A ño I. SAUADO 19 DE :llARZO DE 1802 N úm. 10.
LA ACADHMIA CALASANCIA
óRGANO DE LA ACADEMIA CALASANCIA DE LAS ESCUELAS PíAS
DE BARCELONA
SECCIO N OFICIAL
VELADA ClEKTÍFlCO-LIIEIURIO-}ICSIC.AL
celebrada po1· ltt Academirt Crtlasaí!Cia el domingo dltt G de .liar;o.
En :-;u t:;alóu de actos y unte coucurreucia muy uumerosa y ~electa,
celeht•ó uuf.'strn Asociación la cuarta sesióu pública del pre::.cute curso,
dedicaria a su fnclito compatrona Santo Tomas de Aquino. Presidióla
el P. Provincial de los E:scolapio,: D. Ramón Riera, cuj·os la1los ocuparou
PI P. Rector del Cplegío, el P. José Sin, el vicepresideute y un ,·ocul
tle In Jnutn Directiva. el canónigo de este Cabildo D. Auselmo Casasuova;-;,
el cuteuratico de .?!Iedicina Dr.'llartiner. Varg-u'i y otras per-sonas
di:stinguidail. .
Leída por el Iufrascrito el acta de la pública anterio:-, D. ~{nriauo
Vin.vas y O. Pedro Cabot ejecutat·on al piano la Auti'cha triu nlal de
Choudett~·.
El ~rto. D. Nicasio :)!aiié recitó en buen francés la fll.bula .I/enfant
et le tdd. y D. Cnrlos Terrats leyó muy satisfactoriameute Iu poesía El
Sol dc Aquino, original del P. Rafael Oliver, Escolapio.
El Acadérnico de Ntímf'ro D. Juan Gui Iey6 de una mauer:t acabada
su composición !iteraria .flusiones y desenga,ïos. en que con ameno lcnguaje
se combate la pasi6n de lo::~ ambkiosos.
El Srto. D . .Tuan P erís Mencheta recitó con mucho g-racf•jo la f{tbulo,
orig-inal rlel ~eñot· Elias, Con ca:c¡:sa de un ?JWSr¡ltíto, y t :! Acudémico de
Númrt·o D. Enriquc Tuyt:t pr·o11uncíó un notable discurso titulndo .Dios
?I el Césm·, en el que espnso la necesidad de que la Ig·Jcsiu y el Ellhtdo
marchen f'tl completa armonia para lograr sus respectivos fines, es
tlecir. la felicidali del hombre: el Estauo en lo temporai, la Jg-tesin en
lo etr>rno.
Concluy6 e,:ta primera parte por el cuarteto de j{erc!Hinnte, para
Yioloncellos, La Poesia, interpretado, bujo la dir~cción del Profesot·
D .• To:sé Sala, por· los Srefl. D. j!;ldnno Tomàs, D . Feruando de Olulde,
D. Jo::é Oller y D. Eu-<ebio de López, quienes lograron expouer con
todo ::u ,·ig·or y colot·ido las bella:; frases del faruo:so Autor, sin que se
echurnn rle rncuos los l'efuerzos del piano ui lus amenas va¡·iunte.s que
suminbtran los instruml.'ntos de \iento.
De~pués de quince minuto$ de descanso, reauurlóse In sc::iún, ej~cutaudo
al piano D. )la¡·iauo Vinyas la Gmn sonata de lkethon•n, uu-
298 LA ACADElii.A OALASANCI.\ ---------------------------------------------------
mero 13, con una sol tu ra superior a la edad del joven Académico, que
no ha cumplido los 15 años. m Aeadémico Numeraria D. à1fredo Elias recitó la poesia ltlm·itc al
pié de la Or~tz, de Grilo, que fué coronada con prolong·ados y estrepitosos
nplausos, para acallar los cuales 1eyó otra. poesia fuera (le programa,
In titulada El Soldado, de 1Iannel del Palacio.
En s u rliscurso El J1aterialisrno y S to. Tonuis de .d r¡uino. el Académico
de Número D. Baldomero Gonbau comuatió cou arg-nrocntacióu
vigorosa las teorias materialistas, demostrantlo que son del todo inso::;
teo ibles, tan to en e~ ter ren o experimental, como en el biRtórico y
fi\o'lòfico. A.dujo para ella poderosas razones, muchas 1le elias sacadas
de los textos tomistas, pouiendo de inaniñesto su profunda couocimiento
de la :filosofia escolastica. El orador fué interrumpido varias
veces por los aplausos del auditoria.
D. Juan Burgada Julià., A. de Número, leyó en tono muy apropia-do
la poesia del escolapio A.rolas La.s .Armonias: interpretantioRe a continuación
por los Sres. D. Jorge de Satrústt~g-ui, D. Feruando de Olalfle,
D. ~Iarinno Vinyas y D. A.gustin Quin tas el cuarteto de A. Du·
rand, Ueditación, para violío, violoncello, armonium y piano, di,tinguiéndosecl
tir. de Satrústegui por su hermosa dicci6n, el S¡·. tle Olal·
de por la. seguridad en la expresión de las frases, y IoR SreR. Quintas
y Vinyas por la soltura y familiaridad en el manejo dPl instrumento.
Los Sres. de Olalde, tte Satrústegui y ric L ópez, no habfan exhibida
en pt'J blico s us aptitud es musica les, haciéndolo en esta ocasión por "cz
primera en obsequio a la Aca.demia Oalasancia.
Todos los números del Programa fueron calurosamente aplaudides
por la. escogida.coocurrenciaque asistió a la Velada y que se rctir6
visiblemente complacida y entusiasmada.
' Barcelona 7 de .Marzo de 1892. El Vocal Yice-•ucrt-lorlo,
JOAQUÍ~ BARÓ y CO)[AS.
Esta Academia celebrara sesión privada, ordinaria, el 20 de los corrientes,
a las cliez de la ma:ñana. El Académico D. Rafuél ~Iarsa y
Draper combatirà.la noción liberal del Estada docente, vinrlicamlo los
derecltos de la familia y de la lglesia. Respondera a las objeciones
que los dem as Académicos tuvieren a bien proponerle.
Lo que se hace pública por media de la Revista para que llegue a
conocimiento de los Sres. Académicos.
P.A.dclaJ.D.
El Secwt&rlo,
J. BuRGADA JuLIA.
REVISTA DE LA QUINCENA.
La cuestióo que boy mas vivamente preocupa ú los espafioles,
es sin disputa la cuestión econòmica. Y aún ésta bajo un punto
de v1sta determinada: el alza de los camuios sobre el éxt.ranjero.
Cuando esta alza se iuició, emitimos en esta quincena, y también
LA ACADE~UA CALASA:-{CIA 2!)!)
en articulo separada, nuestra opinión honrada y Jibre de preYent.:
iones .. Dijimos entonces, y hoy nos afirmamos en nuestro
modo de ver la cosa, que en el fondo es una cuel::ltiún política la
que determina la depreciación de nuestrl)s Yalores: se trala de
uncir ;, E:'p:•fw à la coyuncla de la política internacional francesíl,
y en esln ta1·ea, contraria de toclo en tollo a nnestros intcre:-;
és, se ve11 los franceses, e~pecialmente la banca j~alia, potlerosamente
ntrxiliado:-. pur los politicos españ()Jes e11emigos de Ja
triple alhnza. Dien es \'Crdarl qne el hallarse domieiliados en
Paris algunnF. lilulos de nnestra deuda, y la precisiún de lta\)el'
de pag11r e11 a<!Uella plaza los cupones, es motivo pnra irtit'iar
alguna !:ilthitln en el camlJio; pero no justificn el que é::;te llegue
llasta el 20 p 0 /o, y ademús esa causa existia antes de que los
cambios sullieran taulo como Pn el presente. Es una vercladera
luclla en que, si son lesiunados ouestt"Os intereses comerciales,
mtts touav1a Jo son los iutereses industriales de la nución vecina.
Y cun reeibir Fra11Cia mayor perjuicio aún que Espaiia, ¡Hwsto qne
en t'lla Li1~11e nuestro comercio su prindpnl plaza, y cada dia los
pediclos son mús exiguos, nada bace el Gobierno rrancé:-, para
re=-luhlecrr la normalidacl de las lr<nJsacciones mercantiles,
mil!lllras el tiobierno e:;pañol anda muy preocupado en este
asunlu Prueba eviuent1sima de qne la empresa acometida por
In HepúlJlicn francesa, con perjnicio de sn industria, y secundúndole
nueslros partidos políticos l'ildicales, es de car;'tc..:ter
esencialmente politico. Tri tase ue abruruar y despre:'Ligiar y
derrlbar la siluaciún política actual, para sustituirla con otra mas
enemiga de la lrivle ulianza.
Después de los exorbitantes derechos arancelarios impuestos
(t nut,Jstros rinos al traspasar la frontera, murhísimo mús es lo
que importnmos de Franc1a, que lo que a ella exportnmo~, y
basta que las eslipulacioues mercanliles se reftern11 ú la mi::;ma
uoidad JllOIH'Lnria, para que nuestra industria quede altamente
favorecicln con los actuales cambios, y perjuclica<los propflrcionalmente
los mercauos franceses. Pocinmos vender por cien to y
veinLe, lo que los franceses udquit'it·ün por chm, y estu facilitan\
la salidtt de nuestros productos; y por el contrnrio, lo (¡ue en
Franda adquiriremos por ciento, tendremos que venrlel'lo en
España a cienlo veinte, y e::>to dificultara la entrada de los productos
franceses. Y eomo nuestra exportación es muy inferior a
la importación, el perJuicio principal del actual desequilibrio deben
experimenlarlo nuestros Yecinns, mayormente siendo de
capricho y de lnjo la mayor parte de los arlículos que nos rernite
la indnstria fraucesa, y de los cuales p0demos prescindir, y aún
paga1· a precios snlJiuos, supuesto que los adquieren Jas familias
acomodaclas. De tlonde cleducimos que, en Ja actual Jucha entablada
Antre:: el GolJierno fraucés y el español, y librada en el .terreno
económico, ha tle salir victoriosa Ja naciún españula, s1 el
300 LA ACADEli.IA CA LA SAN CI\
patriolismo de los españoles no se prostituye a Iu política feancesa.
Lúsl i ma que ésta balle en I1Ue::;tros polilicos r~llical es tan
ciegn,.; y s umisos secuaces, y en nuestros Periódico::; aranzados
tan dcciclidos campeones.
Han publicaclo muchos señoees Obispos la acostnmbrada
Pastoral de Cuaresma. A la vista tenemos la del srüor Ohispo de
Vich, que ex.pone los funclamentos de la vida cristiana, y la del
Sr. Obispo de Uegel, que, con ocasión de defendL•r la Sobern.nía
tmnporal de los Papas, expone los deberes fundamenLales de la
vida catòlica. Ambns Pastorales, peofundamenle pensaclas y magistralmente
escrilas, ban sido publicadas en furma do folleLu,
de la manera mús apta para que pnedan circulur entre el pttPblo
catúlico; y esta circunstancia nus ha sngericlo una iclea qlle neaso
pueda ser aprovechada. Instalúse en ~ladrid el dia '1. 0 de Enero,
y con u11a solemnidad verdaderamente e.x.Lnwrdinarin, ri . lpostolaclo
de la Prensa, la cual asociaciòn se propooc prilwipal111e11te
facilitar la adquisición y lectura de lilJritos de sana propaganda.
Los que lle\'a publicados son muy conduct>nles al lln piadu:--o de
la .\sociaciòn. Pues bien: ¿u o podria el A postolarlo de la PI'~Jt/SII,
procecler de acnerdo con los señores Obi~rws, y obtt:!ner i• precios
mur múdicos, casi de regalo, trabajos mur e.x.celentes dc
propaganda, como Lo son las ci.tadRs Pa--torah~s de lo:; Prda lo:;
de Vich y de Urgel? Al imprimir los ;;eüore:; Obispos sus l'astorale:;,
podria obteoer el Apostoltdo ,ze lrt Prensll, tl precio de papel,
folletos muy recomendables por la atli.OI'Illad, sabiduria y
celo cle sns autores, y por la actualidatl de su conlettitlu y por
su cxceleute literatura.
* ;.;~ *
Se cst<'t danclo la última mano, en una rle las calles m;'1s túntricas
de Pl:ila ( :apital, ala habilitación de una Cap1lla evangèlica,
:\ pesar tle las protestas del Rdo. Sr. l~cónomo del Pino, doctor
~lagaroln, en cuya jurisdicción parroquial est:'t cnclavatlo el templo
proteslante. En el frontispicio cie éste sc leen estus palalJI'as:
fglcsi•t c1·istianrt: conferencias: enttwla lib1·e. C:omprendetno~ qne
fuerun desatendirlas las reclamaciones llei Pill'l'OOO y feligreses
del Pino, si la Gonstilución española consignara la lilJPrtad de
cullus; pero como súlo autoriza la tolerancin. de cultos diversos
del CalGiicismo, clectarando a la religit:m catúlica religi,'¡n nlidal
del f~staclo, es ilegal en nuestra naciún cualquiera manifesta<'iún
pública de los cultos disidentes, qne s:11o :'1 pnertas cerr.11las
puedert ser permitidus. Y la ere~ci.Jn de una Capilla proleslante
con inscripciones muraJes qLle signifiquen sn destiuaciún, y
anuncien al pneblo que puede agregnrse a Los actos reli giosos
I.A ACADE:)IIA CALASX~CJA 301
que alli se realizan, tiene tollos los caracteres de nna manifestación
het~rodoxa permanente; es un reto pública lanzado a la reli;;;
iòn oficial del Estada, qne sólo p11ede entrar en compelencia
con otras rdigiones, allí donde la Constítucíón tiarantiza Ja libertad
de cullos.
* * *
Poco ó ningún efecto ha producido en las regioncs oficiales
de la Hépública l'ranc.eBa la Encíclica de Letm XIII al Clero y neles
de Francio, solJre los deberes que las presentes circunslancias
les imponera. 1~1 ministerio Loubet se propone, por un lado,
muntencr el Concordato, y poe otro lado lm prometido solemnenten
te defender las leyes militares y escolares y anli-congrllgacionistas,
<pte ha dictada el espirHu secnlarizador y anli-cristiano
qne anima ú la Hepúulica transpiremíica. No es posiule creer
en la si nceridacl de 1 us promesas pacificacloras he ell as por Lo u bet,
Yiendo que éstc ha confiada la Cartera de Gracia y Jnslicia, al
católico renegada y ahora protestants .:\lr. Hicard, quien, ú foll
vez, l1a nombrado subsecretario de ::;u ministerio al jndío monsieur
Lyon. I >e manera (rue el Papa, para la provisiún de las SeÒt!
S episcopales vacantes, y para hls asuntos católicos qnr inlL
·resan ï't todus las iglesias de Franeia, habra de entenderse con
un prolestante, transfuga del Catolicismo, mientras que lo::- Ohispos,
para el despacho de los expedientes y reclamaciones y solicitude~
prese11Ladas al Gohierno, se ven\n en el caso d:! tener
llUe implorar la Lenevolencia de un jndio.
Pero si escasa inOuencia ba ejercido la Encíclica ponlificin
en las esreras oficiales, la ha logrado mny eficaz en Ja opinión
pública, delerminando dos movimientos, que auuque diametralmente
opuestos,han 1le couducir al mismo resultada. Los cat.ólícos
siguiendo la inici<iLh·a cie Jo:; ouispos, los cua les se llan adllcrido
incondicionaltut~nte nl pensarniento del Papa, se apre!:;uran a sitLtarse
denlro lle la Constitnción republicana, acallauclo ÍJILerinametlle
su::; preferencias políticas, y comprendiendo qLlC no sc
trata de ventilar el pleito pendieote entre la RepúlJiica y la Monarquia,
sino de resol ver si la Francia ha de ser cristiaiiH y católi
ca, ó ha de enlregarse ít disposición de los aleos y lilJre-pensaclores.
AnLe la magnitud de la cuesLiún religiosa y social, han
daLlo de manu <1 In cuestión politica, de suyo accidental y secundaria.
A su vez los radicales hrtu manifestada por meclio de sus
òrgunos en la p1·ensa, y por la autorizacla palaura cle s11s represeolnn
tes en el Pilrlalllen to, que no quieren en manera alguna. la
Hepúbli~a mocleluda segúnlas doctrinas ponlificias, y qne antes
que republicana~ catòlicos, quieren ser cesaristas ú anarquistas
acatúlicos. Yn cincuenta diputaclos de la iz<rnierda republicana,
a~~audillados por L1isant, han enarbolado Ja bandera soeialista,
aten tos a alejal'se de ese catolicismo republicana recomendaclo
por León XIU.
,
SO i! LA AC.-\DElHi\ <:AJ.AS \NCIA
Denlro del Parlamento, los campos han quedado perfeclamenle
deslindados: la dereclla, robustecida ú cau::;a cle las adhesiones
prnmo,·idas por la Encíclic,1, aunque parlidaria de la Hepúblka,
prefiere el ideal católico al ideal republican0; la izquierda,
1nús concentrada desue que la Encíclica ha :->ido conot.:ida,
aunq u e también deliende a la Hepública como su forma ¡Jredih!cta
de giJbiemo, declara que antes que repuuliumu, es y sora enemiga
del Cat~•lcismo, y que antepune el ilh!al uealúllco, ui ideal
repuhlicano. Y l::sas 1los concentrac10nes veri!icadus on el campo
de la Hepúhlica por los represeutan tes del pueblo, han corresponclHiu
ú utras clos anàlugas realtzadas por los Diarios caLúlicos
y por los Diarios radicales, pues mienLrus UCJLtúllu!:> se aperciben
ú luclmr en el terrena constitucional contra Iu:; libre-pottsadores,
CRLOS olros se clisponen a mar<.;lwrse cle Iu ltepúblit.:a ol uía que
éslu pidu el llautismo y promela vi\·ir crisLtanamonte. Mas, aún
parL'ce que esa opuesta actitud en qne dipulados y Pcri:,dit.:os se
\'all ufredL·ndo, obedece al poderu~u impul;-;o c¡ue Je:; <.;omnoica
la <Jpiniúll públh.:a, ~a que desde la apal'iciún de Ja EIH.:iclit.:a los
calr)lieo~se han pre:;entado resneHus ú reL.:Iamur de la HepúiJiica
Jo::; derecllo~ y liberlades de la Idesia, y lo~ libre-pcnsndures han
juraclu 110 rt'L.:unocer otraRepúlJJicH que la atea y :secul,rizaclora
que siempre defeudierou. De doude \'CIHlrú ú resultar qu·3 Ja
Jucha se lralJara IJieu pronto enlrt3 calúlieos y lihre-ponsadores,
quedaudo relegadas ú Jugar ::::ecumlario Jas diYergt'llt.:JaS polilicas.
Lo f'Ual serú Ull bien íneslimaLie, pues nada lla perjudicado
laB to(, los iulcre::>e5 catúlicos en Fnlllcia, cotuo el empefw sislem:
Hrco con que los fielt!s ban defendido llasta uqui su:-; lut•alcs
polllicos, esptrúndolo tudo de la suluci.j n polilit.:a ú que aspirahun_.
y sin alh'erlir que, mientras ellos gustaLan :::us fut•rzas eu
t.:omiJa les L1zu nlinos de partida, allelautal.Hlll s u::; alh·er::mnus en
su:-; tureas sct.:ularizaclora~. Todu iullíca que en las futura:; elecciont•
s jugarú un pape! secunt.lariu el ideal político, y que sólo se
JH'e:-;t:nlur."ttl eumo netamente re(Jul>lil:auos los parlirlurius de Ja
conciliución ó pacificacil>n; peru la mayrma inme lisa dt.' electores
inín ¡, las urnas para sacar Lriunfanles. los unos sus IH'Íncipios
caLólkos, los o tros sus odios aoti-crislianus, siéndolcs indifc• eu-
·te ú uuos y otros Ja forma republicana.
El lriuofo de León x.m ba sido completo: l1a logra•lo qne se
anlepu~ieran los Intereses catülico::> ú lus inLer0s>s y compromisos
polílicos. Cierto que ese movimie11to ha silla inkiado por el
CarJ,~nal Lwi~crie; pero eate ilustre Purpura lo acaba de dirigir
una carta al clero y fieles de su diòcesis, y en ella hace constar
que, al aconsejar la aceptacDn de la lnp 1te::;is repuLlicana de su
país, no llizo mús que obedecer à L':!ún X 111 llUe asi se lo pre-
LA ACAOEliiA CALASA.'WIA :nl3 ----------------
cepluó, ya en Octubre cte ·1890. La última Encíclica ha sido el
coronamirnto de la política cat.Jlica anunciada en el famoso
brindis del Cardenal Lavigerie .. -\ León Xlii se debe el triunfo de
estas <lot-> m:1ximas sah·auoras: t.a Los católicos deben olvidar
sus divisiones polílir.as y colocarse en el terrena constitucional,
cuanclu asi lo exija lf\ defen,:;a t.l~ los intereses religiosos. 2.• Nadie
tiene <1ercd10 <"l ~np011er y aflrrnar que la Jglesia preliere una
forma particular de Gobierno. ¿Cuúndo querní Dlús que estos
principies adoptades por los católicos franceses, lo sean flnalmente
por lotlos los católicos españoles~ Aqnel elia serCt el primer
día du la regeneracit)n Lle nuestra patria.
* :¡. *
Gnlndes trahujos est(t haciendo eL socialismo internacional
para renlizar unn. gran,liosa manifestación el dia 1. 0 de l\layo.
Los C:obiernos y las cluses conservacloras se preocupau ante el
du~arrollu y ur~uuizadóu Ll.el partida socialista, !ltLe, t'I no tanlar,
contan't con lúda la clase numerosísima de~ proleturiado. La
l'i<\Se obrHnl., gracia~ al sufra;.rio universal, se dispone para regir
los tlestinos de los pueblos, y la verdad es que si lo::; sucesos no
tuercen el rurnlJo 'lue van síguiendo, el pervenir lc pertenecerà
clentru de pocos uiws. ¡,Qué hacen los gubiernos para oponer diques
ú la inva:-iún t->Ol:lalbta'? ~ada que ¡meda ~er <ln :1lgum\ eficaeia.
Le,'111 Xlii indicú en su Encíclica Rel'wn Sou11ntm Ioc.; medius
mt\s adt~cuatlos para prevenir el gran cataclisme que torlos
augnran y tt.Jmen: se òiú Ja t'azún al Papu; ¿pero qué se ha hecho'!
~acta ab;-;ulnlauteute, salvo la propaganda tle la doctrina pontificia,
realizada por los obispos, clero y prensa eutólica. Mttcho
lememos '[ne cuundo los mús interesados en ev1lar la calúslrofe
qniernn adoplar 111eclidas m<.licales, sen\ ya demasiudo tarde, y
r[uiera Dio::; que uo 111aldigan con tardio arrepenlimi~nto su actual
apnlia.
UN ACAD l~:\IICO.
EL CULTO A SAN JOSÉ
Saliendo al pública el Nl'1mero presen te el mísmo elia que> la
Jglesia con!"agra ó. la memoria del pnrísimo Espo:-o de María, han
de agradecernos nuestros lectores qne dediquemos nnestro primer
urtícnlo ú la exposición del tema en el preinscrito lilulo
involtH.:ra1lo. Y tanto mayor empeño tenemos en dilneidar esta
materia, enanto el cuito pública tributada a S. Jo~é ofrece una
pat ticularitlacl que le clistingne det que la Iglesia presta ú los demati
San los renerados sobre los altares. Y es qne, :í pesar de ha-
3().¡. LA ACADE>JIA CALASA:>CIA
l>er 5iempre la Iglesia católica creído y confesnclo la sanliuall
extraurdiu~lda del Esposo de la Virgen .Maria y su glorificc.cíún
eu la::; bealisimas maosiones del cielo y su poLlerosisimo valimiento
aute su Ilijo a(lJpth·u, únicaulènte en los tie1npos modt::rnos
le otorgó cuito pública y solemne, bien que de::;tle los tieulpos
apo::;lólicos había recomendado su devoción ú los lleies.
Como el heresiarca Cerinto hubiera dirulgado el impia error d.
que Cristo era llijo natural de José, y esa herejia era. itlcompalible
con la creencia en la pateruidad uivina de Jesús, en la Encarnación
del Verbo por obra del Espiritu Sanlo, y eu Iu perpetua
virginidatl de Ja :.\Iaclre deJ Redentor; clogmas runrlalllenLales Llel
Crbtianismo y que era preciso reconocer y admitir ú toda costa~
la Iglesia se abstuvo cluranle algunos siglos cle colocar pr"tblicameute
a José al lado de Jesús y de .Maria en los temples, por
no cumpromeler aquelles dogmas {lrincipalbimos en nue::;tras
creen ci as.
Esa~::::;, ú. nuestro entender, la razún que tuvo presente la Iglt>:
sia catòlica, para no dar ú S. José el [Jllblíco honor de los allares
dU!·ante los siglos semievales. Yasi, y IHI en o tro supnesto, 110s t'Xplicamos
elt¡ue Ja imageu del Padre nutricio de J t~sth; no Hgure al
ladu de la de laulos otros Santos, en las tl:llJias l>izautillaS, rom<·,_
nicas y gúticas que figuran en nuegtros museos arqueolúgicos ~·
en uuestros templos mils vetustos. Cua ~imple inspección de los
numerosr::;imos retablos góticos exi;.;teules en el Htuseo arqueulógico
episcopal de Vich, único en su clase eu nuestra Espail:•,
cum·ence plenameote de que la sociedad crbtia11a de los :-:iglo~
x.m, xrv y xv no tribntaba culto solemne al insigne Palt·iarca.
Y uus corrobora en uuestra ~dea, el becho de que, hnbiendo lo;;
catúlico::; adu!Jlado desLle el :;iglu xm la costtunbre de im pon er
ú los infantes recien bautizallos el nombre de alguna el~ los ::iurrtos,
no figurv ningún José en la historia, ni en los anales, ni eu
las crónicas, ni en ningún documeulo anterior al si~lo xvr. l\f{1:3-
a:·m: existiendo el gremio de carpinteros en esta Cilpilnl, ya de~de
los orígenes gremiales, y tenlenuo taula importaucia que, al ins·
lituirse el Cuucejo Municipal en 12::J7, enLrar<.llt ê'l l'orruar ¡1arte de
él cualro corpinteros, no lomt·} por Patrono spyo al caslbimo Esposo
de ~Iaria IJusla el año 1505, siendo a~í (¡ue Lodos los gremios,
aún los Jnenos consideradus, se ponian b;~jo t•l Patruuato
de alguuo de los Santos. El de carpinteros se puso ut un principio
bajo la Lntela de S. Juan Bautista: en 1393 se erigiú en C:olrndia
bajo la invocación del sauto Precursor del .l\Iesins; en ·!Wl7
oblll\ teron los cafrades c:arpinteros aulol"izaciótt del Cahildu Catedral,
p tra celebrar sns funciones religiosas eu la ca pilla de San
J uan u e la llasilica;eo 1-131 cousiguieron, 111edianle concordin celebrada
con la Ab adesa ,. ( :omuniclad del monasleri(' dc Sta. Ol arn,
el llereclto de ::;6rvir::è de la capilla de S. Juan, para el ofieio y
cuito del ::>auto, y el Lle enterrar a los col'rades difuulos en la
I.A AOADElfi.I. CJ.LASAXCIA
tnmha de rli~ha capilla. En 1üs estatutos, ú otdenacfo,¡es, :tprohados
por Alfonso Y en 14~4, se confirma el Patronalo de S. Junn
Dantisla y nn<.la se dice de S. José. Sólo en 80 de Octubre de 1:)05,
al instnlarse de uueYo en la Catedral el gremio de carpinteros,
adquierc el P11tronato del santo Carpintero fle Nazarel, deòicúnclole
el nltar de los Claustros de la Catedral y deslinanclo la capilla
al cnllJ del Sanlt> y il lll:;nr de enterramienlos.
El primer altar erigida a;;:.. José (aé obra del Pê1pa Gregaria
XI, lflle de:;eoso de trasladar i1 noma h Serle Pontilicia, acnllió
(1 la valiosa protecciún del E-3poso de ~Iaría, erigiéndole una
CHpilla e11 Sll pal:-l.C'ÍO de AYignon, r ,-iencJo realiZílÒOS SilS dPSPOS
en 1370, en qut! hizo sn entrada teinnfal f'll Ja Ciudull Eterna,
nclnmnrlo fronúticameJJLe por el pneblo romano. Pern r>se cnllo
no prospr1·t', por entonces; y así \·emosal virtnMo y sabiu Gerson
prnponer al Concilio cle Conslanza, en ·1415, como merlio efiraz
pnru L\;!rminar el gran Cisma c1e Occidente, el iuaugurar all[ mismo
<·I t..:nlto soJ¡•rnne rle S. José; y aprobatla esa proposicir'llt, y
celebrada nn,t soll'mne funeión religío~a por los Püdres ConriliaI'I?
S en IJOnur rll'l Padn=- ostimativu de Jesús. SP togra al IHlllLO In
rentllJ(·ia clP .Tuan XXITT y eh· G1·egorio XII y el abnnclono rle
TlencdiL:lo XIII, y In terminaci 'm del Ci~ma
Asi y todo, hubo de trascurrir todo ese sigln XY :1nl•"s de cyue
S. José redbiern cullo universal en l11 lglec;;ia cs..VJ!ica. Sta. Ten~~
a y S. Jl¡>cJro de Ah.:úutara lo popnlariÚiron en Espaiia en el siglo
xn. En cse tn1~mo sigla se extendiú por ltalia. Durante el
n~inado de Luis XITI, los Carm e lila..; de~calws, instaJnrlos en
Francia por Ja reina Ana Teresa. españula, Jo ciinll,:raron por la
nacic'tn \'ecina. ne igual proceclimiento se sirriú Ja gobernnclnra
n.a habel pnra introclucirlo en los Paises Bajos. !Inhit.>IHlO la
Dohemta obteniclo pnr mediaciún Je S. José Ja pacificndt' 11 I'E'll- I
giosa, lc erigiú Lemplo!' y aJt.ares bajo la advocaciún du Cnnsetvadol'
de z,t Prc::. Tiu11gria le cleclarú su Protector, ú causn c!t.o llaher
reconquislado del poder de los tm·cos {I su c<'pilnL T<~mbi{!O
Alemania v A n:;tria reconocieron v aclamaron sn Patronato,
cnando el Emperador L60tJOido I obtu-.;o, por medio de S . .Tusé,
l.JrillanLes trinnfos sobre la l\f!"clia Luna, y un hijo que fn6 emperador
con el nombre de José I. Ningún Soberano habia llt'\'aclo
basta 81llonres este nombre. C:reemos que el primer magna I e qne
lo llevó fu(• S. José de Calasanz. También fné el F'nndaílor rle la
Es•,lH'Ia L'Ja el crueinaugun'• la COSIIImbre de ponnrlos InstillllOS
religiosos haJO el Palronal.o de S. José. Siguiéronle los A~11stinos
en.lG32, y lo mismo lticieron mas adelante las anlignas Ordenes
rel1giosas. Los Fundadores posteriores a S. José de 1 :alasanz han
segnirlo en eslo sn ejemplo. Los PadrPs Carmelitas in slituyero n
en 1080 la fiesla del Patrocinio, que adoptada por los Agn~tinos
en '1700, se extencli(J I nego ú Ja Iglesia unh·ersal. Los Franciscunos
fueron los iniciadore;; de la festi\-idad de los Desposorios,
..
LA ACADE~IlA OALASANCIA
aprobada y tijada en 23 de Enel'o por Paulo III, a insliHlCias de
los Padres Dominicos. Los Jesuitas tienen la gloria de haher erigida
en Lyon el primer templo pública consagrada ú S. José, ya
qne Gregorio Xl, sólo le dedicó una capilla prinlda en sn palacio
de A rignon, como queda dic bo.
Por esos caminos fué adelantando en los dominios de la Yida
critiliana y arraig ~mclose ~n las costum bres piadosa~, la de\ oción
al E¡:,poso-Virgen de la Virgen-Madre. Y es de advertir, que ha5ta
nueslros tiempos, esa deYoción Sl.! ha desplegada prillL~IJmlmente
en d seno de las familias crh;tianas, y q11e súlo muy rel'ieutemenle
se ha manifeslado en las es¡;léndidas solcmni<lades del
cullo CHlúl1co. Aunque el Papa Urbano Vlll, clL•scoso de promover
ese cullo, declarú festivo e\ día del i11signe Patriarca, y Clemenle
X e:,.Lableció que la fit'sLa se celebrara con solt•lnnidad,
pe1·u es lo cierlo que conlinuó ~nn Jo~é sienllO objl'Lu clo amor,
de eonfianza y de veneraciòn para ltlS iiHlivi<llws y para Jas f~ntilin~,
y que fué prec1so que l'io 1X Je declarnm Jlatrono llllln:
rsul clc la lglesia, para qne lograra aquella l'SJlit'IHIIdez y
magnificencia con que los fieles suclen honrar la HH!ItluriH de
sus Santos predilectos. A eso aclo del Pontifico dc la Jnmarulada,
f-ucediú una emnlación geÍ1erosa en los rullos f-olcmues
consagraclos al E.:.:poso lle 1\laría, disting11iénrlo:::c entre Lodas las
naciune:> catt'llicas, la noble uaciún española. Y el adual l'ulllifice
Le·· n XIII, ::?.ccediendo a lus deseus del Gobiemo y del E¡>iscopndu
~ del puehlu espaüo'e=-, lla abrillantadu Ja auréoht de
gloria qne ú S José rorlea, elevando el dia del Santo ú la catPgoria
<le dia festiYO con obligaciòn t.le oir misa y austeuciún de olJras
sen·iles.
~Grandcs cosas, dicen los Anales del Cullo a S Jf)sé, clchen
realiznrse Pll nuP.stra época: el Custud10 y Director tlell>ueflo del
mundo, ollnlen<lente cle los teEoros del cielo, srtle con lmllo de
Ja O:-it'uriclad mistenoFa do11tle ll<lbiu permanecido (Jen\ to r1uranle
tantísimos Biglo::;. El cielo no::; prqlara cridenlemenlc extrnordinarios
favores. ¡Cosa admirabk! ~lnltilntl de Salllos de cliguiclad,
misit'ln y rnc~rilo muy inf~riorPS ú la emine11le exct•lt:'11Cia del Padre
1Hlll'iCÏO del neden tor, glorifiCUl.lOS !)Ol' los piaduSO~ re~pet0S
de lns pueblos, han brillada en la lgl,•sia, mienl1'HS Yi\'ieron
y cleE>pués de muertos, como estrellus esplendoro~us en el Iinnamenlo;
vel Protector de Ja Reina del cielo, el Conclyutor cle la
elcn1al Trioidad en Ja tiena, el homiJre justo t~nlre loo justos,
perdiclo en Jas pléyades confn:>as de los de111ÓS Sanlos, no apareciú
en uu principio, eo el cielo del Calolidsmo, sino corno una
nc·bnlosa desconocida en la via lúclea. ¿,Qué Rignifica esll' enigma?
lle aquí, empero, lo que lleva el a;;ornhro ú su colmo: Ja estrella
p¡ilida y oscara se le\'anta all01'<.1 en el horiz.onle del mundo
religiosa, deslumbranle de majestad y esplendor, como un Sol
de Oriente. Ha comenzado, poes, a brillar una nueva lnz sobre
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lo!'; poeblos regocijados: San José toma posesión de sn rei11o;
viene al enc uenlro de las sociedades modernas paro alumbrarlas
con las luces cie sn fe, calenta rlas con el fuego de su caridad,
protegerlas con la eficacra de su pode r , tran¡:figurarlas con el
contacto de sus virludes.,
J. Jlli3ERO.
LAS ASOCIACIONES CATÓLICAS
III
Deter111inado el f1n de las Asociaciones católicas y conocidas
sus propiedadt~s esencinles, clara es, que en su úb!'ar tlchen seguir
t.a les nsociaciones nna línea de conducta conforme con ese
tin y con esas propicdadès. De nhí se sigLlen vari1s reglas prúcticus
como son: que siempre tengan presente tales asociaciones el
fin gf'neral de todas ella~ y el especial ú qu•3 parlkularrnt nte se
dirija cada unu, no sep;m'1ndm:e jarmís de s u objetivo Pll a.lguno
cle sus aelos; que no admilan en su seno como miembros act~vos,
mús ¡wr~onns que aquellas r¡ue estén anirnaflas de e::;pirilu
clil'liano y de celo para el nn de la Asuciaci,·~n; qne nn tomen
resoluf'iún lrascendental alguna sin el previo asentimiento de la
.\ut01 idad eclt siúslica ú Iu cuat ~irvan de allxiliares inmecliatos;
que nparlen y aiPjen de si enanto puella contribuir ú aminorar
el f'Spirilu de carida(t y mutnn concordia entre los sodos; y nmelms
olt as l'l'gla:-::, en fin, qne las circunstancias de tit .. mpos y ln~
ares y de los objeti\·us próximos à que ~e clirigen les indicarún
f<'tcilmente, con tal llt> piertlan jamas de vista su carúcter e:;encial
v su fin verdatlero.
Una dc esus reglas prúcticas que tiene hoy dia grandísima
trasc·enfl,•ncin, por lo cnal nos fijamos en ella cie nn modo especial,
es sin rluda la qne se otengan estrictamPnl.e Jas .\soc iaciones
calólicw.-., tm lo qne Llice relación con la política, ú la li neu de
COIHiudtt prwlenlísima y sabia que les ba Lrozatlo en este pnnto
la ~unta Snde, cliriqiéndose e:-:pecialmente a las A soc iacionns católicas
de Fspnfia, en donde por desgracia empezalm <'I cansar
males inca!culablt~s para la l glesia, una mal entend ida norma
qw3 c•n lo l'!'t'l'!'enle (t las relaciones entre lo religiosa y lo civil
venia imperando.
Y corno dcSI'arnos en esle punto evitar tocla sospeeha de pnrcialidad
v todo remolo recelo de rruet'er suscitar conliendas por
fortuna alg1'tn tanto amortiguadas, nos limitaremos t'I reccH·dar
algnnos pasnjes rlc los docnmentos emanados de la ~\ntoridud
eclesi<íslíca que ó. esta cueslión se reOeren.
I~n la E11Ciclka Gwn mulla, uice a las Asociaciones católicas
de ll:spañn, el L1omnno Pontífice:
«Pot· tanta, como fúcilmente ¡mede acontecer que los socios
:JO S Là ACADEllJ..\ C.-\L.\SA~C!A
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tengau dive rsos pareceres en puntos politictl::>, por lo mbmo, (t
fin de que no veuga à alterarse la uniún de los únimos por las
opne stas parcialidaJes, com·iene tt>ner presente cnal es el fin
que s e proponen las Asociaciones que ~e llaman cati'Jiicas, y al
tomar los acuerdos tener los ojos tan fijos en aquel bla11co,
como si no pertenecieran é\ ning(m partido, aeonl:lndase de las
dh·iua- pulabras del apóstol San Pablo: «Los <ltte l!ab d s ~ido
baulizados en Cristo, estais reYestidüs de Cristo. Nu hay Judio
ni Griego, no hay sierra ni libre ..... [Jue::; todos vosolros so i::; n11a
sola eo:::;n en Cristo (Gaiat. III, 27, 2-<).» Do este modo se consegnir(
t la venlajn de que no solarnente caun. ::;odo en parlícular,
~ino lumbièn Jas diversas A.sociacioJJes de estn gónero, cslón
amigable y benévolamente conformes: lo que 1-:il::l lla de ¡rocurar
COlt toda diligencia. Ya r1ue dejadas aparte, uomu llemos dielw,
las tmrcin.lidatles, habrún desaparecido las ocastom~s princ1pales
ue rivalidaues enemigas; de domle se seguirú que haya una causa,
y ésta la mayor y mas noble, qLH""' a!J·aiga ó. tollof', t>ll Jo cual
no puede haber llbcusiones entre calúlicos dignos de este
nombre.»
Y los ohispos españoles, entre las l'eglas pr{•cLit:as que prescriüieron
ú los católico::; con ocasió n del segunclo Congreso Católictl
Nacional incluyeron las '3iguiettles:
flpg{a, 11, p cÍJ'rC!{lJS 1.o y 2. 0
• Si louo calólko debe estar sumiso y obeuienle ú la autoridad
uc la lglesia, deben estarlo tamLiéu las sociedades, sean politicas,
cientificas ó artistícas, recrea li vas ó de cualquier utrc1 índole,
y u e un modo rn;· s especial las que se gloríun con el
nombre de asociaciones catól1cas, ú han shlo fundadas para defensn
y so!:tén de los intere~es religio~os y morales.
»En su Yirtnd y por lo que respecta ú e:sln última cla::;e tleasociaciones,
prohibimo:; todas aquellas que 110 11ayan obtenido ú no
oLtuvieren la aprobación de la antoridad eclt~:-.iúslica, que 110
tengan asímísmo aprobado su Reglamento por• dil"ha autorillad,
y que en su modo cie proceder no estén conslantemente ::;ometidas
ú aquélla ó tl sulegítimu represelllanle.»
Begla, 12, pdrrnf'o 1. 0
<<En las asociacioues católicas que sulo tengan por ohjeto PL
fomeuto de los intereses religioSI•S y morale~, se prohibe tocht
discusirm política; y sòl o podran tener aquellas Revistas ó Periódicos
que consien ta el Ordinario.»
Siguiendo puntualmt nLe estus reglas las Asol'ial'Í(Ines calúlicas,
pueden desplega~· den tro del vasto campo de la propaganda
católica toda su acliddad, empleamlo como mediOti para la consecuciún
de su objeto los mil y rnil recursos que le sugiera su
celo y que mejor se adapten a la naturaleza de su fin próximo y
a !as circunstancias de tiempos y lugares en qu<~ ::;e hallen; si
bien ¡)Uedc decirse que los dos medios principales a que se re-
LA ACADEli.L\ CàLASASCU aoa ----------------------------------------
fien.:n casi to dos los dem~ s seràn si empre la difusic'1n de la Duc trina
ca túlica para conYencimiento de las inteligencias, y el buen
ejemplo de las Yirludes Lristianas para Ja persuasiún de la.:> volunlttcles.
R.1L D.
LA MUJER CATÓLICA
D l~S túcas e en el gran cuaclro de la civilización conlemporanea
una hermosa llgnra que deslumbra a cuanlas la rodean, con el
brillo iumarce:;ible de su méiito: es la mujer cató li ca. A t'C ~· santa
tlond<.-'. la Providencia custodia el tesoro de nuesLras ve11 ' randas
lradicíones rel igiosas; fúlgida destello de una antot'Ch·•: encenclicla
por una geueraciún creyente a la lnz del sanlu:u io, y
apag:'tndose entre los densos vapores de no maLeria lismo grosero;
verd e y feraz oasis, do vegeta aún vigorosumen te la fe c.ttúl ica,
en rneclio clel inmenso arenal del moderna indiferenlismo
rel i gloso: pucrto único de tranquilidad y abrigo en el mar SC'cial,
agiltu.lo al soplo de Iu re\'Oluciún cosmopolita y seculariza lora;
es la mujer catòlica la síntesis de todo lo bueno que herethmos
de la5 puSt"\das g e ueraciones, y la cadena Lle oro que debe nnir
unos tiempos fl~lices que ya fueron, con otros tiempos mús felices
<lúll queSt' cierneu en loutananza, all~t en el horizont<! del
pon <·nir, marca clos con luz iuextinguible en el reloj de los ~iglos
cl'islianos. Conmovido llasta en sus mas hondo::; cimientos • I orden
social, necesita de la fe para robustecer los principios fundamentales
en que descansa, y esa fe salvadora, hija tle la ·ruz,
es úrbo l robnslo que liene sus raices en el corazón dc la mujer
catúlica, y en el espirilu piadosa de ésta bebe la sa,•ía regeueradora
c¡tte lo 1nanliene lozauo, y cultivada por ella con u1ano carillOsa
y solicila, dar<.í frutos de bendiciun, y à su sombra se cobijan\
n Los pueblos seuienlos de paz y de justícia.
Pro\·idencia especialisima de Dios ha sido el quo haynn coincidiclo
el decaimieuto tle la fe y el desarrollo del in<liferenlismo
religiosa, con esa especie de apoteosis qne ó. la mujer tributa la
modemn. cnllura. De común acuerdo, la han senlado los !tombres
soh re Iu cumbre de las consideraciones sociul es; nl lí le
rintlen el lwmenuje de s us respetos y el vasallaje de sn corilzóu;
y ella, cunnclo el hornbre errante por e l campo de la dtu.lu, y fatigada
tras innumerables ensayos, revoluciones y cataclismos, esté
pronlo :'1 sucumbir en brazos del desaliento, ella, desde el s itio
uel honor, le Lender..í. una mano piadosa para levantar lo del pol va
del exceptidsmnt y con La otra mano le señalarú las puer las
de la religiún que le danin acceso a brillantes é inmortales d_es tinos.
Porque los enemigos del nombre cristiana no han pJclldo
SJO J,A A.CADEMJA. CAJ.ASANCIA
tomar ese reducto social, donde la fe ha Je,·anlaclo sus últimas
trincheras, hemos Yisto que los apóstoles toclus de la imp1edad
moderna han Jlorado e5lerilizados sus esfnerzos, y pHdidos sns
sac!·ificios, cuando han pretendido matar la fe en el rorazón de
los Cl'èycnte-s. Rodeada la mojer católica de una auréola de prestigio,
y cuhierta con el manto de respeto que le han tejido Jas
virtndes cristianas, se ha hecllo invulnerable ú los darclos de la
impiedacl, mienlras que los mas encarnizados enemiga~ de nuestrns
creer.cias, ellos que no guardaban miramientos t't TJius, (I su
Gris to y :'t la Iglesia, han ten i do que guardar! as ú la mujP.r católica
para no caer uprimiclos, para no sncnmbir apla..:;tados por el peso
de la indignación pública. Y ha sucedido, que aún s in pretenderlo,
la mnjer catól ica, en el universal naufragio de las creencias, r1e
los principios y de las pn\ctíeas religiosas, hn poLliclo conservar
la !'utica Labla de salvación para todos los intereses sociales: la
fe cristiana.
i\ nnq1te el hombre se cree con ckrecho exclusiva i1 apronlnr
materiales para el edificio de la ltistoria1 pero es lo cierlo que él
jamús ha <"aracterizado las civilizaciones, y c¡tle éstns l'l'dhen de
la mujt~r lus rasgos fundamenlales de sn flsonom[a. Tres poderosus
palancas empojan al mando por el camino dc sns dcslinos;
tres enérgicas fnerzas se comhinan para producir y grabar su
f(•~mltantc en el gran li.bro del porvenir: Ja palanL'a del rnerpo, la
palanca tle la inLeligencia, la palanca elet corazón; la l'nNza flsica,
la fuerza inlelectual y la fuerza moral. El llolllhre liene en
sus ma noti la palanca del cuerpo y la de la inteligenc in; la mujer
mueve la palanca del corazón: el hombrc es úruitro de la fuerza
física y de la intelectaal; la muJer monopoliza la ftwrza moral.
Con la palanca y la fuerza físicas se pruducen los gran des en tacllsmos
sociales, y acaso se 1 •gra empujar t~l carro dt~ la civilizadún
sobre montañas cle cadaveres y gniar la nave del F:slado
por un mar enrojecillo con sangre humana: eon la palanea y I a
fuerza intelectnalcs micle el hombre el eje del universa y traza el
ratlin de las órbilas planetarias, y aprisionantlo los gases, recorre
en alas dC'l vapor los mares y los co!ltinenLes, y actnllndo
sol>re los flui<los etél'eos lrasmrte su pensnmienlo y sn pnlabra
rle una zona ú olra zona con la velociclacl del rayo; poro jt1111tís
hn concl1teiclo ú pueblo alguno al temp1o de la felil:iclad; jnmas
ha llescubierto en la superficie del plane la e l edén elet cua I fué
desterrada, jamòs ha logrado separar s us viviendas de los fangosos
dccljve:; qne formau el valle cie h\grimas doncle se consnme
sn ex1s lencia. Pera la mujer, con la palanca de oro de su amor y
con la fuerza incontrastable de sus atractivos, impone silencio
al llit·viente oleaje cle las pasiones homicidas, hace brotar flores
en Jus úriLlos sencleros de la peregrinación humana, y sobre las
nubes amontonadas por las iras del bombre dibnja un iris que
anuncia prúxima bonanza. La fuerza moral, que resicle principal-
J,A AOADE:\LTA CALASANOlA 311
menlc en Ja mujer, es el ~oplo Tital que se inocula en las venas
de la sociedacl y con su virtud Ja \igoriza y con sus encanlos y
gracias la coiOt ea~· en1bellec<'. Por e~to la mujer es el elénwnto
p rillcipal cie la lelicidad, de Ja gramieza y de la gi orin de lo::, pueblo~,
In deposilaria de Jas llaves que (;ncierran el b;ds<1mo cicatrizador
de las heridas flbiert~s por el cuchillo de la desgracia.
Las ''1meranclas creencias de nuestros anlepasados uo desaparccer<'
uJ, lroucbadas por el vientode la revolución, purque se
han abngado en el santuario dtl iJÍauoso corazún de la nwjer
calúlica. La furia de Ja impiedad lòacudirú con\'ul~umenle el brazo
del holl1bl't', y como é:;le posee la fuerza física, han\ desplomar
lus lemplos ni goi¡Je de 1a pica clemoledora; el genio del orgullo
prL'lenderú laozar ú Dios de su trono de luces, y sen lar en
ól al lttHll bn~ re,·estido de todas las soberanías, y como éslt• posee
la rw~rza iuteleclual idearà utopias tenladoras y pnb!Jea r ú
leycs c·n11lra Jas leyes divinas y diyiniz.ara a ~u razún orgullosa;
poro la mujer catòlica, dueña de la fuerza moral, señora del corazt'ln,
rktenclra el brazo del hombre, lo desarmara, I e olJligarú ú
levn11lar los allares demolides, y le ¡H'esenlarà en ellen1plo cuhierta
la cabezu rle cenizus, ceñiclos los 1omos con el cí\icio, hl!meclus
las mejlllas con el llanta del penitenle. El hombre rPaliza
todas lns l'l-'\'ulnciones itnptas; pero toclas las reacdonl'S calt'!licas
e111piezan pur la mujer. ¡As del Catolicismo, allí cloncle 1 a fe
no se halle hondanwn te arraigada en el corazún del bell o sexo!
¡Ay de la piedad, alli donde la mujer no se balla domi11ada por
el scnlimit:11to religioso!
1~11 e~te alJigarrado siglo XIX, el hombre lla hecho estallar
sangrientas é iwpias re\·oluciones; ha planteado refo¡·mas peligrosi~
imas; ha se11tado el pedestal de su gloria sobre hac.:inudos
escombros, amasados con el Iodo de 'os clanslros y las lúgt i mas
de !us creyeules; y cuando creia llegada Ja hora de pasear lriunfanl.
e el o::;lundarle de la impiedad, enlre frenéticos aplauso:::. de
ebrius muclJedumbres, se ba levantado la mujer en son de protesla,
ha euarbolado el lúbaro santo con un tesón llerl>ico, y oponiendo
insalvable dique a la invasión revolucionaria, l1a canseguillo
bon·ar la sangrienta lmella marcada por el hombre en el
campo de sns desrarios. Es que Ja rnujer catúlil:a consL·rva viva la
piedad de 11uestros mayores, y es antirtvolucional'ia y anLirefornlh
ta, y sobre lt~do, antísecularizadora. Por4.ne el hombre posee
la fll("l'Za inteleclual y la fuerza física, combina planes de deslrucr-
ión y los realiza, y porque la mujer posee la fuerza moral,
esLL·riliza los planes Üljl hombre. La ltisloria co11temporanea es
una serie no ioterrumpida de profundas revoluciones y de rencciones
v1gorosas, y e11 ella el hombreimpío pre~enta el tipode la
re,•uluciún, y Ja mujer católica el tipa de la reacciún ~al\'adora.
Los pueblos de raza lalina han debido à Ja r·rcvonderaule influencia
de la mujer la conserYadón de sus creencias calólicas:
3J2 LA ACADEM!A CALASA:'iCIA
los pneblos de raza sajona se tlivoreiaron de la Iglesia, almandarlo
~us déspotas, porque allí la mujel' jamús ha sido la seiwra
del hombre, pocas veces ba sido su compañera, y casi S'empre
ha sido sn esclava. ¿.Dónde recü)iú el Catulicismo tn:l) ores sacudhnientos
que en los pueblos de raza lalina'.' Per0 en Pllos la
mnjer r.ul.ilica, con sn clirecci.',n eu la familia, con ~u inlluencia
en la sociedad, ha conseguido •encer al horrendo mon::--1.1 uo de
las inno,·aciones religiosas. Xi Lut¿ro en Alemania, ni Enrique
VJII en Jnglaterra, ni Calvino en Suiza, al zapar los fundamenlos
del Calolicismo, luvierun que lucbar con la invcncíbk influencia
que la mujer calólica opuso a los reformadores; y at;í pudieron
obligar à la envilecida mujer de raza sajona ú que hiciera lraici(,
n ú su conciencia, y quemara incienso ante el idolu de la reform:
l, tlus¡més cle haber besado el pedestal del del'polismo, y
después de hnber agostada, al itnpuro contnct.o dP criminaL
amor, la ci',ndida fior de su bonestidacl y pureza. Ni Rouss:eau
con su nlosofia, ni Voltaire con su sarcasmo, ni Napolec'>n I COll
sus nrmas. ni Pl'Oudhón coll sus hlasfemin.c., ni Or:lini co11 sns
hom bas, ni Cousin con sus teorias,han podi do en lo::; pa i ses la linos,
lo qm• pudicron en Alemania el orgnllo òP Lutero, en Jngla~
tetT<I et desenfreno de Enrique VIII y en Suiza el ci11ismo de
Cah·ino, porque Causin, Orsini, Proudhón, Napuil'ún I, Yoltaire
y 11ouss e:! U, nu pudieron vencer la tenaz resistencia de la mujer
catúlica , no pudieron arrebat~rla ellesoro de sus creetH.:ias.
Los pueblos lalioos presenciarían la pompa fnneral del Catolicismo,
si la mujer catúlica arrojara la coruna de respeto que
circunda t-Us StPnes, ú si hundiera su frenle en el poh·o del social
abatimiento. Pero mientras esto no snceda, la religiún <.Jlle practicaran
nueslros padt·es cerrarc.í. los ojos de nueslros descenclientes
moribnndos y velarà el sepulcro de las veni!leras generacione::;,
y el ;,!ngel de las Españas continuara dispertamlo en
las regio11es de la eterniclad ft los que el sneño de la umerle s~n·prendiú
ubrazados ú Ja Cruz it ol'illa8 del Guadalquivir y del
Ebro.
.J. s.
C.AR.T.A.S
AL JOVEN CON RADO SOBRE EL PERIODISl\IO CATOLTCO
IX
(ConlinHación)
T e he pueslo en eRtos antececlentes, para ay u darme a ex.pli r.
m·te el cambio que en mi espiriln se operó respecto ú L.\ AcADE~
Iu C:ALASA~CIA, pues después he ,·isto claro <JUC, al regresar
LA AOADE~UA CALASANCIA ---------------------------------------
ú mi casa, llevaba ya en mi interior el germen de Ja. m·olnción
que ri1pidamente iba a desarrollarse. Al punto me encerré en mi
gabinete. no precisamente para clesempeñar mi palabra. leyeodo
las H.evistas y comparclndolas: no, ami~o míoJ no, sino mús }den
para ... qné se yo? para pensm· a soL1s y con sinceridad, para
Jeer en mi prop1a conciencia, para decirme a mi mismo la verclad.
Conocía que en la contieoda que con el amigo ~oslu\'e en
el paseo, me habia empeiíado en ver Jo que deseaba. fueru ó no
,·erdaclero, y aún 1ne parece qne sentía estírnnlos :-. Hjanne en lo
que el amigo 111e habia dicllo. Temía, sin embargo, que unn re
flexic",n tnwquila l1abía de conrlncirme à un desengaño IJUmillante
y doloroso. No queriu reflexionar: tomé maquinu\menle l.l CALASA~
cn., pero no me otrevi a leerla, temeroso de qne yo nlismo
llabía rk 11nnar Iu sentencia que me condenaba. 1\lirabn con cariño
los Dinri(ls caV,Jico· políticos que~ como sabes, bahia ya leítlo.
Aqní, mc ducia, es donde se bace bueua propaganda, r no
en esa Jlevisla; y cotno para afianzarme en esa tdea, qne m8s
bien e,xprr~aba un des8o que nua convicci{,n, volví t1 lecr el fondo
d·, mi Diario predilecta. No sabré decirle en qu6 p11do r;onsislir;
pero es lo ei•·rlo r¡ne los teníbles cargos que allí se l1ací<H1
al olt o Diario catúlico, y mayormeute al nHís conspicuo dc sus
rednclore:::, me supieron à cuerno quemado. Aunque como reléi.
mpago fngaz, crnzú por vez primera por mi mente la sospecl.Ja
de que acaso t-'ra noci\'a {t los intereses religi•J~os esa propaganda
lleua de per:::.onaliclades y de reneorosos apasio11auJiPntos.
Dejé d Diario, lemiendo n:!rme coufirmado en lo que sospechaba.
,~Te has encontt·ado algnnfl vez en trances an:Hogos al mío?
Entonces, ya me llabrús comprendido; pero en c;¡so conlt·ado,
no sé cómo dur ú entenderme, pm·que uo sahiendo darwe
t.:ueuta exacta de lo que por mí pasaba en aquellos momentos,
no ¡medo acerlar ú explical'lo. SIJlo puedo asegnrarte que inadYertidamente
había yo estableciclo cierta oposición enl.re la neYista
vuesl ra y los Diari os de mi preferencia, y que deseaba que
é:;tos rneran bue11os y mny buenos, y qne aquP.lla n~sultaralllala,
y muy mala, y qu0 aunque no quería averiguar si de hechu la cosa
era de ega manera, illa enlrando en sospeehas de que padecía un
error lamentable. El cuso es qlle no supe acostarme Sill leer antes
vuesLra Revista, acord~tndorue de. la conversación babicln en
el paseo. Es ciorro que, a pesar de las juiciosas observaciones
clel amigo que al1ora se me venían a la memoria y se 11Je ponian
tlelante, empecé con alguna prevencióo la lecturà, y ll<lSlu creo
qne cleseaba hallor rnateria criticable; pero fui panlalinamenle
deponicndo mis prevenciones, y basta llegué <.\ reconciliarme
con los redactores, reconociendo que dabau mucsll'aS dt• ur ta serenill
ad en los juicios y de una imparcialidacl en las apreciaciones,
à que no me tenían acostumbrado los Diarios catMico-polí-
:!1·1 LA ACADEmA CALASA::!WIA ---
ticos. Saqné en conclusió o que LA AcADI!:.'IIIA CALAS.\:\'ClA, siendo
public~ciún exclusivamente cattJlica, no era temtble 111 perjudicial
ú partido alguoo, y basta me anepentí de habE>rln tan mjuslnmente
lratado. Hablando en 1-'llriòad,dejé de ver en vnestra
He\"i:-;t.a una pu.blícación incompatible con mi~;Diariu:;, y dejó de
parererme lllala.
Pero yo no sé qtlé tieoen esta~ cosas que se rozun con Jas
aficiones politkas, qae nos eiPgan de una nutnr.ra tau lastimosa
como incomprensible. Porqne has de l--aber, amigo mio, que desde
que L.'l. A\.ADI·::-.trA CALAS.\XCIA recouquisló en mi apn~do el
Jugar que ocupaba en sus cumie11zus, perdt otra vez el enlusia~mo
pDr los Diarios •;atlilico-politicus. Y es to, lJlll: vtwsl.ra Hevisla
ni rl'lllOltunente me había llabladn de polítil:u. Lo reeuuozco y lo
confi,•so de muy huena volnntad. A lo qne se me all'a1tza, eon sisLi6
t'SO en l[Ue mis Diarios y vuestr<\ Hevista, Re prvs.Hnl.ulnm a
mi e~pirit.u como propagadores de la verdad <·aL!'llíuu, y yo, que
sientpre he teniclo mis conviceiones politil'o-religiosas, <lesl'alJa,
acaso Sill eaer el lo, que toda In propaganda se !Jit:i<'ru pur tneclio
do nue~lras poblicaciones politíca~, ('Oil1o si los sel'\'icios presla<.
lo~ ú la causa calúlicapor otrosPeriúdir:os, arguyeran t'n t'Oil·
tru tle nuestras prelensiones . Por es to v~íu 1:11 LA ,\cMH :-.11\ CALASA:'\
CfA un aclversario, cua11do eu realldall debia ver uu aliauo
[JUra la dden,.;a de la misma cau~a.
Per" c•slo qu~~ YOY dictenrlo, no lo ví ar¡11el mismo elia c¡ne me
tletermiué ú leer la H.evista Cala~aucia. Lo reo ahora y Iu vi t.:laro
ya anleayer, y he Lle decirte cémo se obrú etl nli e~a JJUu\'a cYOluciótt.
E~~<~ba ya reconciliadq_ con vnestra Hevisla, según aules te
he ntanifeslado, cuando 11eg.) ú mis mauo::; la l':ncíelica dt:· León
Xlll à los catúlicos franceses. Aunqne ~::u nlgunos telegnunas y
en vatius estractos periodbticos llabia leido que León XIII a<.:onsejaha
<'t los católieos france:::et', que se unieran en el lt:rreno de
la 1 :on~tituciúu republit::aua, y qut• aceplaran con lealtarl la H.e púl.
Jiica estahlecida, para traLajar con éKito y elic'lcia en favor
de lus ittlere;o;es católicos, l1abía suspendido todo juicio delitlllivo
sobre el alcance de la Encicllca, espernndo leerla y ver por
mi mi~mo cuides eran las enseñanzas ponlili<.;ias. Porqtll' yo me
det:in: si los calúlicos franceses deben siLuurse en la h1pótesis
rc¡)llu!icana, crue lan hostil se 11a mostraclo siempre ú la lglesia,
y debett desistir cie buscar el lriunfo de la cunsa catúlica por
medio clel trinufo de la antigna uwnarc¡uía, es t'VIdt'nle qnc aplí<.:
ac.lo t'Se ntismo criterio a la siluaCil'•ll política d(~ Espaiia, clebe-
1'611105 los caVJlicos españoles Luscar el lerreno de ntll ~slras reivindlca<.:
irmes en el estada cou~litllcional aqui ,·igenle, mayorllll'llte
Lenit~nrlo éste mas arraigo y a11ligüednd qu1; el francès, y
siendo meno::; hostil que éste ú las liberlades y derecllos de la
J:.,lesia. Para saber ú qué atenerme sobre esle particular, espe·
raba con verdadera ansiedad leer el Documento ponlificio.
LA ACADE~IfA CALASASCIA :115
~o puede ser és te m~ s terminante: según el Papa, cuando las
circncslancias y sucesos nacionales determinan una forma tle
gobierno, y és te se consolida, y asegura el orden social, de modo
'tue no puecle atentar~e al orden constitucional aumilido, sin
perturbar à la nación, e:::a forma gubernnliYa queda legitimada,
y los poderes cunstituidos ejercen Ja autoridad en nombre ue
Dios, y es obligatorio acatarlos y obedecerlos, y se falta a un
deber de conciencia conspirando para derribarlos. Y aún en el
caso f)tte los representantes de esa autoridad social, promulguen
leyes conlrarias ú los clerccbos de la Jglesia, no por eso deben
ser utucados, y sólo es licito combalir esas Jeyes injuslas, esos
acLos cll~satenlados de los r epresenlantes de Ja anturidarl sor-ial,
no los mismos polleres constiLU<.:.ionales. Aplicando León Xlii
estos principios ú la nepública francesa, clice que Jos catúlicos
deben acutal'la, deben obediencia y re::;peLo ú los podere::; republicanos,
deben abstenerse de conspirat' contra la Conslilucit'm
republ íeann, y reconociendo que la nepública francesa se ha
moslrado hostil à In Iglesia y ba legislaclo en senlido contrario ú
los inlr:reses cntól icos, ad\·ierte que esto autoriza ¡'¡ lns fieles
t>ara l¡tte lrabajt>n contra esas dis.posiciones legales n(;alólicas ,
pera nu t.n manera algnna contra el dereclw constilucionul estableeido;
pueth-11 y cleben combatir las leyes secularizadoras
emnnarl<cs de la nepl!blica, pero no pueden combatir ú la Heptíblica
misma, cotno forma de gobierno.
Esto es lo qne he \·isto terminanlemente ensei1a<lo por Le•}n
XIII. Yu sé que el Pa pn habla ú los catúlicos franceses y 110 ¡) los
catúlir:os espaiiules; pero también sé que la doetrina quP Pxpone
es lo mismo aplieabl, aEspaña que aFrancia. Ymehesacmlot.osla
cucntn:según Lec'JJI XIIL,rt lalglesia le esindiferenlequeleugamos
gobi er nu rnottú n¡uico pum, ó gobierno mon.·, rquico consti tuci•mal,
ú gubierno repuhlicano; luego pnedo yo mantener mis nntiguas
conviceiones pnlilicas y pnedo continuar con los lliarios de mi
preferent.:ia: según León XIU, establecid.a y adtniLirla por la naciún
UIJH éualquiera de es<~~ furm:1s de gnbierno, Iu lglesin la r econoce
y deheu reconocerla !us católic..:os, y no t•:-; licito combatirlu
en nombre til'l Catulicismo, ni atín à pretexto de qne es Jwslil
a Jo¡:: rlel'el'llCJS y libertades de la Jglesia; luego e:-:tú fLtl'ra de las
ensei'ianzns pontilldaH esa prensa pedé.dica, que atarden cie vi·
vir eonsngrada ¡\ In propaganda catt1Hca, y al rnismo liempo l.l'nbajn
por tle,;.;trnir el orch·n constitucional establecido; l11ego todo
Periódico cie bnena ')' legítima propaganda C<lt,·dicu, ò debe ser
indtferentu en materias políticas, ú debe viYir dentro cle la l•·galidad
r:onsliluida. Eslo vi claro en la Encíclica de León Xlll, y
esto acepté como verdaclero y seguro, ft fuer rle llnHtl cnt,·Jtieo.
De~de eutonees rectifiqné mi criterio: cleterminé apoyar con
todas mis fnerzas todas las publicaciones catt"Jlicas extr:uïas (l
los i11terese::; politicos, delerminé des,·iarme de cuahruiera Periú-
\
:ltG LA ACAOEXlA CAI,AdASOIA
dico que se me presente en actitud de defender al Calolicismo
en nmnbre y con el concur~o de alguna parcialidad política; de terminé
no considerar como perjudiciales à la Iglesia ú aquellas
publicaciones que, haciendo política de partida, se alienen, sin
embargo, al criterio catòlica; detenniné considerar en lo sucesiYO
.J los Diarios de mi preferencia, como merameute politicos, y
en es te concevto seguir leyéndolos y apoyúndolos, por que mautiencn
mi ideal político, pero ya no como órganos de propaganda
calúlica; determmé apoyar con toda empeüo LA .\CADE.JJIA
CALA::S\:SCIA, vieudo en ella una publicarión genninameute católica,
sin lns impurezas que la política comuuica ú olra~ publicacioues.
QLlé IIJas? me arrepenti de veras <le las liberlados qne me totné
ullwhlàr de los redacloreft de la Calasaocia, cnyo cnterio
cru nu'ls acerlado que el mio, y aún hice propósilo de colaborar
on la ltevisla, como debida satisfacción <'t lo mal que de 6lla babíu
ltahlado, sólo pm·que no Tenia en apoyo de mi ideal pulllicu,
esto es, sólo porque era publicación neta y exclusivumenle calólica.
Ya Yes, querido amigo, caúl otro say del que era al escribirte
mi anterior. Las juiciosas amonestaciones de un umigo, y sobre
totlo, las enseñanzas del Yicario de Jesucristo, tne han de~!lusionaòo
por completo. Es lo cierto que yo era tnús politico que
catúlico, y por una aberración monstruosa, me parecia que l.:>s
que no e::c-l1bun a mi lado eran po\iticos y no eatólicos. Vuestra
Revista, y Yosotros mismo~, y toda n1estra Academin, tne erais
sospeclwsos en catolicismu, porque uo trabajabais por mi ideal
pohLico .. \.hora Yeo, gracias ú la Encíclica de L~>ón XIU, que yo
era el que e:;taba en error y que vosotros pisais terrenc firme.
Seguici vttestra obra de propaganda y ahrig~1ò la conricción de
que hullttréis ml entusiasta admirador en tu amigo y S. S.
q. t. m. b.
CosnADO
P e n samientos p o éticos del P . Arolas E .
Bajo la planta rústica oprimida,
ninde olor la violeta y embalsama:
Y es como ]a virtud, que perseguida,
Como no Liene lüèl, percloua y ama.
En el fuego se prueba Ja fragancia
Del incienso de A rabia delicio~o,
Y en las tribulacknes la consluncia
Del varón esforza,1o y animosa.
LÀ ACADE}fi.-\ CALASAXCJA
)lús graode que los mares e:s.tendidos
Es el alma dell10mbre en sos arcanos;
\' el poivo de s us restos consumidos
No lleuaría el lmeco de dos manos.
La original belleza candoro~a
Tiene la propiedad de Sensitiva,
Que ~i on dorada insecto en ella posa
Lu Llesdeña, y se cien a fugitiva.
De los grantles candillos d los nombres
En ciudatles, y villas, y Jesiertos,
Escrita::; con la sangre de los hombres,
Que Iu guerra es ta f1esta cle los mLwrlos:
Y del delo en los ambitos doraclos,
Con bnril de diamante y rayos viYos
De los sabios los nombres 'i gralmdos,
Que su vida es lu. t'élma de los vivos.
La envidia es un gosano ponzoñoso
Que las nores vbita eu la pradera,
Y t'litre las mil y mil del vulgo hennoso
Muerde la m,.s pomposa y heclücera.
Hay eco en el gritar del maldiciente:
La calumnb es carbún: sólo una brizna
Que se arroje à la faz del inoceote,
:Si no logra manchar, al meuos tizna.
?\Iú:-; vale en u•~a fragua centellante
Datir yerro que al golpe se rebbte,
Que al rededor de un prínclpe arrogante
Etitar en ademún de siervo triste.
lfuir de la malicie y los placeres
Stempre fué de fortísimos varones,
Y u~~junllo PI l1ablar ú las muJeres,
Reservar para ~í uobles acciones.
De nuestra gratitud el celo avivan
'fres dones del Autor del lirmameoto,
y los tres de los aogeles derh·an,
La virlud, la hennosura y el talenlo.
¡Cnún tristes crae sedan praòo y monte!
¡ Cuan brere uue:::tra >ida lastimera,
Si no se dilatase sa horizonte
Con la esperanza fausta y lisoojera!
317
:liS LA ACADElllA CALASA~CIA
Vestida de festin la mariposa
Xo pre8la utilidad con gracias lanla~;
La abeja no tan rica ni vistosa
Saca la dulce miel de amm·gas plantas.
Cien libros de mm·ales in:otrucciones,
Cien Sénecas que expliquen su sent1do,
No poddn corregir con sus lecciones
Un nnlnral perversa y corrompido.
Si el niño se entretiene recreanclo
Su oído con la rima sonorosa,
Prueba buen natural, corazón blanllo,
lndole de licacla y gen erosa.
El osatlo en la lül pruel.Ja su arrojo,
11uscando con fnror al enernif{o;
1~1 snbio se conoce en el enojn
Y en la ueccsidad el lHlen ümigí• .
CON E X CU S A D E U N MO S QUITO.
Un mosquito impertinent&
Chillando a no poder mas,
Iba a posarse en Tomas,
Y a. en sn orojn., ya en sn frente.
El muchacbo que, por suerte
Ha peco ellibro cogió,
No so rlesesprra, no,
i\Iaa, fingienrlo pe3ar fnerte,
De ja. el li u ro E'n un rincón,
Eoojado el pol>reoito.
Y aún enouentra en el mosquito
Motivo do distracción.
E l tiana oportunidad
De dnrlo caz:t segnra,
Mas, como eu nna criatura
l!;s u !I a. bar baridad,
(Según sn modo de ver)
Qui tar Ja vid. n. a un i usecto,
A un que ét;tO por incorrecte
Lo acabo de merecer,
Olvidando la leccióu,
Mientras un palo enarbola
De,cuelga. de la consola
Sn moñeco de cartón.
Entra. de pronto el Papa
C'rt>yendo hallarle est.udioso,
Y al verle qne, preeuroao
Su jugueta ú. escontler va,
Dico al oir la razón
Con que el niño ee disculpa:
<(¿Das al mosr¡_uito la culpa
De no saber tu lección?
Y encuentras mny natural
Mostra rte sorrlo al deber,
Cnanrto el juego viona a S"'r
Tu pasatiempo formali'»
Débil se muestra, Tomas,
Todo el que con frase astuta,
De lo malo que ejecnta.
Da. la culpa. a los domas.
ALFREOO ELiAS.
LA AOADE111A CA I,ASA!-101.\ :nn
EL MATERIALISMO Y Sto. 'IOMAS DE AQUINO
Dl::.CORSO PRONUNCIADO POR EL ÀC.\.DÉ,IICO DE ~(,Ml..:RO
D . Baldo mero Gombau
En la S~?sión pública c."Jlebl·nda el dia 6 da Mal'::o de 1892.
SE~ ORES:
Hny errore::;, dice un filúsofo catalan moclerno, en que un cspiJ
·itll mediana no incurre jamàs; y yo, señoreB, sin poderme
gloriar rle st•r catal:nt y Ulllsufo, clígo qne hay un sislt•tnn lan repugnautt.>,
que no conciho cómo ha podiclo ser suftado por ninguna
ittleligeucia, sino tenienclo en cuenta lo que e,..tc mismo
filósofo cnlttlún, PI célelJre Balmes, me dicc en olro lugar, :'1 snbor:
qne la inteligettcin, r:uanrlo sedeja anRslrar dC' la~ scduccio-
' nes de un r:orazón corrompiclo, no yerra, sino qne so proRtitnye.
En n~nlad, ::-:.eñores, que es preciso que csi!'· proslituicla la
inLPiigcnc.:in Lle todo aquel hombre que iureuta, sP nclhtere ó deflende
Ull sistr>!l1a1 eu qne, como clice un ornclor crnitJentc, no
hay nada de razóu, uada de parte superi1.r, en qne Iodo Ps ~enlirlo,
Iodo c·s terrenal, todo es ernbruteeimieulu; nn sislL·mn CJlle
csU l' tt C:Olllradicción con tt1da la 11aluraleza, con la mnm~rn de
ser y de procedcr de toda la hnmanidacl, y aún con el métoclo
que él ~e glul'ia de obseiTar, para llegar a establt~rcr condudoues
tau ¡¡lJ~nnlas como lo:' principius de clonde prelt'tHle dcdudrlas;
un siSil'IIHt coutra el cua! protesta nnestra dignitlnd 11atural,
nneslro senlido intimo, nue:'tra lib~rlarl, y el in::;linlo de felicidad
que nos eleva esp;mt;'tneamente hada un bien que no pth.:cle ser
materi&l; un sistema tan ab5urdo, tan repugm~nlc, tan degratlanlt',
que no ¡mede aclmitir ninguna que no haya pis.tlt atio su
dignidatl y se ltaya emurutecido con las pasiones m;·,s Yih~:;. lla·
l>lo, seïwre~, t!el materialisrno; es decir, tle esc sistema ahyecto
qne prulencle persua lirnos de que no exi~le mrts que n1aleria;
que todo cuanlo ha exisliilo y Pxistirú no pued0 :-;er me'ls que
maleriil, y que nosotros por consiguiente no sonws m{ts Qlll' maLet
·ia. Jlien, 111e direi::; quizús ¿.pera y qué lenemos f[lll' ver nosoLros
c.:on esos ¡.,eres de;:-;graciaLlus en cu yo cerchru se hnn tnclido
tales lncurm~? ¿,l\caso creeis que entre nosolms llay alguna de
csos inl'l'li<.~t·s'? No, señores, lt>jos de mi lai creenda, y si tal supusiese,
lendriais derecho para arrojarme de entll<'dio de vosolros,
p01·que seria suponer que habiais renf'gnLlo dc Yuestra
dignidatl.
No ohslanle, señores, en noestros días existen Yercla<leros y
francos tnalt>rialistas; hoy, a pesar de que nos gloriamus de progrl•
so y cirilimción , y aún eutre los qne mús cacan~an clc ciPncia
y adelanto, h!ly quien dt:'SPI ecia rendir adoraciún ú Dios y tributa
cuito ú la rnateria; los bay, no lo dudeis y en nue::;tra misma España,
¿,pero qué digo en España'? en esta culla y crbtiana Ciudad
320 L.l ACADElllA CALA-;AXCIA
de Barcelona \" en el centro llldS importante rle enset-tanza pública,
ltm· C{tlif!n se jacta y har:e alarde públicamente de pHgar
tributo ú. Ja mate ria, con sentiwiento vívi:::imo dè- las familils
que han tle mandar forzosameute a sus hijos, à tales aulas, si no
({llieren prh·arks de seguir una carrera, y c:on esc·ín lalo de muchos
de Iu~ almnnos que frecueutau talès clt\ses, ú tnejor diré,
seiiort-!s, tal clas"'; pues gracias a Dios, creo no ltay sino nna
clas1•, e11 do11cle el tiempo que debiera empleat·se ell desenlrafwr
los misterios de la denda, se pienie misP.rablemenle en escarnecer
nuestrareligir.,n, en burlarse de Dios, en excitar el ch•sprecio
y at'111 el odio hacia sus ministrn::' y en preparar corazolles
auarq ni sl as.
Lie nqtd, seïtores, el principalmnli\·o, por el cua! yu tnc utt·eYO
lw~ í'1 rJI'upar este lugò-\r que lJien s~ uo me cotT~poude;
muchnH tle Jqs j{.tvenes que se hallan aquí presrnL~o•s, tl··ber;'ut
cuncurrir ú tales dases; pues para c1ue no se clcjen !'OrpretHlor,
cltanclo, en nornlwe de una cil'nciH vacítl, vean atacada:-< !'ltts
creeneias religiosas, yo les suplico eocarecidamenle r¡ue lengan
presente algun!) 1le los argumento:=: irrebatibles con que ''OY {t
de111u~trnros la siguieute proposici•)n:
«Elmaterinlisnto es un sbten1a contradit~turio; Hil s•~ncillo
anúlisi~ de i.dguna::: de nnestras opPracicJIIe:-; 1105 persunde irresistiblelllenle
de qne existe ~::11 n<•sotro,.: al'-!o superior ú la rnateria.•
Para ~n con,·enieule desarrollo os rnt'~o me disrwnseis aquella
atenciúu y beneYolcnl'ia con que a ·o~lumbr<tis di::!l.inguir it. tudo::;
los c¡ne os dirigen la paLtLra desde esle lugnr, que 110 me
hubie:::e alrevido ú oeupar sino p Jï la raz,)n antes illdicat.la. a::: i
como lambién para salir en defensa de ,.u •:-:tnt digniclnd y cle la
mía, en numiH'e del Santo Docta:· qn= llúy celebra Iu Jgle;:;ia, al
ena! profeso tm ca riño especial, y cu ya.3 obras llle han prestado
mntcriales pam aplastar el sL:;lema mas absuf'(Jo y <lt.:gradante
que hnn i11ventaclo, r.o la razúo, sino las pnsicJttes mús urulales.
El defecto capitnlisi1no de I1>S modernos materialista:;:; el que
ú primera vista aparece ante to.lo el qoe lt tya sirtuiera ojeu~1u la
historia. es Iu audacia el~ sus prt-:tPnsiones. Dtos y el nlma, dicen,
son cmencias vulgares que la ciencia actual va deslerrnndo del
corazún y clel cerebro humauo; el Yerdadero sauio no llace yu
caso de semejantes tonlPrías; cada época. ha tenido !-\Us transformaciones,
la presente exige la desapariciún de todus esos sueños
cle cnalro :,;eres melicL1losos y débiles que no llau ltecllo mús
CfllO daño ú la sociedad. ¿Cmíntos eataclismos no nos refiere La
historia? ¿No VF!is cuúnto~ cambios suciales y cu:íntos imperios
d >¡::aparederuo untes de fundru·se el colosal lmperio ronHlno·?
¿No cayó y clesapareció también este Imperio qne pareda inde~tructihle?
¿~o ue:,;aparecit) también el poder feudal fundada sobre
::;us ruina:-;? ¿pues qné duda bay que las actuall~S utonarquías
desaparecer{ln también? ¿qué dutla hay que nueslra época esta
321
destinada ú realizar, no un cambio cualquiera, si no un earnbio radical
y mucho mús profunda que todos lo~ anteriores? Iloy el
Yerd:u.lero sabio fie ríe de Dios y del alma v le basla la dencm
po!--iliva y SUS afirmadones; eSta debe ::;e.r Ja ltOI'Illa t'mica de
tudo lwrnbrc grave; al pre~ente puede ya gozar::>e; pues gracia:; ú
sns !'tlliu1oS tlt"seubrimientos ha triunfado de todas esas p!·eucn paciones
que tanto la embarnnban: fuera pues Dios y el altua y
pasu ;í la verdadera ci 'ltCi<.•, que dia s,·,¡o de..:rete, afirme ó lliegue,
apruPbe cí recha~e .....
Qu~ tudo, señores, pronostique una trnnsforlllaciún social,
qne la ~ociedacl aclua.J marche ruera de ~us quicios, que el anarCJHismo
hug<l prever nn camhio en Ja mareha de Jas ~ol'iefiadé::;,
qne Iodo cuns-pire ,\ uu lrast.or110 ge11Prfll 1rue acabe ('Oil tf.ldu lo
•·Xblente; poclernos qnizà cunjelurarlo, pudt->mu~; annnnrlo 6 lll'gnl'lo,
:-;egún la 1nanera de prerer las cosas, Sü::;ún el eRpíríLn que
nos clu.nina; peto que el lllaterialismo ~t"a la últillln n!lrmadòn
r;h!ntitka, que lc1 i(lea materialista ~ea una idea 1110derna, es Ull
en·ot· •¡ne, como lle cl~dw, no puede admitir ni11g1Lnn que haya
siquiera ojeatlo la llistoria. pue~ ésta nos persuude entPrarnente
qllt! el mat¡•rialisuiO es atltiqlllsiulO; en sus púgina::: consta claramellle
que, en el foudo, no hay afirruat..i ·n malt"riulista aGtnnl
qu~:: lhl haya sid•) pronuuciatla de tiempo ÏIJ!llell!orable; lo qnu
no::; dicen los materialista~ uctnales es lo lflle nos dijeron Caro.
Estuarl-~fill. Jlüdmer, Litré. Gabanis~ etc., etc.: é~tns 110 hieit~ron
mús que repelir Jo que hab!an allrrnarlo Rou--seau, D1derot, D'\lambert,
D',\rgem·ill, Gontoso, Dumorseais, Lebland, etc. etr. Las
nfirmacioues úe estos trastornadores del ordeo social c:oitl<.:idell
e11 el funclv cou las de lo~ materialistas del siglo anterior, :-=imt'•n
Pueinu, ~Iontagne, etc., elc, y con lo qm• antes h;1hían dichü
Helv0do, Ilubhes y olros; y asi, señores, podriamos ir signiendo
Ja lli:--toria, !tasta llt'gar ú las épocas de la filo:--ofín griega r
rotnnna en qne ap..1recen ya v-ert.laderos y franco~ malt~rialislas,
COII10 Demócrito, Leucipo y Epicuro; como Alenúgon1s,
AnaximenrJs, ..:\na:'\imanclt·o y otros qne negaban la espiritnalidad
de nttestro prin«'ipio ~ital é iuteligenle, ima~inandoselo
conw llll viento ò súlll anra, ú como un rayo de luz, 6 un
poe o el e fn ego, Ple., etc. No crea is, señores, 1 ill'' lmynrnos en con·
Lrado ya los orígent'R del sistema repugnaute; el materiulismo es
mús Hnligno que la lilosofía griega y romnna.
~Iii aiios antes de J. C. Salom01·J en el cap. II del lih. de la
Sabtdmia, uos da cnenta de los materialistas l'Xistentes en su
tiempo, los cuales se expresab':l.n de la manera siguienle: «Por'{
ne de la nada ht~mos nacitlo y tlespués dP esto serernos como
si no hubi1~rnmu~ sido. El espirilu se tlifn11clir '1 corno el aire
blando y pasarú nne:;;trn Yida como rastro de la nube y ~e de~vanecer;,
como niebla que es abu~·entada cle los rayos del sol y
oprilllida de su calor .... \·enid pues, y gocemos Je los hi1.'11es que
son, y usetnos de la criatura à toda prisa como en la juventud.
32:2 LA ACADEl:'>llA CA t,.\~A~Gl A
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»Llenémonos de ,·i no preciosa y de perfumes y no se nos pase
la flor c1 Pl tiempo. Coronémonos de rosas antes que ~e marchiten;
no haya pratlo alguoo por el que no pase nue::;lra licencia.
~in g uno de nosotros quede sin ¡:;arte en nuestra disolnctún; en
c,tda lugtu· tlejemus señales de ale:2ría, p01·que é~ta es nneslra
porción y é==>la es nuestra suerte. Oprimamos al pobre jnsto y no
perdo11emos ú la Yiuda, ni respetem,,s las canas del viejo de
mncllo tiempo. Sea nnestra fuerza nnestra ley Llejnsticiu, porque
lo que es ilttco :>e reputa por inútil.l> Ya veís, pues, señot'l'S, como
et material,smo no es la cíencia nueva, sino qlle es anlirtuisimo,
al rnenos en su esencia y puntos capitales, ya que en lollas las
épot;as cítadns se observan las mismos tendencias i\ divinizar la
naturah:za y ú negar la espiritualic.lad é inmot talidad dc nuestro
principio vital t>. iuteligente, en lo cuat consisle la esencia del
sistema abyeclo.
~i, eo•110 a,~abais tle ver, las pretensiones 1le los atlonulores
dt' la maleria, son ·lesmentítlas y ridlculiz<1tlas pur la ven.latlllislúricn;
sus alirmacíones estún en contradicciún manil1e~ta con
el l'mico métoc.lo r[ue ell os proclaman y que se gloria n observar 1 ara
llegar al conuci1niento de la verdad, es decir, con la experiencta.
Bl ve rdadero sabia, nos dicen esos h e raldos Je Iu expei'ÏIIIenlac
it'lll, no d e be ar.lmttir co•no JefinitiYa 1lingnna verdad, si no Pslà
•;onlirmnda por h experiencia; hechos y coonlinaciones, esto
basta, toc.lo lo dem·~ s sobra; fuera, pues, les oireis gritar, ruera
esas intniciorws y detlucciones puramente idl;!ait-s qne no pneden
llevarnos al cunocimiento de ninguna vercla<l real y positiYo;
fw~ra e:-:as cabilosidades de los teólogos y filúsúfos que tanto
han ret.rasaclo t'I progreso de las ,eiencias positL\'as y csperin1Pntnles.
¿Qué fruto ha sacada la humanitlad rle totlus esos trahi:Jjos
purallll!nte ideales del escolasticismo, tle Sto. Torn ís y de todos
los teúlugos y lilósofos? Todo eso son quebraderos tle cabeza e¡ ne
se opouen '11 clesarrotlo de la venlaclera cteneia; ruera pnes torlo
eso, y sc•a Ja ex.periencia el único criterio de verdad, In única
norma de nuestras afirmaciones. Cnalqniera creerla, señores, al
oir à esos Apóstoles de la experimentnrión, f[Ue lodas sus allrmaciones
eran bijas de la experiencia; y en realiclacl es Lo<lo lo
contrario. ~scnrhnd sino, y os convencereis plenumenle c.le que
aún aquellas nürmaciones que múa pnclieran favorecer al sistema
degradanlP, estàn en contratlicción con el úniL:o méloclo que él
proclama y del cua! se gloria ser li el observa1lor.
1~1 malerialismo nos díce que no exi:=;te m.:ts c¡ne maleria; la
experiencía inlerna nos persuaJ.e de que tenemos idea de seres
superiores ú la maleria. El materíalismo a11mw. qne el movimiento
es esencial a la rnateria; la ex.períencia, en conformidad
con nn estra propensiòn natural, nos diee que la materia es
ir.erle, que la materia tiene un moYimi e nto adqniriclo, que la
inerciu es el fnndamento de la mecanica. El materialismo afirma
t.A ACADBMIA CALASA!\OIA 3:23
que las especies son trausmuta1Jles; la experiencia nos d.emuestra
que las especies son intra11~muta1Jies; que las especies, si bien
admilen alguna variedad, é::>ta e~ limilada; que la e~pec1e no sale
de Ja e~pec1e; que el resultada de Ja uniún sex11al de do.-. inLlh·iduos
de especies dislintas, aun cuantlo sean Jas mús prúximas,
es nn produclo hibrido ú inf,~cuJHlo; y que si bien la ~elecciún
a1 lificial Jlllede ol.Jte11er alguna fecundidad, ésltl es limitada, )'
quü desde el tnomenlo en que e3Los proJuctos son ahaudomH.los
ús u 1:'!:->puntaneidad natural, vneh·en ú uno de los tipus primiliros.
Si consnllnmos al materiali¡:;nJn, acerca de Iu aparición de la
vidn et\ el mnndo, cual si él huhiese preser:.ciado todus las evoluciotws
y lransformaciones de los seres, nos dica con majesl.atl
ünponenle y con aire de salJio consumada: pnes muy SPncillo;
el hmnbl't' es una tn:msfurmución de los monos; éstu:::; son una
cvoluc.:i•'>n de olt'os scres infet·iores, y as1 poüc>i::; ir desce11diendo
lta~la llegar ú :.tquellus serc·s qne flnta11 en los corlfit1e:-; 1h•lmundo
anit11:1l) vegetal; eslos ~eres són una Ltansición tlld tlllttHlu wgelul;
rctroeelletl y llescendetl lJ('l' Jas pendicule::; du la \'ida Ytgctal
y OS l!IH:clllll:ll'ei;:; COll la cclnla elemau[u[c'¡ Ja 1/I'ÍJU¡'Il p i-
1J/Ort[io/, que flola e11lre la maleria inurgàni ·a y Iu nlal••ria organizada;
cstu célula ú iliÚuem, en la cuat t:slaba conden:-acla tod•t Ja
'Ida y cuyas e\·oJuciones han dado origen ú lodas la~ ospr!cie:;
qnc al pre~ente admit·amo:;, In stdu engendrada por la acci•'m de
las solas fuerzas c{>smicas, es decir, por la malf.!ria. Pues 1Jieu,
señore~, la c•'\.perient:ia no~ dice que todo esto es una suposición
graluila, un sueüo, un deliria, nada; la t:>Xperi.~ncia nos dice, por
boca de los ~alJio::; mús eminentes, que han l'Studiado la vida en
todas Ht:; mamfestaciones y ban perseguida los génnenes en
lodos lus 1nediu~ que pueden ocullarse, que destrnidos los gérmenes
la uaturaleza es estéril; que la Yida nu sale til: la tJJUerte,
sino de la \'ida; que la maleria priYada de toda espuntuneidall,
no J)Uecle prodndr nada; qne Jas fuet·zas físico-quilllit;as cst¡ín
condenadns ú Ulla eslerilidad absoiLtla; que la \'iua es la creación;
qnc Lodo germen \'h·iente lleva una illeu crentriz que se tlesarrollu
y so maniOesla rnediante Iu orgauizacióo; qur la aparición
de los primeros vivientes nos obliga, a pesar nueslro, ú recutTir
al poder Influi~o de un sér jnteligeute, el cua! no puedo ser material.
Pero concedamos que todos esos hr.chCJs y otros q11e pucliéramos
oponer al materialisruo eu nombre dc la expericncia, no
tengun \'alor alguna, concedúmosle al materialismo que la materia
IJa hccl10 lo que jamús se la ha vislo llacer, y que seu una
realidad tudo eso de las evoluciones y lransfonnaciones de las
especies, que In magnifica efusión de la ,·ida que hoy nos e.nc~nta
ha\'a sida producida por la acción de Jas solas fuerzas cóstmcas,
¿qué se signe de esto? la elimioación de una tnerza superior c.\ la
materia? lmposible, señores; porqae entonces podemos preguntat·
LA .A.CADE:\ll.A CA LA !i' A!\< lA -----------------
ú los materialislas, ¿quiéo ha producülo la mal.eria? A esta ¡m•gtwta
los materialistas deben cunte:-;tar qne la maleria existe por
si misma. ¿Es esto po;:¡ible, seilores'? ¿,qué significa exislir por sí
mismo'? Los geoios mas grandes de la humaniclad COll ~anlo Tomàs
de Aquino, fundaJos en los prineipittS dl:' contradieción, de
causalidad y de raz,'m suficiente, es decil', t>n los principios nH'ts
universales y absolnt.os que deben regir tuda ciencia y sin los
ena les no l1ay cieu cia po~ible; nos diceu qne IJ.Xistir por sí mismo
es la ma yor de las perf.:cciunes, y r1Ut· el ~ér q UP. exi~te pot· si
mismo delte ser twcesnno, infinita y perfectí!5imo. Cuucebic!
vusol.roR si pocleis que la materia g.Jee de Lales aLribuLoR; :'1 mi,
señot'l~~, me es absolntamente impo~ible. Pot·r¡ue ¿,cúmo pnecle
-ser HCCL'~nrio on sét· que ni siquiera LiPne ronciencia de :::n ttecesidnd?
<·,C•'lltlo pLlecle ser necesario nn sér que, ui siquiura se
rin cu!:'nta de sn existencia, sino cna11Llo, Llespnés (le mil y mil
evoluciones, llega a formar ese fPnúmen.:> eonlinge.r.te, llamadtl
cerebro l11unallu'? l'~sto es mou~trlloso, seito1·es¡ SP. nect~sita haber
penlidu el juicio parn admHir tales ahsurdo..;.
Lo rnismo que la necesidad 1 epu~n<l :1 la materia la inriui!lad.
Ln inf1nito no se concibe, sino è!hstrayenrlo ú la \·ez el limite
y el nútuero, y la materia esU1 p~netratla y c.:ircunscrita por el limite
y elruímero. ~i la tnateria fuese infinita, terulriamosel plf!llO
ai.Jsoluto, el e~paciu seria unaquinh~ ra, el vacio seria 1111 :tlJsunlo,
no habría lïmite posible; y coLUo ta forma de los l:;eres materiaJes
!'esulta tl··l limite, tetHiriamos nn sér inforn1f'; mas, como un
s~r iufonne nn ¡medi:} obrar, la u1~l':'ria no tend1'in acciGn; no podria
por consigui¿nle ni prodnr.;ir ln YHh. ni evolucion:tr, contra
Ja menle ric sus a'loradores, es d<:!c.ir, St-'J)ores, ett lugar tle e:=;e
ordetl, de esa belleza, de esa tendencia n.>~nla:la y nrtnúnica de
toílas las partes del tmh•erso?. un mi,.;tno rin; en lug-u· de e::-.a
currespondencia el~! fuerzas cle todos lns sere~ pn ra eo1ten1 !'ir al
modmiPnto ordenada de esa rn(tqlrina preeiosa llei lt1lltlCI~), qne
arguye la neeesidacl de 1111a inteligencia iuflnitn que lo lwya ordenauo
y regularlo todo, ter.emos unn pnralimcit'm inme;lsa, el
caos m<'ts iliHTible, e l desorden, la C<Jnfu:;iún, l a. IIUda. Ved si podeis
cunce!J i r tu ies JIIOnstrnosidades.
Lo mismo r1ne la necesidad y la illfinidad, repngnn a Iu matena
la perft!cciún abso l nla. i\1i conciencia sc n·sbte tt conc"'cler a
la matel'ia Lai atriuuLo: yo, señores, concib) sPres superiores ;í la
malcria; por lo tanto si yo uo soy mús qne materia Jlevo en mi
mismu la contratlicciún; ¿,puede ser perl'edo Ull súr que lleva en
!:iÍ misrno la eontradicción'?
nien, uw dicen lo::; materialistas, torlo eso e::>t(t muy bien para
vos o tro~ los que os ent rPteneis en cabih!:iidndt•s melnfískas, pe ro
para 11osotrus como si no; ya os hemos diGho que 110 admitimos
mús qnA lo que la experieucia aprueba.
Pues bien, señores, searnos complacientes, dejetnos esas cle-
LA ACADE::\IIA C.U,ASAXOIA
most raciones lllosúficas l )gícarnente deuucidas de priuc1ptos
un¡versa.les, t\'iclentes y absolutos, que son el so~lét1 de Lodas
las ci~::ncias y sin los cuales no bay ciencia posible, y por lo tan to
dernostracwnes tan rigurosas como las demoslmcione::; lllaternaticas;
descendamos de la metafísica a las humilde::; regioues
<le la experiencia, y defc:>ndamos nuestra dignidad nalural inju~tamelltt!
atacada por los materialistas en nosotros mistno::;; hagamo:,;
un seocillu y ligero anúlisis de algunas de nuestrns uperaciones,
y Yeremos cúmo quedau los apóstoles de la uspet'imentación;
estucliémonos por bre\'es momentllS y qne.la remus
plenamentc persundidos de que nosotrllS mismos llevamos la
condenaciún clel sjstema clegradante.
Es llll hecho, que sólo pnerle negar el deliraute escéplico,
qne vosotros y yo JWnsamos ú t~neutos icleas; pues bien, yu pn•gnnto
al mnlerialismo: ¿Cu·H es la causa de mi pensamienl.o? 1~1
cerebro, ml-! dice por bnca cie sus müs audac,~s cleft-•n;-;•H't•s: así
como PI eslt'lmngo segrega el jugo wistrico y el higado =--~grega la
bilis, de In misma tnane r a el cerebro segrega el pensamie11to; cle
snE>rle qne podemos asegurar, c.lice C:abanis, que clú la mtsn n.
manera que el eslómago esta destinada a lligerit· los nlim~~nto,;;
asi t<tmiHé:t el cerebro està destinado a digerir las impre~iones
de los cuerpus en los senlidos externes. Pnes, enlonces ¡,~ preguuto
al matt;rialismo con el Doctor Aogélico, si el pen-;ruuientu
110 es sino un few'•Hwno de la materia. si el pensamienlo~~ o~encial
ú la materia, ¿por qué no piensa toda la mnt~ria'? U11a cosa
no pnedt~ t·~tat• Jll'i\·a,la cle lo que esetH..:ialmente le pt!rlencce:
¿cúmo t•s que hay tanta mat.(!l'Ía prirada de peusamiento·? ~:tela 1le
esto, se 111 • dirú qniza, no pnetle snfrir eomparacióu el h(llnhre
eon los detnñs Yi\'ient~s; ¿.por qué se le t..:ompara COti In materia
inorgúnk<\'? ¿Acaso ésta Ueue la organizaciún y dispo~icióttlllllllana'?
¿no \'emos que le falta el cerebro bumanu protlndot' rl81penl-'
Ulllientn? wue:; ú qué eslablecer esta comparaciún? P:~t'' es ni
mús ni llll!'.tJos que salirse fnent de la cuesliún. Ya lo ois, seitMes,
lotlo el ttléril.o dl' nueslt'o pensamiento, según los materinlistas,
està en la orgunizaciún y clísposiciún fjLlo:tiene In rnalel'ia al for·
mur nuef.tru c:erel:ro.
Con este <3fngio, pcrmitidme qLle os dig-a eon un uut.or ~èlebre,
e¡ ne los materialtstas no llacen sino salirse de la sarlé11 par,,
caer <'11 las ascuas. Y sioo üecitlme: ¿c.·Jmo puetl1! depe11d~r l1•
rnús sublime y grande qne bar en el munclo, cuat es nuestro
pensamienlo, de un gimple accidente, cna1 es la orga11izw.:iún r
disposición que tiene la materia al fol'mar nnestro cerebru'? Pero,
pal' a que no !:!e nos acuse de tomar un efugio melafísieo eon es tu
del accidente, prosigamos adelante en el anàlh;is de nut'slro pensamtenlo.
El cerebro no es un úrgano simple, siuo c¡ne se comporte de
infinida<l de fibrus y molécula::;; pu._.s bien, señore:S, ~·o pregun-
LA ACADJll!IA C,\LASANOIA
lo de nne\ o al materialismo: ¡,rlónde se recibe mi pensam iento?
¿En cada una tle las moléculas del cerebro? pues entonces,
¿por qué no bay tan tos pensamientos a la V8Z como molèculas?
¿se dirú tal \ez que en una sola molécnla? pues yo formulo esle
senrillo dilema¡ ó se concibe esta molècula como divisible ó
como inLli\'isible; si lo primero, se retrocecle anlc la clilicultarl
sin resolvel'la; si lo segundo, en nueslra masa cerebral ltay nna
enlidad simple, es decir inmaterinl, yn qlle la matcria e~ rsencialmente
compuesta y por lo tnnlo divisibh~: el malt.riallsmo
d¡;be renegar de sn idolo.
Nada de eso, se me dira, el pensamiento sc hnlla distribuído
en toda la masa cerebral. Imposible tambièn, señores, [liiE'S enlonces
mi pensamiento debe fraccionarse en Lantas partl'S, cuantas
son las molèculas constitutivtls de In masa cen3bral, y en Iugar
de un peusamiento úoico é il1Clivisible, teucmos un pensamiento
divitlido en fracciones. ¿Podeis tlecirmu qné es In rracción
tle un pensamientn?
No 8úlo nnesLro pensamieoto; sí que lambién nneslrn s '11-
tido ínlimo da un mentís enérgico ú los adoradores de la
materia. Nada mús cierto para los apósloles de la expet'iPtH'ia
que la renovaci:m incesante cle toclo Dllestro organismo. Xada
se cnJú, u! se pierde en el laboratorio inmenso de la naturaleza;
Ja materia evoluciona: tallo cambia, seres, forlllas, movimienlos)
vida; nada puede sustraerse ú la acciún po(krosa
del liempo y de las leyes simples, ntliVP-rsales y couslanles que
rigen la matel'ia en todas sns eYl)luciones. Pu.·s bien, seilol'es,
yo digo COti franqueza que no se necesíta ser un grande obsern\dor,
ni nn eminente psicólogo, para ver eu estos mismosprincipios •
la colldenaciún de sus defensores. En ef~cto, señores, nuesteo
sentirlo interno nos asegura y pcrsnade invrnciblemenle, que
nue • tro yo per:-;evera inalterable en todas Las fasPs de la exislencia;
c1ue hoy sotnoslosmbmos qttP. hace7,'11~,21,aiios, etcètera,
etc.; que nue!':.tra personalidad no ha cambiaclo, ni se ha renovado)
que el yo r¡ue hoy se afirma en nosotros es el mismo que
rccibimos al nacer. Luego e~te yo c1ne no carnbia, ni evoluciona,
ni se Lransforma, como la materia, no es nl!ll.erinl, ni liene naciu
coJnún eon la ttlateria; luego e:-; superior à In misma tnrttC'I'iA.
No sólo el pensarniento y nuestro senlido inlimo, sí que Lnmbién
protesta l:Ontra el sistema repugnantc la i• lea adorada de
nue~ll'O siglo: la libertad. La materia, me dic;en sus adoradores,
es esdava de una necesidacl apremianle; estú sujcta ú leyes inflexibles
que dt:>terminan todos sus movimietlLO:;. <·Qtti6n no ve
en estos princípios la conclenación de sus propios defensores?
Yo, señores, obsen'o que soy libr~ en mis operaciones, que mis
actos no sulen intrinsecamente deterrninado:; •í. una cosa, que si
quiero pensar, pienso; que si quiero tliscurrir, cliscnrro; si qniero
ir ú la derecba y no ú la izqnierda, voy) y así de los dem::s
actos. Lnego yo soy libre. Creo, señores, que es inútil Psforzar
este argumento, p01·que por todas partes oigo la palabra libertad,
como la prl)testa etH!rgica contra los detractores de la dignidad
humana. La oigo en los circulos, clubs, café::-:, cenlros de vida y
cle mnerle; en la prensa, en el Ateneo; es decir, la hnmnnidad ent.
ra ell lodaS partPS )'a todas horaS tiene pendienle de SUS labiOS
la palabra mús eficaz para destruir el íuolo mater1n.
Aún huy mús, señores; yn podria presentares todas lus razones
Qtte quisierais para clestrnir ese sistema por Lodas parLes
condenado; pero me lanitaré ú una sola, me reftero al i11stinto
de felicidad que aLurmenta a toda la bumaniclall. Yo desnfio al
matel'itliisiiJO ú tiUe no encuentra un hombre que esté conforme
con lo que Liene y qne no desee nada mas. Imaginaos el hombre
rnús dPs.gruciado del mundo, sacadle de ese estado incligente y
revestidle clel poder del imperio nuí.s colosal que haya exist.ido:
al principio cr<"Níais que es feliz; pero luego en su interiOJ' sienlc
una voz lllll:> \e dice: mira si puedes subir m<.\s arl'iba, mira si
[tUedes conCfltistnr torla la Liena, que haya un solo SPñor en el
Gielo y otro P.ll \et tierr::t Tma~inaos que llega a realizar este impllsible.
¿! :reeis qne queda satisfecbo'! pues os equivoca is: yo oigo
la misn:a voz CJne le clice: No hay duda que es precio~o ~er pode·
ro::;o, pcro ¿qué liene que ver el poder con la ciencia'? Si pudieras
llega1' ú descullrir todos lo;:; secretos de la naturaleza ... entonces
... qniz;L .. ¿Qué? ilusión, tampoco entonce~ sería frliz,
seilores; en su interior sentiria la misma voz qne le dida: Bien,
111uy bit>n, magnifico es el muncto y sus leyes; preciosa y encanL.
ttlor ''s tocto esto; pero, ¿quién babr·i. hecho todas esas maravillas?
¿,De dúnde habn.í. salido todo esto? ¿Quién sPr;\ el antor de
tanta majestad y de tanta grancleza? ¿Lo oís'? pi<le el autor, que
saiga el autor, ¿<lúnde estú el autor'? i \h! señores, al lln díó con
f'l único que podía hacerle feliz . El autor, es decir, el creador de
los munllos y de nuestras almas; el Señor lle la vida y del movimienlo;
el Sér perfecLisimo y purísimo; el Sér snbsistente por
virturl pmpia; la inteligencia suprema; la beltezo., la bondatl y la
verdad substancial es el única que puede satisfacer osA s tres facultades
6 instintos que nos elevan sobre toclos los munJos visibles;
la facnltacl de lo bello, la facnltacl de lo bueno y la facllltad
de lo verdadera. El es el única que puede dar a nuesLras al mas
una felicidad inagotable, p01·que El es el t'mico Sér i1Jfinito. llien,
me di reis, pero, ¿cómo puede ser que nuestras facultades, siendo
finilas, pucdan alcanzar un objeto infinito? Esto es imposible.
No es imposible, señores; el .\ngel de las escnelas os dice
qne en realiclad las energías de nuestras al mas son impotentes
para lleg,tr à poseer un objPto tan inme o so; pero Oio:-> que as i lo
ha dispuesto, sabrú resolver muy bien esta clificnltad, \'igorizando
nueslm inteligencia y nuestra volunta<l con fuerzas cltvinas,
elevandonos à un estada sobrenatural y comnnicúndonos IH{LH~-
32R LA ACADE:UfA CALAS.\~CIA
lla Juz y aquet amor con que El se \·e y se ama <í Sí mismo, penetrii
ndouos con s us resplandores y aueg·, ndonos L n aqael piélag0
de luz y gozo infinitos qne nos comunicarú una felicidad im·atiable.
¡,Qu "reis una semejanza tomada del orde u natural? puesaunqne
imperfecta la encontraria ma::;; ponrue como <.lke eiiJoctor angélico,
Dios ha dejado impresa su vestigio, sn irnagen y su semejanza
en sus criatnras. Ved, pues, como el fuego penelt a el
hierro y lo eleva a un estado superior y le comunica nuenls propieclu!
les y enet·gias,su])Ristiendo ambos en nna sola Stlbststencia;
ved la lttz como penetra los cuerpos y prod11ce en ellos efectos
UuniJit~n tlHtravillosos; ved el éter quCj peuetrantlo tnlllhién por los
poro::; de los cuerpos obra marcwilln:o.; VE'tl el culc'Jrico, la ell:'ctncidml
y mucho mas el ftJagn~li::;mo d11 Ja palulJI"a hurnnna, que
pPtleLrando por los oiclos llega al ulrna y arranca un ¡ny! mi :-:> terinso
y (;l11Lusiasta. Es te ¡ay! se propng=l con rapiclez vertiginot:a
y cul!lUIIÏca sn fluida suLilísimo ú tuda un;;; uaciú11 ({Ut', Balien Ilo
delletargo y revi:;;tiénclose de un valor mi\!; qnu heroica, enseña
al 11Hl!Hlu ú pelear y a íeltCer. Es l~spuña l[Ue lta Jil!ralln al munflu
de un yugo afrentoso. ¿Y Dtos, que es el autor de tndus esas
maruxillas, no tenelL·¡'¡ meJios para comunkar ú sus l1ijus arruel
fluidu dh·ino, nlncho m:·ts sutil y efh.:az, de sn inteligcncia y de
su atnor infinitos, y haceruos entrar en posesión de la Iterencia
que sn Ilijo nus conquistú con su ::-angre'?
lle eoncluídu, señores: el materialisme cstú cornpletamente
clestrozrttlo; el movimiento uni\·en;al c.le los seres, el orden y Iu
belleza •ld mundo, la vida, la necesidad, la ill!inidad, la suma
perfel:ch)n; nuestro pensamienlo, nuestro senti<lo intimo, nuesLra
lihertad y el instin lo de felicid::td que nos deYora, torlo pesa
sobre él con peso insoportable, y eae con fuerza tal qn e lo reduce
à la nada.
Ot>mus grncias al Doctor angélico por lwbernos prestada arma::;
tnn pot.l.erosas para sembrar la ruioa en el ca111po materinli~
ta; ~igumus sus huellas y elevandonos sobre Ja materia, sigamos
l•·s tliclr'ltnenes de la razún; y cu:mdo los 1lPtra.ctores de
nues I ra cligniLlacl nos insultell 1 diciéodonos qtte no somos mús
que mnteria, digamosles con S. Tomús {{U e el maler'iatisrno es nn
sislf'lll<l contradir.torío; crue un sencillo auúlisis da ulgunas de
IlllUSll'd~ Operaciones DOS persllacle ÏITeSistiblementt~ ue · qne bay
en no::;utt·os algo superior a la materia.
HE DlCIIO.
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