dos pedazos, y luego continúa su tarea. Cree haberle dado la muerte , y no ha hecho mas que duplicar su existencia, desdoblándole la vi cia; en una palabra, de un gusano ha hecho dos. Recojed los trozos en una vasija llena de tierra húmeda, y al cabo de algunos dias vereis que se han hecho dos animales tan perfectos como el primero. Las náyades ( Nais , Lin.), har to comunes en las aguas muertas de nuestros ríos y estan ques , tienen una pujanza de reproduccion mas pasmosa que nuestras lombrices, con las que guardan por lo demás mu )5 39 K habrá operado perfectamente la soldadura ; retiraremos las dos cerdas, y de dos animales tendremos uno solo. Su for ma será la misma que la de un pólipo ordinario , con la so la diferencia que la boca y el estómago habrán aumentado considerablemente de diámetro. Ingertémoslo de otro modo. No lo hendiremos en toda su longitud , sino solo por el cimiento , y dejaremos intacta la boca. Reuniremos dos, así preparados , y los sujetaremos con una cerda. Dos días •despues , no tendremos mas que un animal , pero provisto de dos bocas para alimentar un solo estómago. Podemos ingertar así tres, cuatro y mas, uno sobre otro, para no componer mas de uno. ? Qué es pues la individualidad , el yo , el egoísmo, co mo dicen los ingleses , en la lombriz , la náyade , los póli pos y una infinidad de otros animales que los naturalistas han definido séres vivientes « que tienen el convencimien to de su existencia? » Os lo vamos á decir, pero muy quedo, porque si aquellos caballeros nos oyesen, no dejarían de pedir ausilio contra nosotros , y no estarian contentos hasta habernos sugetado bien. Ahora, he aquí lo que es : en los gusanos, las náyades, los pólipos y una porcion de otros zoófitos, no hay yo, ni egoísmo ; por lo tanto no tie nen concepto de su existencia, y• por lo mismo carecen de animalidad. Cómo ! ?.con que ya no serán animales ? — Ay! no.— Probablemente serán vejetales ?—Tam poco.— Pero sin embargo es preciso que sean algo , y toda vez que los séres vivientes son todos plantas ó animales... —Esto es lo que nos arredra, porque no somos académi cos; pero si lo fuésemos...— Y qué !— lié aquí lo que di ríamos: Para que haya animalidad, es preciso que haya egoismo y unidad de vida: solo puede haber egoísmo cuando hay un centro comun de sensaciones, y por consiguiente, nervios ; solo puede haber unidad de vida, cuando hay centro co mun de sensacion , como lo demuestra la esperiencia , por que ningun animal provisto de nervios se ingerta; toda par te separada de él muere sin volver. Así diríamos: un animal es un viviente provisto de la facultad locomotriz, que po see un centro comun de sensacion y tiene una sola vida; da ríamos á la clase consabidalin nombre cualquiera, el depo libion ( muchas vidas ), por ejemplo, ó el que querais, y di ríamos un polibion es un viviente provisto dela facultad loco motriz , que no tiene un centro comun de sensacion , que tiene una vida múltipla y el ázoe por base de su composi cion química. Este último carácter le distinguiría perfecta mente de los vegetales, cuya base química es el carbono. El ser y la vida de las plantas. por O. Mirbet. Y y último. Aquí se presenta á nuestra consideracion otro de los fe nómenos mas importantes para los progresos de la historia natural , no menos que para la perfeccion de nuestros co nocimientos acerca de la economía vegetal ; y sin embargo, este fenómeno no ha llamado hasta ahora la atencion de físico alguno. La solucion de las siguientes cuestiones nos conducirá á su conocimiento, ?Qué se hace de los vegetales que han cesado de vivir ? ? Qué se hacen sus despojos ? ? Qué se hacen por último las producciones de esos cuerpos vivos , despues de separadas desprendidas en diversos tiempos, durante el curso de su existencia ? Hé aquí nuestra respuesta. Todas esas sustancias (las materias herbáceas ó lenosas, los mucilagos , las gomas , las resinas , las materias aceito sas , salinas, etc, ), que el solo resultado de la accion de la vida ha podido producir, habiendo dejado de ser sostenidas por aquella accion , pasan sucesivamente á aumentar, ó á lo menos á equilibrar la masa de los cuerpos brutos que existe. Y como con el tiempo aquellas mismas sustancias e,sperimentan alteraciones en la combinacion y proporcion d.e sus principios , alteraciones que cambian su estado, su misma naturaleza, y por consiguiente todas sus cualidades, contribuyen al sostén de las diversas materias minerales que observamos en todas partes, donde los cuerpos vivos en abundancia ( vegetales y animales ) dejan allí sus despojos. Nadie hasta ahora habia pensado en ello ; de modo que creemos ser los primeros que hemos presentado este impor tante problema á la atencion de los filósofos naturalistas. Bien conocemos que el interés del amor propio podrá hacer que los autores que escriban acerca de los minerales no se espliquen sobre el particular; pero como todo anuncia esta marcha de la naturaleza , como todo demuestra que los mismos séres vivos componen su propia sustancia, así como las diversas materias secretorias que de la misma resultan ; y que, por último, aquellos séres dan lugar con sus despo jos á la existencia de todas las materias compuestas brutas que constituyen en el reino mineral , sin duda los observa dores imparciales y celosos por los progresos de los conoci mientos humanos, reconocerán un dia esa grande verdad y se valdrán de ella para descubrir otras. No son estos estudios donde, para establecer el impor tante fenómeno que acabamos de enunciar, debe discutirse si todos los cuerpos.brutos , todas las materias inorgánicas, que se observan en la naturaleza, han existido siempre en ella, ó han sido formadas en diferentes épocas : tampoco es aquí donde debemos examinar si la naturaleza ó los ele mentos , cuales sean , pueden por sus propias facultades unirse entre sí, y combinarse directamente en términos de formar, ora greda, ora espejuelo, ora arcilla, ora final mente vitriolo, nitro , azufre , plomo, oro, etc., etc. Hemos estudiado todas estas cuestiones, y hemos visto la inconve niencia de las opiniones que siempre han reinado sobre el particular. Aquí conviene limitarnos á las consideraciones relativas á los vegetales , y sobre todo á la de la influencia de sus despojos en el suelo que los recibe ; influencia que llega á formar y á mantener la tierra vegetal, propia para sostener la existencia de los que gozan de vida. Por todas partes donde el suelo se halla cubierto de nu merosos vegetales, y sobre todo de los que contienen gran des dimensiones, y producen abundantes y frecuentes des pojos, aquel suelo, lejos de empobrecerse, se fertiliza gradualmente, y la masa de tierra vegetal que lo compone se aumenta sin cesar. Una selva fertiliza ella misma el suelo que cubre; un grande vallado vegetante produce igual efec to. No hay necesidad de estiércoles ni de abonos para el mantenimiento de las selvas , de los bosques y de los valla dos. Los despojos ánuos de los árboles que los componen, bastan no solo para reparar las deterioraciones del suelo, causadas por la succion de las raices , sino tambien para mejorar aquel suelo y aumentar insensiblemente la masa de tierra vegetal que en el mismo se encuentra. Está bien averiguado que el suelo desnudo , el mas árido y el mas pedregoso ó el mas arenoso , si está cubierto de árboles y se plantaron en un principio especies que puedan fácilmen te vegetar en él , como los pinos, los abedules , las ha yas, etc., se trasforma poco á poco, y con el tiempo, en un suelo flojo , fértil y muy propio para la vegetacion de las demás plantas útiles. Así es que siempre que se arrancan los árboles de un terreno que por largo tiempo ha sido bosque, para trasformarlo en tierra labrantía, se logra un suelo por largo tiempo fértil , y propio para el cultivo del trigo y de otras plantas útiles, ya para nuestra economía, ya para nuestro recreo y nuestras artes. Como las tierras de labor destinadas para el cultivo de plantasy cereales, solo reciben de esos vegetales herbáceos, por lo general muy pequenos, pocos despojos ódeíritus, aque llas tierras van deteriorándose y demacrándose de continuo, si no se suple á los débiles residuos que abandonan los vege tales , por medio de abundantes estiércoles y abonos diver sos. Estos abonos repararán consumiéndose en el terreno, las alteraciones que el grande influjo de la luz solar produ ce en aquel suelo , el cual por todas partes descubierto, no se halla suficientemente defendido de aquella causa des tructora de toda combinacion ; reparan tambien los gastos de la evaporacion que deseca prontamente los terrenos des nudos ó descubiertos, y los que causan los vientos secos (ta lescomo el N., el N. E. y el E.) que se llevan con celeridad el beneficio de las lluvias y de las nieblas que habian podi do aumentarlo. Consideramos como un principio cierto que un pais en el cual se hayan destruido enteramente los bos ques, para ocupar el terreno con cultivos particulares anualmente productivos, pierde insensiblemente toda su fertilidad , y debe llegar un dia á una esterilidad que obli gue á los hombres á abandonar su morada, y hasta á todos los demás séres vivos. Lo que aquí emitimos se halla comprobado .por los he chos, y concuerda con la observacion que nos ensena que los paises en otro tiempo cubiertos de bosque ,• y fértiles en toda suerte de producciones, lo son en el dia mucho me nos, por • haberse cometido la imprudencia de destruir la mayor parte de los árboles que los cubrian. Estos árboles, en efecto, protegian el suelo del pais contra la inmoderada impresion del sol y del viento, agentes que tienden de con tinuo á alterar las materias compuestas que constituyen los terrenos mas favorables á la vegetacion , y que degradan y deterioran realmente aquellos terrenos con tanta. mayor celeridad, cuanto menos combatida ó minorada es su accion por las causas conducentes. La mayor parte de las posesiones de los europeos en las Antillas, y sobre todo la parte en que mora la raza negra de Santo Domingo, nos suministran pruebas de esta asercion. Podríamos anadir tambien que la Europa central y meriodinal , ya desprovista de bosques, no presenta en las partes mas antiguamente descubiertas, sino un suelo harto,pobre , comparativamente con el de las partes que no han sido del todo descubiertas, ó en las que se han quitado los bosques poco tiempo hace. No pretendemos decir aquí, que en todas partes donde hay bosques , el suelo de estos y sus cercanías hayan de ser siempre escelentes para el cultivo ; en muchos parages hay algunos cuyo suelo es sumamente pedregoso ; pero creemos que aquel mal suelo se bonifica todos los dias , y que si se dejan subsistir los bosques que lo cubren , tiempo vendrá en que aquel mismo suelo , incapaz ahora de ser destinado con provecho para el cultivo del trigo , á causa de su poco fondo , será escelente para el cultivo de dicho cereal. Si en Francia se.encuentran mas comunmente los bosques en sue los pedregosos que en buenos fondos , aunque hay muchos en este último caso, no son los mismos bosques los que han vuelto pedregoso su suelo, sino que en general se han cor tado y descuajado los que se han encontrado en terrenos buenos, para emplear estos en el cultivo de semillas útiles, y se han dejado subsistir los otros, 6 se han empleado sa biamente los suelos áridos y pedregosos, plantando en ellos. árboles, único medio de sacar algun provecho, y segun nuestro dictamen , único medio de bonificar con el tiempo aquel mal terreno. Nos atrevemos, pues, á asegurarlo ; un vasto pais que en toda su estension se halle entrecortado de un modo conveniente ( no decimos cubierto del todo ) de bosques, que preservan su suelo de las causas productoras de la aridez, puede conservarse fértil , y aun debe hacerse mas y mas fértil hasta cierto punto , porque la suma de tierra propia para la -vegetacion , formada todos los anos por los detritus de los vegetales y animales que en él abundan, es mas considerable en aquel pais que la que destruye ó deteriora de continuo la accion del sol y de sus meteoros. Pero si se despoja al mismo pais de todos los bosques que antes lo guarnecian ; si todas sus partes son puestas á des cubierto, no mas que para cubrirlos instantáneamente de. yerbas , por las razones combinadas de un producto mas ventajoso , 6 de un rédito mas inmediato para los propieta rios , entonces las causas destructivas alterantes , descom ponentes y desecantes de que acabamos de hablar, predo minan sobre las reparan tes ; el suelo del pais pierde poco á poco su bondad y blandura ; sus partículas se dividen mas y mas ; ya no conservan adherencia entre sí, dejando esca par muy luego sin retorno toda la humedad de las lluvias y nieblas, pues ya DO tienen facultad de retenerla, y final mente pasan al estado de una arena que cada dia se vuelve mas y mas vitrosa. Tal es, sin duda, la causa de la existen cia de las vastas llanuras áridas y estériles que se encuen tran en tantos paises ; causa cuyos efectos son, á la verdad, tanto mas marcados , en cuanto obra en un pais situado bajo un clima mas cálido, pero que en todas partes los pro duce muy senalados. La influencia particular de los grandes bosques en el sue lo de las llanuras que distan poco ,. es indudable y nos pa rece comprobada ; 1.°, por cuanto los grandes bosques de fienden las llanuras de que se trata , de los efectos de los vientos áridos, desecantes , y, por decirlo así, quemantes (relativamente á su accion á las plantas), como son los que soplan del N., del N. E. y del N. E. y del E. ; 2.°, por cuanto los bosques por la continua traspiracion durante el día de los numerosos vegetales que los componen, difunden por el aire y á regular distancia , una cantidad siempre re novada de moléculas acuosas, que se opone á los progresos de la aridez hasta trechos considerables ; 3.°, por cuanto los vegetales , siendo buenos conductores del calórico , por la abundancia del agua que contienen , despojan continua mente el aire que domina los bosques, de una buena parte de su calor durante los tiempos cálidos ; lo cual hace espe. rimentar á la atmósfera de sus cercanías una ligera frescura que retarda 6 disminuye en aquellas comarcas, la escesiva evaporacion que se verifica en los paises enteramente des cubiertos ; 4.°, porque en un pais bien poblado de vegeta les, y sobre todo, de los que componen los grandes bosques, los animales de todo género (cuadrúpedos , aves , reptiles, insectos )., abundan en él , y encuentran fácilmente su nu trimento , contribuyendo con sus heces y despojos á la for macion de las materias compuestas que constituyen un suelo propio para una vigorosa vegetacion. Nada de esto se verifica en un pais enteramente descu bierto. Todo el terreno que compone su superficie , queda abandonado al poder destructivo de la atmósfera,: la dese cacion y la evaporacion se operan en él con una rapidez difícil de espresar ; todos los animales huyen y dejan de ha bitar un pais que no les ofrece alimento ni guarida ; por último , el terreno continuamente deteriorado por la accion del sol y por los vientos, no recibe ya en cantidadificiénte los despojos y residuos de los vegetales y animales , úni cos que pueden reparar los efectos de las escesivas altera ciones que esperimenta. Aun mas, hemos hecho una obser vacion relativa á las lluvias de desagüe durante el verano, la cual nos ensena que los paises convenientemente entre cortados de bosques , reciben aquellas ondas saludables , y por decirlo así vivificadoras (algunas veces, es verdad , fu nestos granizos) que reparan durante el tiempo del calor, las pérdidas producidas por la evaporacion ; mientras que las llanuras , sumamente vastas y descubiertas , ven cruzar por encima de ellas aquellos hermosos grupos de nubes, prenadas del rayo , que pasan con frecuencia de parte á parte, sin dejar caer en su superficie una sola gota de agua. Efectivamente, aquellas nubes espesas y tempestuosas, para estallar, es preciso lleguen á las cercanías de un valle pro fundo , de una ancha ribera , 6 de un gran bosque ; pues la columna de aire que descansa sobre estos parages , en verano, es siempre mas densa que la que descansa en las llanuras descubiertas , áridas y ardientes; y es para aque llas nubes dicha circunstancia, segun hemos observado, otra de las principales que determina su desagüe, y dá lugar á las tempestades que son su consecuencia. Hemos visto, sin em bargo , varias veces , que aquellas últimas llanuras recibian ondas de desagüe efectuadas debajo de ellas por causas que no seria del caso detallar aquí ; pero nos hemos asegurado por repetidas observaciones , que las comarcas situadas en las cercanías de los nos, de los grandes vallados , y sobre todo de los bosques, reciben diez lluvias de desagüe, mien tras las llanuras vastas y enteramente descubiertas, apenas reciben cuatro. De aquí se vé que toda la ventaja está por parte de las comarcas medianamente cubiertas, las cuales son las menos perjudicadas por las estaciones cálidas, y que las comarcas descubiertas, y en parte desecadas por el rigor de las estaciones, se encuentran, por aquellas causas físicas que agravan la deteriorado!) de su suelo, privadas de les refrigerios que tan necesarios les fueran. Terminaremos estas sucintas observaciones, diciendo que para que un pais estenso conserve las ventajas de un buen suelo , lo que forma el primer manantial de su riqueza , es de todo punto esencial en nuestro dictamen , que esté po blado ,de grandes bosques, situados á convenientes distan cias, para dejar al cultivo toda la estension necesaria á la abundancia del pais , pero al propio tiempo bastante nume rosos para defenderle hasta cierto punto de las causas siem pre activas que producen la aridez. Una vigésima parte de la estension de un pais plantada de bosques y distribuida del modo conveniente, aunque sin regularidad , nos parece debe bastar para el objeto. Ahora anadiremos que , así co rno un pais que se descubriese del todo, destruyendo ente TOMO II. 41 ramente los bosques que dividian suesterision, perderia con el tiempo toda su fertilidad ; así tambien el único medio de hacer recobrar á un suelo la fertilidad que haya perdido, es plantarlo de bosques. Este medio , Si bien no presenta resultados hasta despues de un lapso de tiempo considera ble , no puede menos de tener buen éxito , segun vamos á demostrar; por esta razon no debe descuidarse su uso, pues de lo contrario los terrenos malos quedarán inútiles, y con tinuarán deteriorándose de mas á mas. Por otra parte , el medio que proponemos es siempre practicable , pues se pue den escoger árboles y arbustos , como el enebro, el abedul, la encina , la haya , el castano , etc. , que tienen la fa cultad de vegetar lozanos en terrenos áridos , muy pedre gosos 6 muy arenosos. Con el tiempo , los despojos ánuos de aquellos árboles, amasándose y consumiéndose en la su perficie del suelo , formarán allí una capa de tierra vegetal., que se condensará mas y mas, y favorecerá proporcional mente la vegetacion. Aquella capa de tierra nuevamente formada , facilitando la multiplicacion de los vegetales, que encuentran en ella abundante nutrimento , permitirá al propio tiempo el aumento de las especies ; muy luego las mas pequenas harán lugar á las mas grandes, que ocuparán la parte superior , por cuanto se habrá aumentado el fon do; los animales de todo género afluirán por todos lados, y se multiplicarán al infinito en aquellos sitios por último, con el tiempo, aquel terreno , cuya aridez hubiera ido siempre en aumento , de modo que toda su superficie se hubiera vuelto casi enteramente vitrosa ; aquel mismo ter reno , se verá entonces cubierto por la sombra de robustos, arboles que suponen un fondo considerable , y habitado por crecido número de animales que contribuirán á su bonill cacion. Así es, segun nuestro dictamen, el modo de conVertir un pésimo terreno en escelente suelo ; y llegado 'á este grado de mejora de que acabamos de hablar , entonces, si el in terés del Estado, que exige reservas de buenos árboles, no se opone á ello , entonces, decimos , se puede destruir aquel bosque, para convertir su suelo en tierra labrantía.' Tambien se debieran plantar de bosque , por el mismo es tilo, aquellos malos terrenos, empobrecidos por una larga serie de cultivo 6 por otras circunstancias , y se restituida igualmente su suelo al estado de fertilidad que conviene. ! Qué lástima que tantos yermos conocidos, y cuya superfi cie eternamente cubierta de musgos apinados , de gramí neas miserables, con hojas pequenas , áridas y•cortas, cual la festuva ovina, el nardus strida, etc., brezos y aliagas, etc., vegetales que casi no dan residuo alguno , y que no produ cen mantillo ; qué lastima , repetimos , que todos estos pai-' ses no sean desmontados, labrados y plantados de árboles r Su fondo, que cada dia se degrada mas y mas, seria mejo rado con el tiempo , y se tendria además la ventaja de ver les producir bosques preciosos para el Estado, y que tan raros son en la actualidad. Importa mucho advertir, que los árboles que fertilizan. menos son principalmente los abetos, 'y algunos otros de la. misma familia. Efectivamente , como estos árboles tienen las hojas muy pequenas, dan muy pocos despojos ánuos para reparar completamente el menoscabo que ocasionan al suelo en que crecen ; de modo que no pueden hacer mas que deteriorarlo : así es, que los bosques de abetos , sin mezcla de otros árboles, van constantemente deteriorando-. se. Los agricultores, aplicando de un modo indistinto el. escelente principio de la rotacion de cultivos en un mismo terreno , creen que,los bosques de abetos se deterioran de contínuo por falta de alternacion. Pero si consideran les 6 V.2 demás árboles de los bosques, y sobre todo los que echan en vez de deteriorarse , con el tiempo vá fertilizándose abundantes despojos ántios , verán que bajo aquellos árbo- mas y mas. les , sin que jamás se alterne en dichos lugares , el suelo El carnaval en la antigüedad y en la edad media. por E. a. tiura. 1. TIEMPOS ANTIGUOS. Diversas opiniones que existen sobre el origen del Carnaval.— Origen sagrado, profano y misto. — Los Querubs egipcios ó fiestas del Buey. — Fiestas de Isis. Osiris , Mnevis, Onuphis y Apis. — Cómo acabó el Carnaval egipcio.— Carnaval griego.— Carnaval romano.— Bacanales , Si gilares , Saturnales y Lupercales.— Origen del Polichinela y del Arlequin. — Origen del do minó. Entre las diversas fiestas que la costumbre y la tradicion han conservado en la mayor parte de los pueblos desde los mas remotos siglos, descuellan notablemente las fiestas de máscaras que se celebran durante un período de tiempo mas menos largo denominado El Carnaval. En vista de lo que en él se observa , diríase que cansada la sociedad de la vida metódica y ordenada de todo el ano , tiene necesidad de un cambio que la aparte aunque sea momentáneamente, de aquella rutina; y amante de todo lo nuevo y estraordinario, seducida por sus naturales instintos, abraza con placer los disfraces y cambia con gusto su trage , su rostro , su voz y hasta sus maneras. Y atiéndase que esta propension no es sola de los adultos, porque se muestra ya en el hombre des de su mas tierna infancia. Cuando ninos, nos esforzarhos ya en remedar y parodiar muchas veces, no solo los gestos y ademanes de las personas que nos rodean , sino de aque llos que por su autoridad 6 su traje, mas impresion nos cau san. Las sociedades antiguas y modernas, en esta parte han permanecido fieles á los gustos é inclinaciones, de la infan cia , y como dice un erudito escritor, las naciones tanto en su prosperidad como en su decadencia, lo mismo en la au rora que en el ocaso de las Civilizaciones, han practicado siempre el culto de la locura , han celebrado ciertos aniver sarios en los cuales la humanidad se separa de las leyes or dinarias de la vida para convertir por espacio de algunos dias este grave y positivo planeta en un pais encantado donde se permiten toda suerte de estravagancias. Grandes y peque nos, nobles y plebeyos, pobres y ricos, todas las clases, to das las gerarquías de la sociedad, toman parte en las diver siones del Carnaval. En vano dos poderes muy elevados, los reyes y la iglesia , se han declarado alguna vez contra es tos pasatiempos ; en vano han intentado prohibir á los fie-. les el uso de las máscaras y la costumbre del disfraz; el Car naval ha resistido á las mas enérgicas predicaciones , y ha continuado agitando sus antorchas á pesar del velo de am bos poderes. Hoy dia , bien así como todos los grandes prin cipios del mundo, la iglesia, el trono , el púlpito y el ejér cito, tienen sus faces, revoluciones y hechos consumados. La fuerza de la costumbre se ha hecho tan poderosa, que va nos fueran todos los esfuerzos para contener su irresistible poderío. Y puesto que la celebracion del Carnaval ha echa do tan. hondas raices.en todas las naciones del mundo, vea mos cuál ha sido su origen , cuál la marcha que en los di ferentes siglos ha seguido hasta llegar á nuestros tiempos. Las fiestas públicas conocidas por el nombre de Carnaval son tan antiguas como el mundo, y aventurado seria fijar les la época precisa en que figuraron por vez primera en los anales de la humanidad , así como las circunstancias que acompanaron su aparicion. Pero de todos modos es innega ble que se remontan hasta los tiempos mas lejanos de la antigüedad. La realiddd ó el recuerdo de los primeros monu mentos de arquitectura , pintura, estatuaria y numismática, así lo atestiguan. Un gran número de vasos egipcios, meda llas griegas y bajos relieves romanos, representan los rego cijos y bacanales de aquellos pueblos cuyos lazos de paren tesco y genealogía con las máscaras de nuestros dias parecen incontestables. Pero prescindiendo de estos testimonios , 6 mas bien fundados en ellos, los unos hacen remontar el origen de los disfraces y máscaras á los Sarnoides , que se Ctl brian con pieles ú otros despojos semejantes; otrds,se han adelantado mas y han creido hallar la invencion en tiempo de la primera madre de los hombres, cuyo nombre, segun ellos, era invocado en las bacanales: I. Eva ! ! Eva ! Algunos han visto el origen de los disfraces en el fraude de Jacob fingiéndose Esaú ; en el de Michol , que puso en un lecho un ídolo cubierto de pieles para salvar á David ; en la ma nía licantrópica de Nabucodonosor; en la aparicion de Sa tan. , bajo la forma de un ángel ; en la accion de David, fin giéndose loco para libertarse de los Filisteos , etc. El re-petable Huet senala el origen de estas diversiones ddiusrtainngteuiedloJumbiileemo bdreo ldose lhaebacreaodse;mpiearodeMlar.s FineslicpreipcLioen-Besasy, Bellas-Letras de Francia, dice que las máscaras propiamen te dichas, parecen haber sido desconocidas de los hebreos, si bien que á pesar de las prohibiciones del Deuteronomio , los judíos se disfrazaban , particularmente en la fiesta del Phurim , instituida, dícese, para hacer revivir el recuerdo de la libertad de los judíos amenazados de muerte por bAamjoanel. ciBelaoresdtee Edgiicpeto.simLopsleemgiepnctieosqyuedetsupvuieesrolnossgurioergigoesn, anade , acostumbraban disfrazarse (1) y cubrirse el ros (1) En tanto esto es cierto , que no solo los griens sino tambien los ro - tmi asneolso, cduuhrrainante ccoinerthaosllifnieóstahsecees doecuvltianbo.anEnel lorsostrtriouncfoons,hpoajraas dbeurVlaergseetalceosn,. >5 43 I( tro con una máscara durante la celebracion de las fiestas. religiosas , á fin de representar bajo una forma humana , la imágen de los dioses y de sus héroes. De aquí , segun dicho autor , el orígen de los disfraces y de las máscaras. Si en efecto fuese así , es muy singular , que el Carnaval tenga un orígen sagrado. Pero prescindiendo por ahora de que estas fiestas reconociesen ó no un carácter puramente religioso, que en esto tambien andan desacordes los autores como veremos luego , es un hecho que los primeros sacer dotes egipcios , que procedentes de la Etiopía vinieron al Egipto central , se las dieron al pueblo y santificaron sus ceremonias. Aquel Carnaval se llamaba Querubs y tenia lu gar durante el equinoccio de otono. Los Querubs 6 Cherubs y tambien fiestas del Buey, no se celebraban de igual modo en todo el Egipto , ni se adoraba en todas partes aquel animal. Tambien tomaban tantos nombres cuantos se daban á Júpiter. Así es, que segun los lugares en que se practicaban, se llamaban de isis , Osiris, Mtievis, Onuphis y Apis. La fiesta de /sis se celebraba en el mes de marzo, como un homenage tributado á aquella divinidad , considerada reina de los mares, y para hacerla propicia á la navegacion que empezaba á la entrada de la primavera. Apúleo nos des cribe la grandeza de esta solemnidad , las crecidas cantida des .que en ella se empleaban , y la pompa conque todos se dirigian á orillas del mar para asistir á ella. Mas tarde los romanos y los griegos adoptaron aquel rito. Los prime ros Inician votos para la prosperidad del emperador, del imperio y del pueblo romano ; como tambien para la con servador) de los navegantes durante todo el ano, pasando el resto del dia en procesiones y diversiones. Tambien era celebrada al principio de la primavera la fiesta de Osiris , que segun Diodoro quiere decir el que tiene muchos ojos , y creíase que encerraba en sí mismo el gérmen de todas las cosas , y que poseía particularmente la fuerza gen eratriz. Mnevis era 'un toro consagrado al sol en la ciudad de He liópolis. Era despues de Apis el primero de los animales que veneraban los egipcios , aunque sti culto fuese mas anti guo. Segun Estrabon debía tener el pelo negro y erizado. Tambien Onuphis era un toro muy grande y de color ne gro consagrado á asiris, y cuyo pelo dicen que era erizado, por lo que los egipcios juzgaban que representaba al sol. Mantenian á este toro con el mayor cuidado y le tributaban un respeto religioso. Pero el venerado entre todos .era el buey-dios, llamado Apis. Hé aquí como se celebraba su fies ta. Á la aproximacion del equinoccio de otono , los sacerdo tes egipcios hacían buscar por todo el Egipto el buey mas hermoso, mas fuerte y gordo , poseedor además de otras cir cunstancias que determinaban los libros sagrados. Cuando habia sido hallado el animal , lo Inician conducir á Alejan dría segun unos, y á 'Menfis segun otros, y se le colocaba en un recinto para él preparado , llamado Phiala , donde se le tributaban toda clase de cuidados , respetos y homenages. Servíanle jóvenes desnudas de todo velo , y manana y no che le adoraban los sacerdotes. Poco antes de la fiesta , al gunos artistas, escogidos de entre los sacerdotes, se ocupaban en dorar los cuernos del buey , lo cubrian con ornamen tos de seda y oro , y pintaban en su cuerpo figuras sim bólicas y signos geroglíficos. Los griegos y los romanos en jaezaban tambien el llamado buey agricultor ; y en las fies tas de la edad medía hacia gran papel el buey gordo, como facilidad de los generalesvencedores los soldados se disfrazaban con hojas de bardana 6 de higuera , y de esta Costumbre . segun algunos autores aula- Inos , deni\ a la palabra triunfo thria higuera. igualmente en algunas naciones modernas durante el Car naval. Pero volvamos ahora á los egipcios. Terminados estos preparativos , sacaban al buey proce sionalmente por espacio de siete dios, haciéndole recorrer toda la ciudad , montado por un muchacho. Hombres, mu geres y ninos, disfrazados , enmascarados y montados en camellos, en caballos y en asnos , cantaban himnos en ala banza del buey. Algunos soldados formaban la carrera, mar chando en ambos lados del cortejo. Entonces empezaban los regocijos públicos , las diversiones, las mogigangas en todas las provincias de Egipto, y duraban hasta la muerte del nuevo dios , que se verificaba siempre en el séptimo dia. Criando aquel instante fatal habia llegado, era condu cido el divino cuadrúpedo por los sacerdotes y con toda pom pa á las márgenes del Nilo , y en presencia de la multitud reunida , en medio de las danzas, himnos y festines, lo pre cipitaban en las aguas, recitando algunas oraciones y ele vando los ojos al cielo. Hay tradicion de que lo embalsa maban despues; pero es probable que no fuese así , porque en ninguno de los antiguos templos de la Nubla, de la Etio pía y del Egipto , se han encontrado momias de bueyes. O bien lo abandonaban á la corriente del rio, ó hacían los sa cerdotes otro uso de él. Al dia siguiente toda demostrador) de regocijo habia desaparecido ; el pueblo abandonaba sus máscaras y disfraces : las servidoras del buey tomaban otros vestidos mas decentes y volvian á sus ocupaciones ordina rias. El silencio, la calina y el descanso, sucedían al estre pitoso movimiento , á los juegos y placeres de la víspera: el Egipto reposaba de sus fatigas hasta el Cherubs del equi noccio siguiente. El día inmediato á aquel séptimo (Ha , era pues, para los egipcios el miércoles de ceniza de nuestro car naval. Cuando Cambises, rey de Persia, dice Pausanias , regre saba de Etiopía, halló ocupado al pueblo celebrando la fiesta de la aparicion de Apis; creyendo aquel monarca que se regocijaban por la desgracia que en su espedicion acababa de esperitnentar, hizo aonducir á su presencia el preten dido dios y le mató de una estocada. Mandó luego azotar á los sacerdotes y dar muerte á cuantos celebraban aquella fiesta. Mas si debemos juzgar por lo que dice un historiador mo derno , hasta mas tarde no debieron caer en el olvido aque llas fiestas. Cuando los sacerdotes, dice, á este propósito , perdieron una parte de su autoridad , empezaron los pue blos á ser incrédulos relativamente á los misterios de bis y Osiris : Sesostris emancipándose de la tutela sacerdotal , ensanchó su dominio desde el Ganges hasta el Danubio , el último de los Faraones continuando el sistema reforma dor de Sesostris , prohibió al pueblo las festividades insti tuidas por los sacerdotes ; entonces las fiestas del buey ó Cherubs fueron ya profanas, estinguiéndose con el último de aquellos soberanos. Esta autoridad y la de Maerobio nos hacen sospechar, conforme dijimos antes , de que aquellas fiestas tenían mas bien un carácter religioso que profano, como se ha querido suponer. Así es que en este caso , deberíamos ir á buscar la cuna del Carnaval mas bien en Grecia que en Egipto. Mas aquí tropezamos con otra duda , porque la invencion de la máscara , esclusivamente atribuida á las representaciones teatrales de aquel pueblo, y que se confunde con su orígen, no puede, por lo demás, considerarse corno un hecho direc tamente aplicable á la historia del Carnaval. Sabido es que la palabra máscara , que se ha perpetuado en la lengua ita liana para designar ciertos dramas fantásticos , entre otros los de Gozzi , ha conservado siempre una significacion es pecial, enteramente contraria á la que le dá el uso general. El Carnaval no se encontró en nuestro concepto verda deramente establecido en su esfera particular y dominante, hasta en la época en que comenzaron á celebrarse las fies tas griegas y romanas , conocidas bajo el nombre de Baca nales y Saturnales. Estas fiestas, como observa justamente un autor contemporáneo , por el desenfrenado libertinage y cínicos arrebatos que las distinguía, han perpetuado en el carácter é inclinacion de los pueblos esa pasion inveterada, esa necesidad, por decirlo así, orgánica , de desórdenes anuales , á que ciertas solemnidades parecen incitar de un modo imperioso. Pero digamos algo sobre lo que eran estas famosas fiestas de la antigüedad. Las bacanales que Melampo llevó de Egipto á Grecia, (1382 antes de J. C.) se celebraban corno los Cherubs egip cios en el equinoccio de otono, pero solo duraban tres dias. Por la vez primera un dios, Baco, se halló representado bajo una forma humana, montado en un asno , ó sentado en una carreta tirada por unos toros blancos, pero siempre precedido de un buey ricamente adornado. Hubo entonces un cambio de nombre ; llamáronse á aquellas ceremonias misterios de Ceres y de Baco , en lugar de misterios de Osi ris y de Lis. Las mismas prácticas observadas en la elec cion y procesiones del buey Apis , fueron conservadas en la celebracion de las bacanales. Veíase al héroe de la fiesta, á Baco, coronado de yedra, pámpanos y uvas, el rostro tiz nado de mosto y montado en un asno; junto á él su viejo companero Sileno , el polichinela del carnaval griego, va ciando, con placer una copa llena de vino, verdadero tipo , egipcio de faz tostada , cuerpo flexible y cubierto con un vestido de todos colores. En fin, en todas las calles y plazas, se hallaban hombres , mugeres y ninos disfrazados y enmas carados, cantando y bailando como las máscaras egipcias de los Cherubs de Alejandría. Durante la celebracion de las fiestas, los poetas se dis putaban el premio de la poesía; una junta nombrada á pro pósito, censuraba las piezas teatrales que rnerecian los honores de la representacion : y aun habia autores que escri bian piezas, para ,Ser representadas durante las bacanales. Entre aquellos dramas era comun ver figurar á Baco, muer to por los titanes, lanzado á los infiernos y resucitado des pues. Las tradiciones egipcias fueron tan escrupulosamente seguidas por los griegos , que en Chio y en Tenedos, aque lla muerte era representada por el sacrificio simulado de un hombre disfrazado, á imitacion de lo que se hizo algun tiem po en Egipto en los Clierubs, donde se representaba á Osi ris muerto por Lyphon. Las bacanales perdiendo paulatinamente el carácter reli gioso que es necesario reconocerles en un principio, lo pro pio que los Cherubs, llegaron con el tiempo á ser unas fiestas puramente profanas , y lo que es mas , unas orgías públi cas , unas diversiones infames. Cuando los arcontes dece nales dimitieron sus cargos y sumieron á la república en la anarquía , cuando el lazo religioso desapareció y el poder teocrático vióse forzado á inclinar la cabeza ante la filoso fía de Tales de Mileto y de Pitágoras, y al irresistible poder de las sábias instituciones de Solon , el carnaval griego lle gó á ser una cosa monstruosa. A la sombra de los disfraces y de las máscaras , la Grecia vió su hermoso suelo mancha do de torpezas. Entonces eligióse la noche para la celebra cion de las bacanales. Los bacantes de ambos sexos y los sá tiros, ébrios de vino, de gozo y de placeres, al grito de Evoé recorrieron las calles semi-desnudos, los ojos chispeantes , sueltos los cabellos , arrojando Aullidos espantosos y pro 44 K. vocando á los tranquilos habitantes de Atenas á la licen cia y á la orgía. La sociedad griega habia llegado al apo geo de su gloria ; pero se estinguió entonces como un gran meteoro. Los etruscos y los romanos recogieron sus des pojos. Las bacanales nocturnas de la Grecia, fueron celebradas en Italia y en Etruria durante muchos siglos; primero tres veces al ano y despues aun con mas frecuencia (1); pero de los desórdenes horrorosos que de la mezcla de ambos sexos resultaron , el senado se vió obligado á espedir un decreto en el ano de Roma 568 (186 anos antes de nuestra era) su primiendo aquellas infames orgías. Sin embargo, eran nece sarias unas fiestas al pueblo, y organizóse un nuevo carna val en los templos. Se escogió para celebrarlo la época, mas triste del ano: desde el 15 al 21 de diciembre. Saturno, el antiguo protector de los latinos , reemplazó á Baco, y sus misterios recibieron el nombre de Saturnales. Segun Bareste , estos regocijos públicos fueron creados para inspirar al pueblo grandes y nobles pensamientos; mas al decir de otro autor anónimo , lo fueron en memoria de la dicha y libertad de que gozaban los hombres en aquellos bienhadados tiempos, que los poetas han celebrado con el nombre de edad de oro. No fija la historia precisamente el ano que tuvieron lugar por primera vez , pero al sentir de varios historiadores, es probable se instituyeran cuando la victoria alcanzada por los latinos bajo el dictador Postumio. Al principio solo duraban un dia , Augusto las prorrogó hasta tres ; Calígula les anadió despues otro dia , que llamó Juvenalis, y finalmente , duraron una semana. Andando el tiempo las saturnales fueron confundiéndose con las Sigilares , que en nada cedian á aquellas en cuanto á desórdenes y liviandades. Las Sigilares Ilamábanse así de los pequenos presentes que se hacian mútuamente los ca balleros romanos, los cuales consistian en sellos , anillos con piedras grabadas, esculturas, etc., práctica muy pare cida y tal vez origen de la costumbre seguida hoy dia en va rias naciones de hacerse regalos los parientes y amigos al principio del ano, llamados aguinaldos. Las fiestas Sigilares duraban cuatro dias , y seguian inmediatamente las satur nales. Durante los siete dias del carnaval romano , la alegría se hacia general en toda la Italia , habiéndose conservado las procesiones del buey Apis y del buey Agricultor de los egip cios y griegos, en las cuales se viera ya aparecer en gérmen entre los disfraces que formaban el cortejo, al polichinela y al arlequin (2) de nuestros dios. El primero ( Macus), iba enmascarado. Lle‘a,ba colgados de ambos estremos de la boca unos cascabeles, una giba en la espalda, y cubria su cabeza un gorro frigio. El segundo (Planitedes), no llevaba ni coturno ni borceguíes; su cabeza estaba rapada y su ros tro ennegrecido. Su trago, formado de piezas de varios co lores , le ceilia la cintura y le daba mucha gracia y ligereza en los movimientos. Cuasi siempre bailaba y hacia alarde de su inteligencia en las pantomimas que representaba de lante del pueblo. En tanto que duraban estas fiestas, reinaba la mas com pleta libertad. Suetonio nos ha dejado una copia interesan te del cuadro curioso y animado que ofrecian las calles de la ciudad eterna durante aquellos dias de licencia. Ancia (1) Véase la descripcion de una de las bacanales en el poema de Catulo sobre las bodas de Tetis y Pelo, y otra calebrada por la famosa Mesalina en el libro 11 de los Anales de Tácito. Los reducidos límites de estos artículos no nos permiten entrar en estos Un escritor inglés pretende que la etimología de la palabra arlequín se halla en estas palabras king ;rey del inlierno ) adulteradas en la pa labra hellequin, nos, mugeres , niiios, hombres libres, libertos , esclavos, la ciudad entera, estaban en movimiento; delante de todas las caSas se veian mesas cubiertas de toda suerte de man jares, á las cuales todos tenían libertad de sentarse. Los sa cerdotes sacrificaban á Saturno con la cabeza descubierta , contra lo que acostumbraban en las demás ceremonias. En todas las calles, plazas, jardines y casas, no se oian mas que cánticos de 'alegría y gritos de regocijo; aba ndonában se todos los negocios , se abrian los circos , • se perdonaba á los criminales , cerrábanse los tribunales , las escuelas que daban desiertas, y casi no habia ciudadano que no hubiese procurado poner á un lado una parte de sus ahorros de un ano para gastarlos en ocasion de estas fiestas. Un gran nú mero de ellos se paseaban por la ciudad en carros empa vesados y. tirados por animales disfrazados (1), Durante las saturnales no se reconocian distinciones de clases : el pueblo reinaba. Los esclavos tenian la facultad de hacerse servir por sus amos; de decirles todo lo que qui siesen , y hasta de burlarse de sus defectos en su presencia. Se sentaban á la mesa con ellos, se ponian sus vestidos, y algunas veces mandaban en la casa como sus propios due nos. Refiere Séneca que hubo algunos esclavos que llevaron sus chanzas hasta el estremo de arrojar á sus amos en el abrevadero de tina fuente, sin que por esto aquellos tuvie sen derecho para incomodarse ni para tomar venganza. A usos tan estranos, deben anadirse las danzas mas raras aun, las canciones festivas, y finalmente, todo lo que es capaz de cambiar el continente grave y sesudo de la humanidad, y convertir por algun tiempo á un pueblo razonable y sen sato en una casa de orates ó en una legion de espíritus in fernales. En tiempo de los primeros emperadores romanos, las sa turnales hablan llegado á ser tan plebeyas , como lo son al presente nuestras fiestas de carnaval. El pueblo conservaba sus antiguos y favoritos disfraces , y los nobles patricios para distinguirse de las masas , iban á los Magníficos bailes que se daban , cubriéndose el cuerpo ,con una bata holgada de color negro en cuyo estremo superior habia un capuz (cuca/tus) cosido á una gran valona que cubria. las espaldas, llamada lucerna. Bajo este modelo se hicieron despues los dominós venecianos. 'Otras fiestas celebró Roma hasta el siglo v, que por su Popularidad y licencia corrian parejas con.las que acabamos de describir. Hablamos de las Lupercales. Instituidas en ho nor de Baco, una de las ocho divinidades principales, 6 dios de primera clase , .celebrábanse segun.Ovidio , el tercer dia despues de los idus de febrero. Valed() Maximino pretende que las Lupercales no empezaron hasta el tiempo de Ró mulo y Remo , á persuasion del pastor Faustnlo. Pero Jus tino y Servio aseguran, quizá con mayor fundamento , que Rómulo no hizo mas que dar una fórmula mas decente y regular á las groseras instituciones de Evandro. En memo ria de esta fiesta, Corrian los jóvenes enteramente desnudos, á quienes llama Virgilio' nudes LUPE,IICULOS , teniendo en una mano los cuchillos manchados de' la sangre de las ca bras que se inmolaban en honor de aquel dios, y unas cor reas en la otra , con las cuales golpeaban á todos los que encontraban á su paso. La opinion en que estaban las mu -14 (i) Esta costumbre la vemos seguida aun en nuestros (Das ed el corso, la rua y otros paseos semejantes , durante los dias de carnaval. jeres , de que aquellos latigazos contribuian 4 su fecundidad á su feliz libertad , hacia que , lejos .de evitar su encuen tro , se acercasen á ellos para recibir aquellos golpes , á los cuales atribuian semejante virtud. Ovidio refiere el orígen de este uso , y tambien por qué corrían desnudos. Anade que se sacrificaba además un perro, 6 ya porque es enemi go del lobo, cuyos beneficios se solemnizaban, ó ya porque los perros incomodaban bastante aquellos dias á los que corrían en aquel estado de desnudez. Augusto puso esta fiesta en todo su auge , y prohibió solamente á los jóvenes imberbes , el correr desnudos por las calles con los Luper cales con un látigo en la mano. Despues de la edad de oro de la filosofía y de la literatu-> ro, el mundo romano debía desaparecer á suvez, ó mas bien esperirnentar una trasformacion. El establecimiento del cristianismo , aunque conduciendo paulatinamente á los hombres á una gran severidad de principios, no pudo sus pender siquiera un instante aquellas estrepitosas fiestas po-. pulares que, segun refiere Horacio, le forzaban á tener que abandonar la ciudad por algunos dias. El mundo no tardó en recobrar su antigua aficion á las diversiones públicas. Algunos esclarecidos campeones de la cristiandad , tales como Tertuliano, S. Agustin , S. Clemente de Alejandría, S. Juan Crisóstoino y Sto. Tomás, condenaron en vano las danzas, los placeres ruidosos, la licencia, en fin, buscando el incógnito bajo la careta. En vano el papa Inocencio 111 esclarnó en su santa cólera : « Represéntanse algunas veces en las iglesias.espectáculos profanos y juegos de teatro , y no solamente se introducen en estos espectáculos y en estos juegos , los mónstruos de las máscaras, sino que adeinás en ciertas fiestas , los diáconos, los sacerdotes y subdiáconos, se toman la libertad de hacer estas locuras y estas bufona das, etc.., Os conjuramos, hermano nuestro, que estermi neis de vuestra iglesia semejante costumbre, 6 mas bien el abuso y desarreglo de estos es,pectáculog y‘ juegos vergon zosos , á fin de que su impureza no manehe' la santidad de la iglesia (1). » Los mismos concilios , y -entre ellos el de Laodicea , que prohibió los disfraces, Gla.ndo á las máscaras el nombre de semblantes cle• demonio , 7 nada pudieron con aquella costumbre, y debla ser así PrecisaMente , porque atacaban una de las primeras necesidades dé la naturaleza humana. No terminaremos esta sucinta resena del Carnaval de los antiguos tiempos,' sin hacer notar dos hechos remarcables en sí mismos, son á saber : su íntimo enlace con los ritos y ceremonias de las religiones de los pueblos Citie lo celebra ron, por el cual llegaron á confundirse algunas veces sus vanos oropeles y escandalosas mogigangas con las mas so lemnes y sagradas prácticos de aquellas, ši es que no eran estas mismas adulteradas; así tambien, como el cumplimien to de esta tradicion basta por sí sola para revelar al menos observador, cuál es el carácter de un pueblo, mejor tal vez que todos los documentos y relaciones contenidos en sus anales. Y atiéndase, que este singular consorcio de lo pro fano y grotesco, de libertinage é impiedad , lo vemos re producido cuasi en igual escala durante los tiempos medios, viciando las mas de las veces los principins mas sólidos, las costumbres mas severas, llegando á imperar en el. claustro, y en el santuario. (1) Lib 111, Decret., tomo I. Cap. cum decor. 15 46 La Mesíatia. 1Jor llopstoch. VII. Rodeado de los celestes custodios de los hombres, y en alas de la nube mas nacarada de la manana , se cierne el divino Eloha sobre la Judea Estremécense bajo sus dedos las cuerdas de su arpa , como se estremecerán un dia los miembros de los resucitados , al sacudir de sus aéreos ves tidos los últimos átomos del polvo de la muerte. A los su blimes acordes de su instrumento , canta Eloha este llama miento del cielo : « ! Creacion eterna , despierta I Dia del sacrificio, rasga el velo de lo pasado y de lo porvenir que te envuelve, y abandona el blanco plumon en que descansas blandamente en el seno de lo infinito... Silencio , ese día tan deseado se acerca, ya llega ; llámese misericordia, tal es el nombre con que le saludan los oriones de los cielos. Y los mundos, con sus soles y sus estrellas , no obstante su pequenez infinita, reconocen en él á un mensajero de sangre y de perdon , de venganza y de amor. !Oh, divina arpa ruja, acompana armoniosa todas las voces del universo que celebran tan gran dia : al caer sus rayos nacientes sobre el polvo, harán de él brotar ángeles , y al caer su tarde, formará nle el cor tejo la dicha y el reposo eternos I.. Mis miradas descubren en la tierra un fúnebre otero que se convierte en altar, y el altar retiembla al acercársele la víctima ; aun cuando para construirle hubiese empleado Jehová estrellas de lo infinito, así corno los mortales emplean 'guijas para cons truir sus frágiles moradas , ante semejante víctima habria retemblado el altar del mismo modo. Por do quiera veo á los mundos en torno mio recorrer mas alegremente el em píreo ; las arpas del santuario de Dios resuenan por sí mis mas ; las coronas de los serafines se inclinan ; la creacion entera se postra ante la realizacion de un pensamiento que despues de miles de siglos de meditacion , solo podian en trever los serafines al través de un velo tenebroso ; de un pensamiento que concibió el Eterno , y que él solo podía abrazar en toda su estension. » Triunfantes los cielos , repiten el canto de Bolla ; solo en la tierra dejan de repetirlo los ecos ; en la tierra, donde una banda de miserables , arios de sangre, se dispone á cometer el mas negro de los crímenes que engendrára el in fierno. Despues de haber reunido Caifás á los sacerdotes y á los ancianos en una sala interior, delibera con ellos acerca de las medidas que deben adoptarse para dar muerte al Me sías sin ofender á Pilato, sin impulsar al pueblo á la re vuelta. Cansado de las muchas precauciones que el consejo cree indispensables , baja Filon al patio en que Jesus , rodeado de guardias , está sentado en derredor de un fuego próximo á estinguirse. Empieza á pasearse en él vivamente agitado; la dulce resignacion , la calma divina del Mesías , oscilan mas y mas el odio salvaje del fariseo. Ni la menor de sus acciones dejaba de ser obra de su cálculo egoista ; mas de una vez renunció á una venganza personal por el temor de ver estrellar su elocuencia y su fama contra la versatilidad popular ; pero en aquel momento juraba morir mil veces antes que dejar á su víctima la mas leve sombra de espe ranza. En vano renace un sentimiento de humanidad en los pliegues mas recónditos de su alma ; procura Filon aho garle al nacer , y se dirige nuevamente al consejo. « ! Si estarcís deliberando eternamente 1 esclama con in fernal desden ; empieza ya á romper el dia ; ? quereis que cuando decline viva aun el enemigo de Israel , que habeis condenado á espiar sus delitos en la cumbre del Gólgota?» Cesa á aquellas palabras la irresolucion de los sacerdotes y de los ancianos ; todos se levantan para seguir á Jesus, conducido por sus guardias á la casa de Pilato. A cada paso aumenta el populacho, por saber ya todo Jerusalen el acon tecimiento fatal de aquella noche. Sube el Mesías las gradas del palacio de Gabatha‘; síguen le sus acusadores , mientras el pueblo se agrupa tumultuo samente en la plaza. Advertido de la llegada de un acusa do , se dirige Pilato al tribunal , no pudiendo comprender aquel romano que, aunque degenerado, era asaz prudente para ostentar esteriormente las antiguas costumbres de su patria , que todos los gefes de Israel siguiesen á un culpa ble, cino traje indicaba pertenecer á una clase humilde. « Nobles padres de la Juba , dice, ? quién es, pues, ese hombre que os dignais seguir de este modo ? ?No me en ganan mis ojos? ? tambien se encuentra Caifás entre vo sotros ? » El gran sacerdote se adelanta , y dice : « Los sacerdotes y los ancianos de Israel esperan que no les creerás capaces de juzgar á un inocente : el hombre que te presentamos es el mayor de los criminales que ha com parecido ante tu tribunal., desde que gobiernas la judea. Ha profanado el templo , quiere destruir nuestro culto, y des via y seduce al pueblo con palabras mágicas é infernales sortilegios. Mas de cien veces ha merecido la muerte. a «Y ?por qué, repone Pilato con sonrisa irónica, no le condenais vosotros segun vuestras leyes ? » Aquella alusion al yugo que Roma habia impuesto al pueblo de Israel , hiere el orgullo de Caifás ; pero acostum brado desde mucho tiempo á arrastrarse y fingir, contesta en«tono dulce y sumiso : Quieres, sin duda, probar mi adhesion y mi respeto al César ; pues bien sabes que esa alta justicia que dispone de la vida de un criminal no es de nuestra incumbencia , por haberse reservado nuestros dominadores el derecho esclu sivo de ejercerla. No creas que por esto murmure; al con trario , he jurado sumision al gran Tiberio , padre del pue blo , dueno del mundo y de Israel , y hago sinceros votos por su gloria y su dicha ; si odio á ese jesus que tienes en tu presencia , es porque es aun mas vuestro enemigo de lo que lo es nuestro. Con su elocuencia sediciosa y fácil, atrae al pueblo á los desiertos , donde con el ausilio de su negra magia , alimenta sus cuerpos y fascina sus almas , repitién doles que es el .profeta anunciado por las Escrituras, que es el rey de Israel. Secundado por sus culpables maquinacio nes , no tardará el pueblo en separarse de la dominacion de Roma , en hacer de ese impostor temerario su soberano y su Dios. Tú mismo has sido testigo de su entrada triunfal en Jerusalen ; tú has oido las aclamaciones y los hosanna con que se le ha acogido; no solo han hecho estremecer la cima sagrada de Mona , sino que tambien han hecho re temblar los cimientos de este palacio, que atestigua en Judea la dominacion romana. » Pilato se limita á contestar con una sonrisa de piedad á aquella acusacion furiosa. Filon , que reconoce la necesidad de reparar la torpeza del gran sacerdote , se acerca al pre tor , diciendo : « Ilustre representante del César, tú castigarás al culpa ble , no porque le temas , sino porque la ley debe cumplir se. ?En qué podrias temerle ? Asaz penetrante para cono cer su arnbicion al través de su humildad supuesta , sabes muy bien que ese hombre tan débil ahora , conducido á tu presencia cargado de hierros, es á la vez el mas audaz y el mas pérfido de todos los rebeldes. Apenas con sus falsos milagros habia inducido al pueblo á proclamarle rey , pro curaba ya evitar todo homenage, para darle una alta idea de su modestia , y vencer así fácilmente los obstáculos que se oponen á la realizacion de sus planes ; no se contentada con arrojar á los romanos de la J'idea , sino que querría despues degollarnos á todos. Sí, los sacerdotes y los ancia nos de Israel derramarán hasta su última gota de sangre, en defensa de Roma y en tu defensa , Pilato , no lo dudes , ya conoces nuestra adhesion ; pero en cambio tú nos evitarás los peligros que nos amenazan , condenando á ese preten dido rey. Nunca habría tenido la triste satisfaccion de tur bar el reposo de Jerusalen , si no le hubieses creido por tan to tiempo un enemigo indigno de tu cólera. » El Hombre-Dios, entregado por entero al cumplimiento de su alta rnision , guarda silencio, sin prestar atencion al guna á los miserables mortales que tanto se agitan en torno suyo. Como el héroe que quiere libertar á su patria de las hordas conquistadoras que la invaden , no repara en las nubes de polvo que levantan sus numerosos enemigos. Ad mirado de su actitud tranquila y digna , le dirige Pilato la palabra : « Has oído los crímenes de que se te acusa, y nada has contestado ; ? temes, por ventura , defenderte en presencia de una asamblea tan numerosa ? Ven , te interrogaré á so las, y espero que me contestarás. » Dice, se levanta , y abandona el pretorio , seguido de Jesus. La incertidumbre, con paso trémulo, pálido rostro y mi rada inquieta, no para hasta apoderarse de los sacerdotes y de los ancianos : un temblor involuntario agita sus miem bros todos; mudos é inmóviles se entregan á las mas alar mantes conjeturas. Aterrado Judas al ver la desgracia que ha causado á su maestro, intenta abrirse paso por entre la multitud que obs truye las calles de Jerusalen para dirigirseal palacio de Pilato. ?Cuál es el fin queSe propone ? íl mismo lo ignora ; así es que se deja conducir fácilmente por las oleadas de gente que le empujan en direcciones opuestas. Al llegar junto al templo , entra en él fuera de sí ; ya no es el remordimien to, sino la desesperacion , la que ha reemplazado en su al ma al furor del crimen. Apenas acaba de atravesar el pór tico sombrío , descubre bajo las bóvedas sagradas á los sacerdotes nombrados por Caifás para atender á la segu ridad del templo en aquellos momentos de desórden. A su aspecto , el rostro del traidor se pone lívido , sus dientes rechinan, todo su cuerpo tiembla ; por fin arroja con furor á sus piés la suma que recibió por precio de su traicion , y esclama : « ! Aquí os devuelvo vuestro infernal dinero !... El hom bre que os Ere vendido es inocente ; es el mas grande , el mas divino de todos los profetas. !Ya susangre clama ven 47 ganza , ya pesa el anatema del infierno sobre mi cabeza » Dice, y huye lejos del templo, lejos de Jerusalen; el solo aspecto de un rostro humano le aterra , su frenesí le impul sa hácia el mismo punto en que el espíritu de las tinieblas, valiéndose de un sueno fatal , causó su pérdida ; párase al llegar á él , ningun sér vi' iente se mueve en torno suyo, ningun rumor hiere su oido , todo es allí soledad , todo si lencio. Lejos de la calina que esperaba encontrar en aquel lugar solitario, esperimenta aun en él angustias mucho mas desgarradoras ; llegado al colmo de la desesperacion , gime y se dice : « 1 Muere , miserable ! Solo con la vida pueden acabar tus tormentos... El Dios de Moisés ha dicho : No matarás... Pero ?qué me importa el Dios de Moisés , si ya no le co nozco?... La desesperacion, hé ahí al Dios del traidor, que me ordena morir... Muere , pues , cobarde... ! Tiemblas; el amor á la vida se despierta en tí ; quieres vivir , vil ase sino , cuando la tumba que abriste te envuelve en todas partes ! Y tú , alma , que creyéndote inmortal te rebelaste, no esperes vivir despues de mi muerte para perpetuar mis sufrimientos, porque perecerás conmigo... ! Un último cri men vá á legarle á la nada !... » lthuriel , su protector celeste , y Obaddon, el ángel de la muerte , han seguido á Judas , y le obsenan en silencio. Afligido por la inevitable pérdida del infeliz que estuvo con fiado á su custodia , lanza Ithuriel hondos suspiros. « Preciso es que te lo entregue , dice al sombrío Obad don , porque sé la suerte que le espera. Con todo, he que rido verle por última vez, porque le amaba, le- amo aun, y si te lo entrego, es por quererlo así el Eterno : cumple sus decretos inmutables , tú , que eres el terrible agente de su cólera, y que solo te llama cuando castiga ; mi miSion, que es la de bendecir y proteger, acaba desde que tú te pre sentas. » Al terminar estas palabras , huye Ithuriel , tapándose el rostro. Mira Obaddon á Judas de un modo aterrador, y le dirige estas terribles palabras: « ! Caiga sobre tu cabeza la sangre que vas á derramar ! Hombre de miserable polvo , tú mismo vas á estinguir tu existencia: tenias delante de tí la muerte y la vida, tu elec cion ya está hecha. ! A págate , sol brillante de la vida ; an gustias y terrores de los agonizantes , no os hagais esperar; ábrete, tumba helada y tenebrosa ; destruccion, recibe al suicida ; que su sangre vuelva á caer sobre sí mismo! » Oye Judas la voz del inmortal , y cree en su delirio reco nocer los acentos del Mesías muerto en la cruz. « ?Pides mi sangre ?... ! tómala, héla ahí ! » Y, con la mirada fija , el pecho jadeante, los cabellos erizados, y los lábios contraidos por infernal sonrisa , estre cha Judas el nudo fatal que circuia su cuello... !La respi racion le falta !... El ángel de la muerte retrocede 'estreme cido. El corazon de Judas se rompe, cesa de latir, mientras que su alma agitada se agarra con mas fuerza al cuerpo en que moraba , hasta que por fin la obliga Obaddon con un gesto á abandonar la frente del moribundo. El principio de vida acaba de separarse del cadáver, y queda Un sér ténue„ débil , imperfecto, que encuentra de nuevo la facultad de pensar y sentir, pero que no es accesible mas que al dolor. « ?Quién soy, esclama ? Judas acaba de morir, y Judas vive de nuevo... Inanimada y fria yace aun ahí mi mortal cubierta; !cuán vagas son mis nuevas formas, tenebrosas V siniestras corno mis sensaciones!.. ? Soy por ventura hijo de la noche y del caos? ?Cuál es esa sombra aterradora que se levanta en este fúnebre otero , y cuyo solo resplandor' abrasa?... Anatema sobre tí, Judas, ese es el juez del uni w 48 1( verso. Huye, huye , desgraciado, escóndete en las entra ilas de la tierra.» Obaddon continúa de pié en aquel triste sitio, gritándole con voz terrible : « Yo no soy tu juez, pero sí soy el- mas implacable de sus mensageros; soy el ángel esterminador. Ya has sufrido tu sentencia en la tierra, pero tiembla ante la mas terrible aun que te aguarda en lo alto. Has vendido al Hombre-Dios ; te has rebelado contra aquel que tiene en una mano la balan za y en la otra la muerte, y acabas de privarte á tí mismo de la vida que él te habia dado. Los tormentos reservados para los traidores son inconmensurables. Sígueme hasta la cruz ; preciso es que veas espirar al Mesías ; tam bien quiero que veas la morada de la dicha eterna, antes de arrojarte para siempre al abismo... » Terminadas estas palabras , circunda una nube densa y negra la trémula sombra de Judas, y la levanta y la arras tra en pos del ángel esterminador. ! Cuán pronta y terrible es la justicia del Eterno 1... Bor rado'estaba ya Judas del libro de los vivos, mientras conti nuaba aun Pilato interrogando al Mesías en la estancia á que ambos se habian retirado. Mas convencido que nunca de que quedan los sacerdotes de Israel sacrificar á su ódio personal á un hombre tan virtuoso como pacífico, intenta Pilato inducir con benevolencia á Jesus, á que rechace las acusaciones que se le dirigen. « Habla sin rodeos , le dice, ?eres tú el rey de Judea? » A lo que contesta Jesus con una dulzura á la vez triste y grave.• (( Si yo fuese un rey de este mundo, un rey como todos los que los romanos han sometido á su dominacion, tendria un pueblo y ejércitos para defender mis derechos. No , yo no soy rey de este mundo.» « Y sin embargo., te titulas rey. » « Porque lo soy. He descendido á la tierra para traerle la verdad ; solo el que crea en esa verdad santa , hija del cie lo , podrá comprenderme.» « ?Qué es la verdad ? » pregunta Pilato. Y con la desdenosa sonrisa de un hombre que, para evi tar una discusion que no comprende , finge despreciarla , hace una sena á Jesus de que le siga, y entra nuevamente en el pretorio. « He interrogado á ese hombre, dice Pilato á los sacerdo tes, y segun mi parecer, nada ha hecho para imponérsele la pena de muerte. ?Decís que ha sublevado el pueblo de Galilea ? pues bien , como se halla esta bajo la dominacion de Herodes , voy á enviarle el acusado, porque á él solo corresponde juzgarle. '» Disponíanse ya los guardias para conducir al Mesías al palacio del príncipe, cuando en aquel instante se presenta Alada, intentando abrirse paso al través de la multitud. Poseida de un presentimiento funesto, se entrega toda la noche al llanto , llegando á los primeros albores del crepús culo á Jerusalen para buscar á su hijo muy amado. Admí rala el tumulto que reina en todas las calles de la ciudad; impulsada por el movimiento de un inmenso pueblo., no para hasta el palacio de los romanos. Cuán lejos estaba aque lla madre infortunada de sospechar la causa de la agitacion del pueblo , á pesar de su inquietud y de la creciente opre sion que sentia su pecho. Percibe de repente á Lebeo, que á muy corta distancia se apoya en una columna; mas tran quila á su vista se adelanta hácia él , pero huye de repente el discípulo al notar su movimiento. « ?Por qué se aparta?)) se pregunta María. En aquel mismo instante atraviesa su alma la espada de dolor que había de hacerle apurar todos los tormentos de una larga vida de angustias : acababa de ver á su hijo ante el tribunal del pretor. Cubre una palidez mortal el rostro de Alada ; su mirada permanece fija ; sus facciones altera das ; se apodera de ella un temblor convulsivo que no le permite tenerse de pié. Su ángel costodio comprende la in mensidad de su sufrimiento , y se cubre con un velo de lu to. Por fin el esceso del dolor reanima á la madre de Jesus, permitiéndola recobrar la facultad de ver y de oir. Por se gunda vez fija su mirada en el acusado , en Pilato y en los sacerdotes. Los gritos del pueblo que pide con furor la muer te del hombre á quien algunos dias antes aclamaba por rey, llegan á los oidos de la desgraciada madre , que , en vano buscan sus ojos una mirada de piedad en torno. suyo , un rostro en el que pueda leer que no está su hijo aun entera mente perdido. Abandonada de los hombres, el alma de Maria se levanta al cielo : « Oh, tú, dice, que me enviaste al mas bello de los ánge les para anunciarme aJ hijo que me destinabas; tú, que en el valle de Belen me inundaste de todos los maternales go ces : tú, que oiste á la madre de Samuel cuando regó con sus piadosas lágrimas las gradas de tu altar , oye mis gritos de desesperacion y apiádate de mí. ? Por ventura me evi taste el dolor del parto para condenarme despues á tormen tos mil veces mas crueles ? ?Infundiste quizá en mi corazon el amor maternal mas ardiente para el mejor de los hijos, solo por obligarme á llorar mas tarde su muerte? Sálvale, tú lo puedes , tú , que das á los cielos himnos eternos para celebrar tu gloria ; tú, que das á los mortales ardientes lá grimas para implorar tu perdon.» Así gime la madre del Mesías , y el cielo, sordo á su ple garia, no le envia ningun consuelo, ni una esperanza si quiera. En el colmo del dolor, se dirige Maria, fuera de sí, á una galería solitaria que conduce á las- habitaciones del pretor, donde al fin sus abundantes lágrimas alivian un tan to su pecho oprimido. « !Ah , se dice, si al menos este suntuoso palacio cobi jara á un sér generoso ; si en medio de tanto lujo y magnifi cencia, pudiera encontrar un corazon de madre ; si como se dice, fuese Porcia buena y compasiva... Serafines, N. osotros que celebrásteis con vuestros cantos celestes al nino que acababa de nacer en un establo, haced que sea cierto cuan to se dice acerca de la esposa del pretor» Un rostro de muger aparece en el fondo de la galería ; es el rostro de Porcia. Está pálida, sus cabellos flotan en bu cles sobre su seno gracioso, y al través de los vestidos que. la cubren, con aquella elegancia imponente que caracteriza á los nobles romanos, notase. el ligero temblor que agita sus miembros delicados. Absorta Porcia en la agitacion que la domina, se adelanta rápidamente; pero al ver á Maria se para de repente , poseída de admiracion. La hermosura de la madre de Jesus..brilla con todo el resplandor celeste que solo el dolor puede dar , infundiendo respeto y amor á to dos los corazones generosos , por recordarles que en esta vida de un dia, solo él es hijo del cielo , y que la alegría, aun cuando sea inocente y pura , no es mas que una vana ilusion. La .noble romana contempla á Maria con piadosa veneracion , y la dirige estas palabras. « ! Ah! díme, ? quién eres? Nunca habia visto una dig nidad igual unida á tanta dulzura ; nunca habia visto bro tar de ojos mortales lágrimas tan tiernas : sufres, pero es tu dolor tan divino, que casi no me atrevo á ofrecerte un consuelo.» A lo que contesta Alada. « Si existe en tu corazon la dulce piedad que respiran tu. mirada y tus palabras , condúceme delante de Parcia ; me conviene hablarla.» « Está en tu presencia ; yo soy esa Parcia que buscas.» Un placer dulce y vivo brilla por un instante en el ros tro de la madre de Jesus. « ? Eres tú ? esclama ; desde que te he visto no he teni do mas que un deseo, el de que la ilustre companera de Pilato se te pareciera... Tú comprendes el dolor de una ma dre por mas que pertenezca á un pueblo odiado por el tuyo. Dile, oh, Parcia, á ese pueblo, que el hombre á quien Pi lato acaba de interrogar, al que viles calumniadores acu san de crímenes odiosos, y cuya vida no ha sido mas que una série de acciones sublimes, es mi hijo. Es una emocion mas noble, mas grande que la de la misma piedad, la que por instantes embarga los sentidos de Porcia. «Muger sobrado feliz, dice al fin, ?eres la madre de Je sus de Nazareth ?» Y levantando luego las manos al cielo, anade Parcia con piadosa exaltacion. « Divinidades benéficas, divinidades sin nombre , que habeis turbado mi reposo por medio de un sueno solemne , yo os bendigo , por ser vosotras las que me habeis enviado á la madre del mas grande de los hombres. Dichosa ?dalia, cesa de implorar mi piedad ; yo soy, por el contrario quien debo reclamar la tuya: condúceme al lado de tu noble hijo, á fin de que su mirada disipe las tinieblas de mi razon , y que su palabra me ensene el modo con que ,debe adorarse á los dioses. » De aquellas dos piadosas mugeres , sigue ya la una , sin saberlo, el camino de la salvacion , mientras lo busca la otra con todo el ardor de un corazon lleno del amor divi no.•Basta aquella secreta simpatía para unirlas ya estrecha mente, por mas que no sepan aun comprenderse. « Tú me amas, dice liada , mirando á la jóven romana con una espresion inefable de ternura y confianza ; sí , lo conozco : tú comprendes, tú compartes las angustias de la mas infeliz de las madres. Pero no invoques para endulzar mis angustias á tus dioses impotentes; solo por tí puede mi hijo ser salvado, si entra su salvacion en los decretos del Eterno ; tú sola puedes impedir al pretor que se manche con la sangre del mas justo de los hombres. Haz que evite el derramamiento de esa sangre divina, que pesaria cruel mente sobre él cuando se verá obligado á comparecer ante el tribunal del Dios de los dioses. Una sonrisa triste y misteriosa ilumina las facciones de Parcia, que se inclina bácia Maria , y con ese acento tímido que caracteriza las confianzas íntimas, la dice : « Voy 4 abrirte mi corazon , tan vivamente agitado por emociones desconocidas. Ante todo, tranquilízate: haré to do cuanto esté en mí para salvar á tu hijo, así como lo hu biera hecho tambien , aunque no hubieses venido tú misma á pedírmelo. Un poder sobrenatural , superior al de esos dioses, cuyo favor tú Creiste imploraba, me ha enviado esta noche un sueno que me ha.,,Ilenado_de un santo terror : sus visiones eran en un principio misteriosas y dulces, pero luego las he visto aterradoras... He despertado bruscamen te, y me dirigía al pretorio para defender al hombre que se me ha aparecido durante mi sueno, cuando te he halla do á U, su madre...» Volviéndose luego Pareja hácia la fiel, esclava que la ha bia seguido : « Véte á encontrar á Pilato , y dile de mi parte que me ha sido revelado en suenos que, es Jesus el mas grande, el mas virtuoso de los hombres, y que quieren los dioses su absolucion. TOMO H. Dice , torna el brazo de Maria, y desciende con ella la magnífica escalera de mármol que conduce al jardin, « Ven , ven , la dice ; en esta galería llega aun el tumulto de la muchedumbre hasta nosotras. Allí, en medio del si lencio que embalsaman las flores , y bajo la riente aurora que derrama ya sus dulces lágrimas sobre la tierra , que tanto embellece , quiero iniciarte en las maravillas de mi vision profética.» Queda Parcia abismada en una meditacion profunda : al enviarla su ángel custodio un sueno que la descubria el misterio de sus creencias, hizo vibrar en su corazon una fibra divina , que á su pesar , hizo abrir el corazon de la noble romana á la luz celeste. Desvanecidas de repente sus meditaciones , continúa Porcia de esta manera : « He visto á Sócrates; tú , Maria, no conoces á ese saja, cuyo nombre no puedo pronunciar sin estremecerme de res peto y de amor: la vida de ningun mortal ha sido tan no ble como la suya , y aquella vida tan hermosa , fué coro nada por una muerte aun mas hermosa. Ese sabio , que desde mi mas tierna edad yo venero como se venera á los dioses, se ha dignado aparecérseme, diciéndome :'« Vengo de las regiones lejanas , que mas allá del sepulcro se es tienden en lo infinito. Cesa de admirarme ; levantándome en alas de mi vana sabiduría, no he hecho mas que equi vocarme. La divinidad no es tal como yo la concebí; pero se parece aun mucho menos á los dioses que adorais al prosternaras al pié de los altares levantados por una ciega credulidad, Imposible me es descubrirte los secretos de esa divinidad sublime; pero al menos te conduciré hasta las pri meras gradas de su templo. Quizá tu alma piadosa merezca esta gracia; quizá serás introducida en el santuario antes de que espire este dia , dia de gloria y de dicha , senalado para el cumplimiento de una grande obra. Oye lo único que pue do decirte. No he sido arrojado á la mansion del dolor y las lágrimas. Mas allá de la tumba no hay Campos Elíseos, ni negras ondas de la Estigia que atravesar en una frágil barca, ni jueces infernales; todo es ilusion , todo delirio de la hu mana flaqueza : solo al error son debidas las pálidas estre llas del Elíseo , solo el error puede crear el tribunal del Tár taro. La antorcha de la verdad es la que sostiene los soles eternos en cuyo centro mora el juez del universo; una justi cia inmutable mide todas sus acciones. Ah ! cuán poco pesan las virtudes que tanto ensalzamos aquí, en el plato de la balanza á que las sujetan las recompensas eternas ! Solo el mal pesa mucho ; pero en cambio , tambien el peso del perdon es enorme ! Sí, Porcia querida, ante el dueno equi tativo que regula nuestro destino en la inmortalidad , son muy pocoslos que merecen recompensas; pero muchos los que en él encuentran gracia. Yo tambien la he encontrado; porque mi corazon al menos, 'labia buscado siempre el bien y deseaba ardientemente encontrarle. !Cuán distinto es de la imágen que de él nos formamos el mundo que nos abre de par en par sus puertas al recibir la urna sepulcral nues tros restos 1 Allí , esa Roma tan poderosa que hace temblar al universo , es un hormiguero imperceptible ; allí, una sola lágrima vertida á impulsos de una piedad sincera, vale mas que todos los mundos reunidos. Parcia , ojalá que una sola de estas lágrimas humedezca tus párpados... Los espí ritus celestiales celebran un santo misterio : imposible me es penetrar las tinieblas que le envuelven ; pero sé que en este momento hay un justo entre vosotros, que sufre mucho mas de lo que mortal alguno ha nunca sufrido ! Si dá de este modo un ejemplo sublime de humildad ante Dios, de obediencia á su -voluntad , es por su amor á los hombres , él , que,es mas que hombre... Tú le has visto; Pilato le juz 7 |
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